PESCA

La primera levantá del oro rojo: el inicio de la temporada del atún de almadraba, una técnica milenaria

Petaca Chico, empresa referente en el sector del Atún Rojo Salvaje, ha realizado su primera levantá

En total, se han capturado cerca de 80 atunes. La pieza más pesada ha alcanzado los 390 kilos

La primera levantá de atunes, en imágenes

Levantá llevada a cabo por Petaca Chico francis jiménez
Pepe Ortega

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El sol brilla en las aguas de Barbate. El poniente largo de los últimos días ha dejado tras su marcha un poco de mar de fondo; pero no es ningún problema. A primera hora de la mañana, los barcos zarpan del muelle y avanzan mar adentro. Dejan atrás el puerto y atisban, a un lado, el faro de Trafalgar; a otro, el Estrecho de Gibraltar; y, enfrente, la silueta de los acantilados marroquíes rompe el horizonte. El enclave es inigualable y la calma de las aguas, solo rota por el motor del barco, pronto se convertirá en caos. Las boyas que dejan a su derecha —una de las raberas—, nada más salir de la boca del puerto, anuncian que la temporada está cerca, que muy pronto volverán a poner en práctica una técnica milenaria que ha pasado de civilización a civilización hasta nuestros días: la pesca de atún de almadraba. 

Está todo preparado para llevar a cabo la primera levantá del año. Varios botes de madera, ayudados por la marea vaciante, guían a los atunes con las redes al final del laberinto en el que quedaron atrapados en su travesía desde el Océano Atlántico hacia el Mar Mediterráneo para desovar. Solo el 4% de todos los que tienen intención de cruzar el Estrecho cae en la trampa. Las embarcaciones están preparadas y ya rodean el copo. Los rayos atraviesan el mar barbateño y delatan a las fieras que permanecen en el cuadrado que han formado los almadraberos. El tamaño impacta. Los atunes fluyen plácidamente en el agua pero, poco a poco, la calma empieza a torcerse.

Los almadraberos, que están repartidos entre las diferentes embarcaciones que rodean al copo, levantan lentamente la red que se encuentra debajo de los atunes para obligarles a que suban. Los 30 metros de profundidad en el que se encontraban se reducen considerablemente. Y las aletas dorsales se asoman a la superficie cada vez con más frecuencia. Todo está listo. Un equipo de cinco buzos entra en acción: tres de ellos llevan en su espalda una botella de oxígeno; dos de ellos, sin ella y con una lupara, una especie de arpón formado por un cilindro con un muelle y una aguja percutora con un cartucho de caza mayor.

La almadraba, como todo en la vida, ha evolucionado. La influencia nipona hizo ver que la calidad de la carne del atún mejoraba considerablemente si, en lugar de capturarlo por asfixia al sacarlo del copo o en las embarcaciones, lo que le provocaba mucho estrés, se le daba un disparo certero en el cerebro. Desde 2010 aproximadamente, los buzos realizan el «sacrificio individual» y, de este modo, el túnido muere de forma instantánea. «¿Podemos empezar?», pregunta uno de los buzos que carga la lupara. Tras recibir luz verde, comienza el espectáculo.

Primera levantá del 2025 francis jiménez

Los atunes nadan por el copo a toda velocidad. El buzo se sumerge, la lupara se inclina verticalmente y la acciona. En pocos segundos, el agua se tiñe de color rojo y el mar comienza a agitarse. Parece que hierva. Del coliseo de agua salada sale la primera pieza de la levantá: 260 kg. Empieza bien la temporada. Petaca Chico, empresa gaditana puntera en el sector pesquero con más de 30 años de experiencia, exportará atunes como el que acaba de capturar a más de 25 países. La mayoría de ellos, el 70%, se destinará al mercado europeo; el resto, mayoritariamente, al japonés. Las exportaciones han dado un vuelco en los últimos años. «Ahora, se destina mucho al mercado nacional y al mercado europeo; hace unos 10 años era todo lo contrario, se exportaba mucho a Japón», expresa Alberto Sánchez, director de Marketing y Comunicación de Petaca Chico.

Entre tres almadraberos y un buzo amarran las capturas para poder subirlo a la embarcación con la grúa. «¡254 kilos!¡260 kilos!...», grita el personal de la administración de la almadraba, encargados de registrar el peso de todas las piezas, supervisados por un inspector de pesca. El personal de la Inspección de Pesca Marítima se encuentra actualmente en plena huelga en reivindicación de una mejora de sus condiciones laborales y afecta directamente al desarrollo de la pesca en la almadraba, ya que sin su regulación y supervisión no se puede llevar a cabo la captura de atunes. Debido a la falta de acuerdo entre el colectivo y el Gobierno, para realizar la primera levantá, se establecieron servicios mínimos.

En total, en la primera levantá se capturaron casi 80 atunes, con un peso de media de 250 kilos cada uno; el más pesado, 390 kilos, que fueron a parar, como es tradición, al Timón de Roche. Una vez pesados, otro grupo de pescadores los evisceró, los limpió e introdujo en una bodega de la embarcación repleta de hielo y agua. Este año, las cuatro almadrabas gaditanas podrán capturar 1.643 toneladas de atún rojo salvaje, la misma cantidad que en 2024; por su parte, la cuota de pesca de la almadraba barbateña es de 454,124 toneladas. De esta manera, se pretende contribuir a la conservación de una especie que, aunque ha recuperado su población de manera significativa, estuvo al borde de la extinción a principios de siglo debido a la sobrepesca. Por otra parte, la pesca de almadraba es una técnica sostenible con el medioambiente. En sus laberintos, solo quedan atrapados los atunes que «han alcanzado su madurez sexual y capacidad de reproducción». El resto, debido a su menor tamaño, puede escapar entre las mallas de las redes.

Las expectativas de la temporada, que transcurre desde finales de abril a principios de junio, son «altísimas». «Las previsiones son muy buenas. Nosotros desde Petaca Chico llevamos ya muchos años con la pesca de la almadraba y, bueno, tenemos un mercado bastante importante. Han sido muchos años de crear el mercado, de promocionar el producto y la verdad que las previsiones son altísimas«, confiesa Alberto Sánchez, quien asegura que, además de sustituir la asfixia por el disparo con lupara, al método de pesca milenario, impulsado por los fenicios, le han sumado una nueva técnica de conservación. «Hemos incorporado la tecnología de la ultraconservación a menos 60 grados, que nos permite tener atún con las mismas características que si estuviera fresco durante todo el año. Entonces, eso nos ha permitido desestacionalizar el producto y tener un producto con la misma calidad que teníamos hace unos años en el mes de mayo, pero durante todo el año«, explica el responsable de Petaca Chico.

La mañana llega a su fin. Los almadraberos colocan con cuidado la tapa de la bodega, que regresa al puerto convertida en un tesoro. Dentro se encuentra el oro rojo, santo y seña de Barbate, patrimonio de su pueblo.

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