Cádiz

«Mi objetivo final es quedarme aquí en España para hacer mi vida»

Dahamouh, de El Yayaoui y de Zhor, tres jóvenes extutelados relatan cómo llegaron a España, las dificultades que se encontraron y el trabajo que han conseguido gracias al convenio de colaboración de diferentes asociaciones con Horeca

Uno de los chicos en su actual puesto de trabajo La Voz

Pablo van Vroenhoven

Chiclana

¿Es posible luchar contra la suerte? Esa suerte que se dice de nacer donde hemos nacido, porque… ¿qué sería de nosotros si en vez de nacer en Cádiz, en Andalucía o en España hubiéramos nacido en el otro lado de la moneda, en la cara oscura, en el tercer mundo? Seguro que lucharíamos por nuestros sueños, por nuestros objetivos. Mario Benedetti, escritor y poeta, dijo una vez «no te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo». La historia de Dahamouh, de El Yayaoui y de Zhor se identifican en esta frase.

El primero, Younes Dahamouh, decidió con 17 años que era el momento de luchar por él y por su familia y se embarcó en ese viaje que tantas personas hacen por el estrecho de Gibraltar. En Marruecos no iba a tener las mismas oportunidades que en España y decidió ir a por sus sueños, y así se lanzó al agua. Rescataron su patera en medio del mar para luego ser enviado a un centro tutelado de menores en El Bosque. «Al fin y al cabo no queda otra, si quieres mejor tu situación tienes que venir», comenta.

Zhor también vino por mar desde Marruecos, siendo curiosamente la única chica de la patera. «Vine para buscarme la vida. Donde estaba yo no vivía bien y quería un cambio en mi vida», afirma. Younes El Yayaoui estuvo en un centro de menores de Melilla y posteriormente llegó a parar a Chiclana. A los tres les une ser menores, de Marruecos, haber estado en un centro tutelado y, lo más importante, dejar atrás los 'escombros' y 'destapar el cielo' que vemos identificado en sus sueños. Un objetivo que han logrado en parte gracias a la Asociación de Familias Solidarias para el Desarrollo de Chiclana.

Ser inmigrante no es sinónimo de ser un delincuente, y estos chicos son una prueba de que con esfuerzo pueden lograr grandes cosas. «Yo prefiero trabajar que robar. Gente mala y que roba hay en todas las partes del mundo. Por ser marroquís no tenemos que ser ladrones», admite Dahamouh, quién tras llegar a España comenzó a estudiar formación básica profesional de electricidad, pero no lo terminó ya que necesitaba dinero. «Tenía muchos gastos. Tenía que pagar la casa y dejé de estudiar porque prefería trabajar para poder pagar». El Yayaoui, por su parte, hizo un curso de jardinería y posteriormente tiene pensado sacarse el carné de conducir. Y Zhor se ha sacado la secundaria para luego poder perseguir su sueño de ser auxiliar de enfermería.

Ahora, gracias al convenio que firmaron entre Horeca y varias asociaciones de la provincia para la contratación de jóvenes ex tutelados en el sector de la hostelería, estos tres chicos y varios compañeros suyos se encuentran trabajando y ganándose cada día el pan a base de esfuerzo.

Dahamouh Trabaja en una pizzería haciendo masas y vendiendo el producto a los clientes. Aunque no tenga cursos de hostelería admite aprender mediante la práctica, ya que lleva en el sector de la hostelería desde bien joven, cuando aún estaba en el país vecino. «A mí me gusta porque me siento bien y cómodo». El Yayaoui es encargado de una partida de frio en un chiringuito. «A mí me gustan mucho las labores de oficina y esta oportunidad es muy buena». Zhor trabaja en la cocina de un restaurante marroquí en La Barrosa y admite estar «súper contenta y agradecida porque gracias a esto ahora puedo pagarme mi casa y llevar una vida normal». Pero no solo se queda ahí, Zhor compagina el trabajo con sus estudios para cumplir el sueño de ser auxiliar de enfermería.

Con el dinero que ganan pueden tener una vida digna en España, pero este dinero además les sirve para ahorrar y mandarle un pellizquito a sus familiares en Marruecos. Parece increíble que un chico de la edad de El Yayaoui sea capaz de ser tan consciente de la realidad. «Una parte del dinero la uso para mis gastos de vivir aquí, otro poco lo ahorro y otro tanto se lo envío a mi familia».

El futuro que les espera parece alentador, puesto que saben perfectamente lo que quieren. «Espero terminar mis estudios para conseguir un trabajo mejor y la verdad es que mi objetivo final es quedarme aquí en España y para hacer mi vida», dice Zhor, quién no tiene sueños sencillos, pero quien afirma que «lo más difícil ya lo he pasado, venir en una patera». «Quiero ser jefe de cocina, pero tengo que trabajar duro para lograrlo», explica El Yayaoui.

Estas historias no son únicas, hay cientos de ellas parecidas y que demuestran la gran lucha que tienen estos jóvenes que solo quieren trabajar para vivir dignamente y poder enviar dinero a sus familiares para mejorar su situación.

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