Literatura

'La Mano Negra' entre la leyenda y las conspiraciones del poder en Jerez

El escritor Daniel Corpas, junto al Grupo Planeta, presenta una novela sobre los crímenes ocurridos en la campiña jerezana en 1882, donde fueron acusados un grupúsculo de anarquistas tras una investigación plagada de irregularidades, pruebas falsas y tortura

Daniel Corpas presenta la novela 'La Mano Negra' en Jerez Francis Jiménez
Jesús Mejías

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Jerez, año 1882. Hace un año que no llueve. La tierra se resquebraja. Los campos están tan secos que una sola chispa podría convertirlos en ceniza. La tensión es asfixiante: miles de jornaleros sobreviven a duras penas, trabajando de sol a sol por un salario miserable para un puñado de terratenientes. El juez Rodrigo Quirós es enviado desde Madrid para resolver una serie de crímenes brutales ocurridos en la campiña jerezana. Una joven burguesa aspirante a periodista, Juana, también anda husmeando en esas extrañas muertos. Sin embargo, es el capitán de la Guardia Civil, José Oliver, el primero en hallar culpables: tras una investigación plagada de irregularidades, pruebas falsas y tortura, señala a 'La Mano Negra', un siniestro grupúsculo anarquista que, en teoría, busca sembrar el caos proclamando «muerte a los ricos».

El guionista, escritor y dramaturgo, Daniel Corpas Hansen, escribe sobre este oscuro episodio de la historia de la provincia de Cádiz. Licenciado en Comunicación Audiovisual, y diplomado en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños en Cuba, lleva más de dos décadas firmando series de éxito como 'El Ministerio del Tiempo', 'Malaka', 'Mano de hierro' y 'Cuando nadie nos ve'. Ahora, presenta esta novela en la que narra este episodio de finales del Siglo XIX en la que da respuesta a dos preguntas: ¿Quién sembró en terror en el campo andaluz? y, ¿por qué?.

La novela 'La Mano Negra' saldrá a la luz el próximo 21 de mayo junto a la obra de Alejandro Núñez Alonso 'El lazo de púrpura'. Se trata de las dos primeras publicaciones de Istoría, el nuevo sello editorial de novela histórica del Grupo Planeta.

Daniel Corpas recorre esta semana las calles de Jerez para mostrar algunos de los enclaves de la novela. En el Palacio del Virrey Laserna conversa con LA VOZ DE CÁDIZ sobre 'La Mano Negra'.

- ¿Cómo decide sumergirse en el episodio de 'La Mano Negra'?

- Porque lo descubrí un poco por casualidad, me estaba documentando para otra historia que ya nunca será, o por lo menos no a corto plazo, porque esta fue la que se me cruzó. Tiene todos los ingredientes que a mí, a priori, me pueden llamar la atención. Una injusticia gigantesca, tensión social, una maniobra estatal para evitar un movimiento social que podía ir en contra del statu quo.

Pues eso, tenía al final todos los elementos que a mí me motivan a la hora de acometer una narración.

- Se le conoce como guionista de televisión, ¿Por qué se ha decantado por el formato de novela?

- Efectivamente he sido guionista durante 25 años, lo sigo siendo, no es una cosa que abra una puerta y vaya a cerrar otra. Me gustaría simultanearlo, pero sí es verdad que como guionista hay algún momento en el que ya necesitas, por decirlo lisa y llanamente, que sea tu nombre el que va en la portada y no el de cualquier otro. Y yo había llegado a ese punto en mi carrera.

Tenía dos opciones, o pasarme a la dirección o intentar empezar a dirigir, cosa que nunca me ha llamado la atención. Yo soy un escritor puro en el sentido de que a mí lo que me gusta es estar en mi casa escribiendo. La otra alternativa que me quedaba era iniciar esta andadura, que llevaba mucho tiempo dándole vueltas, a acometer la primera novela.

Es verdad que esta historia yo la llevo persiguiendo durante diez o doce años. Pero por ejemplo, es una historia que a priori es muy difícil llevar al audiovisual, porque al ser una historia de época el presupuesto se dispara. Sin embargo, el papel te lo aguanta todo.

Daniel Corpas recorre con los periodistas alguno de los enclaves principales de la obra FRANCIS Jiménez

- Nara en la novela unos hechos que acontecieron hace prácticamente 150 años. ¿Cómo ha sido el trabajo de campo y el proceso de documentación?

- Ha sido, por un lado, arduo, extenso, duro, pero por otro, apasionante. La documentación, claro, en una novela histórica es absolutamente esencial porque te das cuenta de que ni siquiera puedes empezar a visualizar lo que quieres escribir si no sabes cómo van vestidos, si no sabes si la calle está asfaltada o no, qué vehículos de locomoción había, qué comían, qué se comía, cómo era, si este edificio ya estaba allí o no.

Entonces entras en una dinámica en la que te vuelves cada vez más exigente contigo mismo, pero claro, te estás documentando. Yo vine a Jerez, esta es la cuarta vez que yo vengo a Jerez este año, pero también he ido a Arcos de la Frontera, estuve por San José del Valle, anduve por Alcalá de los Gazules, Sanlúcar, todo, todo.

Ya de pronto necesitas verlo todo. Y lo he hablado con algunos amigos escritores también, y cuando te metes en un proceso de documentación tan importante llega un momento que te quedarías a vivir ahí. Es como que ya no te importa, ya no te quieres salir, estás tan cómodo aprendiendo, absorbiendo conocimientos sobre una época y un contexto concreto que de cierto modo a veces pierdes de vista que el objetivo era escribir una obra de ficción, en este caso una novela. Entonces tienes que hacer el recorrido un poco inverso y alejarte o forzarte incluso a decir hasta aquí. Antes de entrar en parálisis, tengo que dejarlo ya. No puedo seguir leyendo todo lo que hay sobre este tema o sobre esta época histórica.

Paras ahí y con eso ya tiras porque también está el riesgo de querer contar todo lo que sabes, como a ti te fascina, lo vas a querer contar. En un momento dado, el exceso de información podría lastrar la trama, con lo cual el perjudicado finalmente es el lector, que es justo a quien no tienes que perjudicar, sino todo lo contrario. Ponérselo fácil y sí, obviamente, generar una ambientación y dar esas pinceladas que verdaderamente lo sumerjan en la época en la que tú quieres que se sumerja, pero al mismo tiempo la trama debe avanzar, los personajes deben trazar sus arcos y la lectura tiene que ser amena, divertida y estimulante.

- ¿Cuáles son los archivos que ha consultado para documentarse y narrar la historia?

- Como era un proceso que no interesaba someter especialmente al ojo público, probablemente fueran archivos olvidados o que se extraviaron, porque yo creo que se debió destruir muchísimo material, ya no solo deliberadamente, en cuanto a archivos, registros, sino que también luego en los cambios de unos juzgados a otros, incendios, etc.

Yo, material per se, estuve indagando en el archivo de Jerez, pero no he encontrado este material. Entonces, sobre todo, me documenté en los ensayos que hay al respecto, que no son muchos, pero precisamente como había tantos agujeros en la versión oficial, pues ahí te daba pie a ficcionar.

- ¿Cuál es el peso entre la ficción y la realidad?

- Hay una nota al final del libro donde explico todo esto. Yo creo que cada novela histórica tiene que encontrar ese equilibrio y cada novela histórica tiene un equilibrio en ese sentido. No te puedo dar un porcentaje, pero sí al final estás tomando decisiones todo el tiempo a ese respecto, porque estás en unos hechos históricos que ocurrieron, aparte de las licencias.

Yo había bautizado una plaza como la Plaza del Comendador, que no existe en Jerez, pero al final llamarla Plaza del Arroyo, que es donde ocurre, ya se me hacía demasiado raro y me generaba a mí una relación muy extraña con el material, porque ya no me lo creía. Al final esto se va a seguir llamando Plaza del Comendador y lo aclararé en la nota final. Eso es un detalle tonto, pero al final se aplica a todo lo que haces, porque tú estás incrustando, integrando, mejor dicho, o tratando de integrar una serie de personajes ficticios que te has inventado tú en un contexto de personajes reales que también retocas y matizas y con fines dramáticos, pero que sí existieron, tuvieron nombre propio y una personalidad y una familia.

- ¿Cuáles son las virtudes que le ofrecen a usted como escritor la ficción para atacar esos sucesos tan poco claros?

- Fabular a partir de una versión oficial que ya pocos años después, o ya in situ, o ya en el mismo momento generaba muchas dudas. Hay un ejemplo muy claro y lo vas a ver cuándo leas el libro. Se juzgó el crimen de El Blanco de Benaocaz, que se suponía que lo habían matado estas diecisiete personas de La Mano Negra en diciembre del 1882, y el juicio fue en junio de 1883. Este hombre llevaba muerto, teóricamente porque habían encontrado un cadáver, desde 1882. Sin embargo, los padres aportaron una carta que había llegado desde Barcelona, donde este hombre hablaba a veces de ir a buscar trabajo, a emigrar, fechada en febrero del 1883.

Eso te da pie a inventar muchas cosas, porque es decir, pero este tío entonces... Y nadie le prestó atención a esa vía, por ejemplo, en el juicio ni se mencionó. Con lo cual, dice uno, oye, ¿y qué pasa si este tío de verdad está vivo? Puedes imaginar lo que quieras siempre que luego vuelvas al cauce.

- ¿Qué idea le queda de La Mano Negra?

- Pues que hacía falta acabar con ciertos movimientos que estaban cogiendo fuerza y que amenazaban, sobre todo, me parece muy importante esto, al producto estrella de la maltrecha, muy maltrecha economía, después de una centuria nefasta y un siglo horroroso como fue el siglo XIX de lento declive en España. El sherry, el vino de Jerez, era un producto no sólo importante a nivel local, sino que era la mercancía española que más se exportaba.

Tú coges un producto tan importante en un país con muchos problemas económicos, una nobleza que vivía con unos privilegios y una masa campesina que empezaba a organizarse y unos jornaleros que empezaban a plantear reivindicaciones relacionadas con la jornada de ocho horas o con el derecho de huelga. De pronto empiezan a aparecer una serie de muertos y se le achacan una sociedad secreta, misteriosa que se reúne por las noches.

Esto es un relato de cómo pudo haber ocurrido y sobre todo por qué. Yo creo que aquí la clave es el por qué y esa es la historia que, y yo la respondo a mi manera, por supuesto y es lo que invito a descubrir en la lectura.

- ¿Hubo una mano negra detrás de La Mano Negra?

- ¿La mano es negra o blanca? Ese es el kit de la cuestión. ¿Fue una mano negra o fue una mano blanca? Para mí está claro.

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