MEDIO AMBIENTE
Embalses al límite en la Sierra de Cádiz pese al octubre más lluvioso desde 1961
Mientras algunos rozan el lleno, otros se encuentran en niveles críticos
Cádiz alcanza el 51,36% de su capacidad de agua embalsada tras un otoño de lluvias irregulares
Aspecto que presenta el pantano de Guiadalcacín
La provincia de Cádiz presenta actualmente un nivel medio de llenado de sus embalses del 51,36%, según los últimos datos oficiales disponibles al 23 de julio de 2025, facilitados por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural. Este porcentaje refleja una situación hídrica relativamente estable en el conjunto provincial, aunque con notables diferencias entre las distintas cuencas que hacen necesaria una gestión adaptada y rigurosa del recurso en los próximos meses.
La pluviometría acumulada en el año hidrológico varía considerablemente en función del embalse y su ubicación. Esta diversidad, característica del territorio gaditano, condiciona la evolución de los niveles de agua embalsada y la capacidad de recuperación tras periodos secos. El volumen total almacenado ronda los 931,67 hectómetros cúbicos (Hm³) de una capacidad máxima de 1.813,91 Hm³, lo que indica que apenas supera la mitad de la capacidad total disponible.
Arcos y Guadarranque, entre los más llenos
Entre los embalses con mejores niveles destacan Arcos de la Frontera y Guadarranque. El primero registra un nivel de ocupación del 92,33%, con 13,48 Hm³ almacenados sobre una capacidad total de 14,60 Hm³. Su pluviometría acumulada desde el inicio del año hidrológico se sitúa en 733,30 milímetros, una cifra que da cuenta de la importancia que tienen las lluvias en la recarga de estos recursos.
Por su parte, el embalse de Guadarranque presenta un porcentaje de llenado del 84,43%, con 70,20 Hm³ almacenados y una pluviometría de 994,90 mm. Este nivel aporta estabilidad a la zona que abastece, fundamental para sectores como la agricultura y el abastecimiento urbano.
Zahara, el más castigado por la sequía
Sin embargo, no todos los embalses presentan cifras tan alentadoras. El embalse de Zahara–El Gastor, uno de los más grandes con una capacidad de 222,70 Hm³, registra un preocupante nivel de llenado del 27,42%, con apenas 61,06 Hm³ disponibles. La pluviometría acumulada alcanza los 748 mm, lo que no ha sido suficiente para paliar la sequía prolongada que afecta a esta área. Esta situación evidencia la vulnerabilidad de ciertos territorios ante episodios de escasez hídrica y la importancia de una gestión eficiente para evitar impactos en la agricultura y el medio ambiente.
Bornos y Los Hurones ofrecen margen de estabilidad
El embalse de Bornos, con una capacidad de 200,20 Hm³, se encuentra al 68,36% de su capacidad, con 136,86 Hm³ de agua almacenada. La pluviometría acumulada es de 748,50 mm, similar a la registrada en Zahara, pero su volumen actual es significativamente mayor gracias a su capacidad y a la gestión del recurso. Otros embalses relevantes, como Los Hurones y Almodóvar, presentan niveles de ocupación del 76,48% y 73,24%, respectivamente, contribuyendo a equilibrar la distribución de agua en la provincia.
Guadalcacín y Barbate, por debajo del 50%
Los embalses de Guadalcacín y Barbate presentan niveles inferiores al 50%, con un 44,63% y un 45,14% respectivamente. Estas cifras, unidas a la pluviometría acumulada (399,50 mm para Guadalcacín y 934,70 mm para Barbate), reflejan también diferencias notables en la capacidad de retención y recarga de los distintos sistemas hídricos de la provincia.
Las precipitaciones son un factor determinante en el mantenimiento y recuperación de las reservas. La pluviometría acumulada hasta el momento del año hidrológico refleja patrones variados: mientras algunos embalses superan los 900 mm, otros apenas alcanzan los 399 mm. Esta heterogeneidad pone de manifiesto la necesidad de una planificación estratégica que contemple tanto la gestión del agua almacenada como el uso eficiente de los recursos en función de la demanda y la disponibilidad local.
El contexto climático reciente, marcado por un verano seco y temperaturas elevadas, ha puesto a prueba la capacidad de los embalses para sostener la demanda hídrica de la provincia, especialmente en sectores como la agricultura, la industria y el turismo, pilares fundamentales de la economía gaditana. Por ello, es esencial reforzar las medidas de conservación y hacer un uso racional del agua para garantizar el abastecimiento y la sostenibilidad a medio y largo plazo.
Desde el punto de vista meteorológico, la provincia de Cádiz experimenta una gran diversidad geográfica que condiciona sus patrones climáticos. Zonas costeras, sierras y campiñas presentan condiciones distintas, lo que se refleja en los datos de temperatura y precipitación. En general, el verano 2025 ha sido más cálido que la media de años anteriores, con previsiones estables en cuanto a la temperatura para los próximos meses.
El fenómeno del levante en el Estrecho juega un papel moderador en las temperaturas de la comarca del Campo de Gibraltar, mientras que el resto del territorio puede experimentar picos térmicos en el corto plazo, especialmente durante episodios de alta presión. Sin embargo, las lluvias de verano, usualmente tormentosas y localizadas, podrían intensificarse este año debido a la elevada temperatura del mar, en especial en la zona mediterránea, aumentando la energía de las tormentas.
No obstante, para lograr una recuperación significativa de los niveles de agua embalsada, las lluvias más efectivas son aquellas provocadas por frentes atlánticos que aportan precipitaciones continuadas y generalizadas durante varios días, típicas de la temporada otoñal e invernal (de octubre a marzo). Estos frentes resultan cruciales para la recarga profunda y sostenible de los embalses gaditanos.
En definitiva, la situación actual de los embalses en la provincia de Cádiz muestra un panorama de relativa estabilidad con reservas suficientes para afrontar los próximos meses, pero con la necesidad imperiosa de mantener una gestión vigilante y adaptativa. La heterogeneidad regional, unida a la variabilidad climática, obliga a un enfoque estratégico y coordinado entre administraciones y usuarios para garantizar la seguridad hídrica y la sostenibilidad ambiental.
La vigilancia constante, el uso eficiente del agua y la preparación ante posibles episodios de sequía serán fundamentales para mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda en un contexto climático que presenta desafíos crecientes derivados del cambio global y las condiciones meteorológicas locales. La situación actual exige una vigilancia constante y una gestión responsable del recurso hídrico, especialmente en sectores estratégicos como la agricultura, la industria y el turismo, pilares fundamentales de la economía gaditana. El equilibrio entre disponibilidad, demanda y sostenibilidad será clave para afrontar con garantías los meses venideros.
La evolución de las reservas dependerá en gran medida del comportamiento pluviométrico del invierno y la primavera, pero también del enfoque que adopten las administraciones y los usuarios en la planificación y conservación del agua.
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