EL PUERTO

La Virgen del Carmen renueva su reinado de fe por tierra y por mar en El Puerto

La Patrona del Mar volvió a llenar de emoción las calles y el Guadalete, en una cita que une generaciones en torno a una devoción eterna

l.m.

Luismi Morales

El Puerto

La devoción a la Virgen del Carmen volvió a impregnar El Puerto de Santa María en una de las jornadas más esperadas del calendario local. Por tierra y por mar, la ciudad se volcó con su Patrona del Mar en una manifestación de fe profunda que congregó, un año más, a generaciones de portuenses en torno a una tradición que se mantiene viva pese al paso del tiempo.

Ni el calor ni las altas temperaturas impidieron que los fieles acompañaran a la imagen en su salida desde la parroquia del Carmen y San Marcos, en un recorrido cargado de simbolismo por enclaves tan emblemáticos como la plaza del Polvorista. La procesión ofreció momentos de especial emoción, en particular durante el ya clásico encuentro entre la Virgen embarcada por el río Guadalete y la que avanza por las calles del centro histórico. El instante, marcado por el estallido de cohetes artificiales, volvió a erigirse como uno de los más esperados y sentidos del 16 de julio.

Entre las principales novedades del itinerario de este año destacaron las visitas a las comunidades religiosas de las Carmelitas y las Concepcionistas, así como a la Hermandad del Dolor a su paso por su Casa de Hermandad en la calle Palacios, gestos que reforzaron el carácter espiritual del cortejo. Por su parte, la Concejalía de Fiestas contribuyó al realce de la jornada exornando la fachada de la iglesia del Carmen y San Marcos y embelleciendo su entorno.

La Hermandad de la Virgen del Carmen, presidida por su Hermana Mayor, Mar Vázquez, ha diseñado un programa de cultos y actos con un marcado espíritu participativo. En especial, ha crecido la implicación de los más jóvenes, quienes asumen con decisión el relevo generacional dentro de una de las devociones más arraigadas de la ciudad.

La implicación activa de las nuevas generaciones garantiza la continuidad de un vínculo espiritual que hunde sus raíces en la identidad marinera de la ciudad.

Uno de los momentos más emotivos de la jornada volvió a vivirse en la confluencia de la calle Luna. Allí, una chicotá eterna resumió la intensidad de un recorrido que no entiende de distancias cuando se trata de corazón. Miradas, silencios, cantos, lágrimas… La emoción de los que aún están y el recuerdo de quienes partieron se fundieron en un instante cargado de verdad, fe y memoria. Las plegarias se hicieron canto, los cantos se tornaron llanto y, entre todos, la Virgen volvió a caminar al ritmo de un pueblo que la venera cada día del año, más allá del calendario litúrgico. De una revirá que cada año se espera con más devoción.

La jornada dejó estampas que hablan por sí solas: barcos engalanados surcando el Guadalete, balcones adornados con flores y ornamentación, y una multitud que, como cada 16 de julio, reafirmó su amor a la Virgen del Carmen con la certeza de que Ella sigue siendo faro, consuelo y esperanza.

Una fe que no se pierde, aunque cambien los tiempos. Un arraigo que se adapta y se transmite de generación en generación. La Virgen del Carmen procesiona una vez al año, pero permanece presente todos los días, en cada hogar, en cada puerto, como advocación eterna de una ciudad que sigue mirándola con devoción inquebrantable.

Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia