romería del Rocío 2024

Jeroen y Ronald, dos rocieros de Róterdam

Estos dos particulares romeros acompañan desde hace años a la hermandad de Chiclana en su peregrinación hasta El Rocío

En directo: Cádiz, al encuentro con la Virgen del Rocío

Las primeras hermandades gaditanas ya están en Doñana

Fotos: así ha sido el primer día de embarque de romeros de Cádiz en Bajo de Guía en Sanlúcar

Ronald, a la izquierda, y Jeroen, en Bajo de Guía junto a la Hermandad de Chiclana. L. V.
Álvaro Mogollo

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«Qué bonito es esto, ¿no?», dice un espigado romero al ojear un folleto en el que aparecen diferentes sevillanas que se suelen cantar en El Rocío. Su acento, que no su español, le delata. Su nombre es Jeroen y no es un rociero cualquiera, aunque es uno más en el embarque en Bajo de Guía.

Tras fotografiar el monumento que homenajea a los romeros en la desembocadura del Guadalquivir, explica que es holandés y que vive en Róterdam, al igual que Ronald, su acompañante en el camino. Quién dijo miedo.

Este es el octavo año acompañando al simpecado chiclanero para Jeroen, la mitad en el caso de Ronald, una tradición que comenzó en el 2001 y que le ha cautivado profundamente: «No es fácil de expresar. La gente es muy amable y la experiencia es muy bonita. Es una fiesta que no se puede explicar en Holanda».

Oficial del servicio de bomberos el primero y funcionario de la administración el segundo, ambos en el famoso puerto de Róterdam, trasladan su gratitud por el buen trato que reciben en el camino: «Es como tener otra familia en el sur de España».

En tierras neerlandesas, el clima en esta época del año sigue siendo fresco en comparación con el que se registra en la provincia de Cádiz, por lo que hay que aprovechar el viaje y disfrutar del calendario de primavera: «He ido antes a la Feria de Jerez un par de diítas», dice Jeroen.

«¡Otro año aquí!», les expresa con alegría un romero de Chiclana al verlos mientras se aproximan para embarcar en la barcaza que les llevará hasta el Coto de Doñana. Muchos son los que les preguntan qué hacen dos ciudadanos de Países Bajos en las arenas: «Lo mismo que vosotros. Cantar, bailar y tomar algo».

La fe, que igual no mueve montañas pero sí los más de 2.200 kilómetros que separan la ciudad portuaria respecto a Almonte, no es una cuestión imprescindible para ellos: «Yo muy religioso no soy, pero tengo todo el respeto a la Virgen del Rocío», afirma Jeroen mientras tuerce el gesto dando a entender que el sentimiento que les invade es muy grande.

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