Tarifa
La playa paradisíaca de Cádiz que tiene aguas cristalinas, piscinas naturales y a la que llegas por una escalera
Un rincón salvaje y espectacular entre Zahara de los Atunes y Tarifa, ideal para los que no temen a las cuestas
Las escaleras infinitas que llevan al paraíso existen y están en Cádiz: ¿Dónde se encuentran?
Vigilancia extrema en la playa de Santa María del Mar de Cádiz por corrientes marinas muy fuertes

Hay lugares que, para disfrutarlos de verdad, exigen un pequeño esfuerzo previo. La llamada Playa del Búnker, situada entre la de los Alemanes y Atlanterra, en el término municipal de Tarifa, es uno de esos tesoros gaditanos que no se dejan conquistar sin algo de ejercicio... pero vaya si merece la pena.
¿Qué tiene de especial esta cala? Para empezar, el acceso no es por una paila (pasarela de madera) ni por un aparcamiento asfaltado. A la Playa del Búnker se llega bajando (y, ojo, luego subiendo) una escalinata que serpentea por el monte entre buganvillas, pinos y vistas que quitan el hipo. Cada peldaño es una promesa de paraíso. Y cuando llegas abajo, lo sabes: aguas cristalinas, arena dorada, piscinas naturales entre las rocas y un entorno casi virgen.
El búnker
El apodo de esta playa no es casual. Uno de sus elementos más singulares es precisamente el búnker que le da nombre: un vestigio militar de hormigón armado que parece plantado en medio del paraíso. Se construyó en los años 40 como parte del plan de defensa costera franquista ante un posible desembarco aliado durante la Segunda Guerra Mundial.
Nunca se usó, pero hoy forma parte del paisaje como un mirador con historia y algo de misterio.
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Bucear y mucho más
El encanto de esta playa no está solo en su aspecto cinematográfico o en la foto viral que puedes sacar desde lo alto de la escalera. Aquí se viene a disfrutar del mar con calma: es ideal para hacer snorkel, gracias a sus fondos rocosos y la transparencia del agua. Los días de levante en calma, es como bucear en una pecera. Sin multitudes, sin chiringuitos ni sombrillas en fila india.
Eso sí, quien baja, sube. Y la subida no es apta para flojos ni para quienes hayan comido una buena fritura en Zahara sin medida... pero cada gota de sudor merece la pena.
Esta playa no está señalizada ni suele aparecer en las guías más convencionales, lo que la convierte en una joya para exploradores playeros. Perfecta para quienes buscan desconectar, para los que huyen del bullicio o simplemente para quienes saben que los mejores momentos del verano a veces requieren un poquito de aventura.
Y si después de darte un baño en esta cala escondida quieres seguir explorando, Atlanterra, la playa de los Alemanes o la cercana Punta Camarinal te esperan.