¿Padeces el síndrome del Trabajador Quemado? Puedes solicitar una pensión de incapacidad permanente de hasta 3.059 euros mensuales

Consulta aquí las principales diferencias con el estrés y aprende a diferenciarlos

Así son los verdaderos síntomas del «síndrome del trabajador quemado»

Los profesores son uno de los colectivos que más padecen el síndrome del trabajador quemado L.V.

La Voz de Cádiz

El estrés laboral es una de las enfermedades que más incapacidad temporal (baja laboral) causa cada año, algo que puede derivar en el síndrome del Trabajador Quemado o Burnout. Este agotamiento profesional ocurre cuando un individuo tiene una relación anormal con su trabajo que puede ser provocado por una carga excesiva de tareas o de responsabilidades. Entre las manifestaciones que se reflejan en la persona está el agotamiento físico y mental que llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador que en la mayoría de los casos siente una gran soledad e impotencia para cambiar esta situación lo cual tiene graves consecuencias para su salud.

En la persona se produce un deterioro cognitivo, que consiste en la aparición de la frustración y el desencanto profesional, en una crisis de la capacidad percibida por el desempeño de la actividad profesional y en una crisis existencial. El deterioro afectivo se caracteriza por el desgaste emocional y en algunos casos se acompaña por sentimientos de culpa. El deterioro actitudinal cursa con actitudes de cinismo, indolencia e indiferencia con los clientes y con la propia organización. Estas consecuencias, el trabajador puede vivirlas «agrediéndose a sí mismo» (culpa) por tratar así a los usuarios, compañeros, etc., o bien puede justificar esas actitudes negativas e ir sosteniéndose en esa situación sin generar un daño mayor a su salud, pero deteriorando la calidad de servicio notablemente.

La Organización Mundial de la Salud lo califica como un síndrome que se produce cuando el trabajador que llega a esta situación de agotamiento a causa de un estrés crónico, que no ha sabido o podido gestionar con éxito. Se caracteriza por un estado de cansancio extremo, sentimientos negativos respecto al trabajo y un rendimiento profesional menor.

Cuando el estrés se hace crónico puede derivar en el síndrome del trabajador quemado, un padecimiento que está incluido desde el pasado año en el capítulo dedicado a los problemas asociados con el empleo o con el desempleo que hacen expresamente referencia a fenómenos relacionados con el entorno profesional. Es por ello que el trabajador puede llegar a tener derecho a una pensión de incapacidad permanente de la Seguridad Social.

 

Incapacidad

A partir de los seis meses desde que se tiene conciencia de la enfermedad, y si no se prevé una rápida recuperación, un tribunal médico puede otorgarse la incapacidad permanente con una minusvalía que parte del 33%. En función de las secuelas de ese síndrome, el trabajador podrá cobrar una incapacidad en alguna de sus modalidades: parcial, total, absoluta o gran invalidez. Si ha cotizado los años suficientes necesarios por las bases de cotización más altas se podrían llegar a alcanzar el derecho a cobrar la cuantía máxima de pensión contributiva, es decir, 3.059 euros mensuales.

Los Presupuestos Generales del Estado 2023 recogen unas cuantías mínimas y una máxima, en función de la modalidad.

Medidas preventivas ante el burnout

Los colectivos que más lo sufren el Síndrome del Trabajador Quemado son médicos, profesionales de la salud, profesores, agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado...

Desde la aparición del concepto, se han intentado desarrollar estrategias para eliminar o reducir los riesgos que dan lugar a su aparición, así como para mejorar la calidad de vida laboral y prevenir el estrés en el trabajo, explica el licenciado en Psicología Manuel Fidalgo Vega. Paradójicamente, se suele poner el acento en la intervención individual, cuando se sabe que las causas residen en el entorno de trabajo.

Los gestores de recursos humanos han de colaborar para prevenir este riesgo, así como los servicios de prevención, que deben conocer el proceso de este fenómeno y las estrategias de prevención e intervención.

Las medidas para prevenir el burnout se pueden encuadrar en tres niveles distintos de actuación. Es una clasificación orientativa, tomando como punto de referencia dónde se deben centrar las actuaciones. En un caso implementando acciones de corte fundamentalmente «organizativas», en otro fomentando o regulando las «interacciones» que se producen en la empresa entre los individuos, y finalmente se categorizan aquellas acciones que están focalizadas en el trabajador, las «individuales». No obstante, todas las acciones preventivas que se exponen deben ser implementadas desde y por la organización.

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