El pasado sigue emergiendo —literalmente— en la costa gaditana. Esta vez, de la mano de Alejandro Cristino Medina, un joven de 15 años que ha protagonizado una pequeña gran aventura arqueológica.
Mientras pasaba el día en el entorno natural del Río San Pedro, algo le llamó la atención en el fondo. Al sacarlo a la superficie, la sorpresa fue mayúscula: se trataba de una ánfora antigua, que ya ha sido entregada a las autoridades para su análisis.
La historia ha sido compartida en el perfil de Facebook 'Río San Pedro, un lugar maravilloso para todos', donde se ha felicitado al joven por su gesto responsable y su afán por preservar el patrimonio.
Ánforas y comercio
Aunque todavía se desconoce la datación exacta de la pieza, no es raro encontrar este tipo de vestigios en el litoral gaditano, un territorio intensamente habitado desde la Antigüedad. En sus aguas y arenales han aparecido innumerables ánforas romanas, muchas de ellas utilizadas para transportar productos clave del comercio mediterráneo: aceite, vino y, sobre todo, el codiciado garum, la salsa fermentada de pescado que fue el «oro líquido» de la Bética romana.
La Bahía de Cádiz era un punto estratégico del imperio: aquí se asentaron fenicios, romanos, visigodos y musulmanes, atraídos por su ubicación privilegiada, su riqueza marina y su vocación portuaria. Las factorías de salazones que producían garum a gran escala se distribuían por toda la costa, y miles de ánforas como la que ha encontrado Alejandro salían de esta zona hacia Roma, el norte de África o la Galia.
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