David Galván, la historia del torero más destacado de la provincia en los últimos años
La plaza de toros de San Fernando acoge dos mano a mano llenos de arte, uno taurino entre el torero isleño y Oliva Soto y otro flamenco con el cante de Rancapino chico y Caracolillo de Cádiz
El torero de isleño David Galván se encuentra en la mejor etapa de su carrera, cosechando numerosos triunfos tanto en España como fuera de sus fronteras. Cauteloso, con los pies en la tierra, reflejando inteligencia y serenidad recuerda que para haber logrado este equilibrio y ser la persona que es hoy ha sido necesario pasar por todo lo que le ha pasado, «incluso los percances son importantes para seguir evolucionando», apunta. No se olvida de agradecer a Dios el haber llegado hasta aquí.
Galván nació en 1992 en una de las cunas del arte más importantes de la provincia, en San Fernando. De allí han salido grandes figuras del toreo como Rafael Ortega, quien es un referente para nuestro protagonista o Francisco Ruiz Miguel, tan querido por todos. No podemos olvidarnos de los incontables artistas flamencos, que van desde los más puros como Camarón hasta las más reconocidas como Niña Pastori pasando por un gran sequito de prestigiosos bailaores. Sin duda, una tierra en la que si se nace con talento es difícil no brillar con luz propia.
Hasta los 7 años Galván vivió en Canarias, de donde era su familia materna. Allí el toro bravo era un animal del que apenas se hablaba, pero ya entonces aquel niño nacido y que pasaba sus vacaciones en la provincia de Cádiz sí que lo tenía en su mente de alguna forma. Cuenta de forma divertida que a veces le preguntaban en el colegio por su animal favorito y él lo tenía claro, el toro. Algo se removía ya en aquel pequeño que con el tiempo terminaría convirtiéndose en torero.
Pasaron los años y el matador gaditano volvió a su tierra natal, pero no fue hasta que con 13 años le picó el gusanillo del toreo. «Recuerdo estar en casa de mi abuelo y que estaba viendo en Canal Sur las novilladas de promoción donde toreaban erales, novillos de dos años, pero lo que más me llamó la atención fue que aquellos toreros tenían mi edad y eso a mí me impactó. Entonces, cogí mi bici y en lugar de volverme para mi casa como acostumbraba a hacer, me fui para la plaza de toros de San Fernando, que estaba en la otra punta y no me solían dejar llegar hasta allí. Yo quería apuntarme a la escuela, y esperaba que al llegar a la plaza hubiese una oficina, personal, ordenadores… lo mismo que cuando te apuntabas a fútbol o cualquier otra actividad. Solo me encontré una puerta cerrada y nadie por allí. Al día siguiente le pregunté a un compañero del colegio que sabía que estaba apuntado, que como se hacía, y me dijo: golpea fuerte a una puerta de chapa que hay. Así que esa misma tarde fui e hice lo que me dijo hasta que conseguí que me abriesen. Era todo más rústico de lo que me esperaba. Me apunté, pero sin ningún pensamiento de ser torero, sino como una actividad extraescolar más, jamás había cogido un capote. Es en ese momento en el que te das cuenta que torero se nace. Allí poco a poco se enciende la llama de la vocación y todo es progresivo. Al principio en mi casa no le daban importancia, y lo veían como una actividad más, e incluso bromean diciendo: que gracioso el niño torero», relata Galván.
Hasta los 13 años
Debido a la fuerte vocación que llevaba el isleño por dentro, lo que vino después fue muy rápido a pesar de no haber cogido nunca un trasto de torear hasta los 13 años cuando entró en la escuela. David enseguida destacó entre sus compañeros y muy pronto debutó, lo que supuso que a los 19 años tomase la alternativa hace ya 11 años en Sanlúcar de Barrameda, plaza que suele pisar casi cada temporada. Este año, sin ir más lejos vuelve a estar anunciado con la corrida Magallánica con los toros de Miura, lugar que se ha ganado por méritos propios tras haber triunfado en el mismo ruedo la pasada temporada, cortando 2 orejas a estos toros que necesitan más conocimientos y valor de lo normal. Los aficionados podrán acudir a verle a este festejo que se está convirtiendo en un hito del calendario taurino y que se celebra en el coso del 'Pino' el próximo 20 de agosto. Completan el cartel el extremeño Antonio Ferrera y el malagueño Esaú Fernández.
Este verano los gaditanos y veraneantes que pasan sus vacaciones en la provincia podrán disfrutar de David Galván no solo en Sanlúcar, sino que también estará en San Roque el próximo 10 de agosto en una corrida mixta junto a la rejoneadora Lea Vicens y Manuel Escribano. Además, esta misma tarde estará en su tierra San Fernando que está de feria. El festejo de hoy es algo especial para el matador y por eso ha trabajado por hacerlo distinto y como nos ha dicho, que tuviera alma. Se trata de dos mano a mano, uno taurino con Oliva Soto con toros de Albarreal, y otro flamenco con el cante de Rancapino chico y Caracolillo de Cádiz. Tal y como nos ha transmitido el protagonista, quería que sus paisanos, esos que le han visto crecer y evolucionar disfrutasen de una tarde diferente, de un espectáculo que combinase dos tipos de artes tan arraigados a la Isla. El joven torero asegura que es un cartel que le hace mucha ilusión, al que le han puesto muchas ganas y que así ha sido recibido por el público.
David suma una racha de éxitos que nadie le puede cuestionar. En sus últimas siete corridas ha sumado siete puertas grandes, pero eso no ha sido suficiente para que vuelva a uno de sus ruedos favoritos, el de El Puerto de Santa María, donde en su última actuación cortó 3 orejas. Reconoce que, por supuesto que le habría hecho ilusión estar anunciado, al ser una plaza muy especial con una gran afición, aunque prefiere centrarse en lo que está por venir y ya llegará el momento de volver.
Veintiuna corridas en 2022
Actualmente Galván podría considerarse el torero más destacado de la provincia de Cádiz, el año pasado en su décimo aniversario de alternativa toreó veintiuna tardes, en las que cortó cuarenta y una orejas, tres rabos y un indulto. Sus comienzos no fueron fáciles como los de casi ningún matador de toros, David recuerda que cuando tomó esta decisión renunció a la vida normal de un niño de su edad. «Lo hice de forma casi inconsciente porque tenía claro a donde me dirigía y a donde quería llegar. Ahora, viéndolo a toro pasado lo pienso y me llama la atención ver que haya jóvenes que lo hacen, pero entonces no era del todo consciente». Nos ha contado que haber nacido en esta zona de España le ha permitido lograr su sueño, porque la ruta del toro cuenta con muchas de las mejores ganaderías de nuestro país. «Cuando era un niño solía ir solo o con algún compañero de la escuela a los tentaderos para dar algún pase después de que el torero invitado terminase su faena, llegaba a las fincas haciendo autostop, sin que nadie me llevase. Ahora cuando voy como invitado por los ganaderos recuerdo esos momentos, y como ha cambiado todo», dice con cierta emoción.
Clásico, pero con un toque de su personalidad propia. Responsable, disciplinado, en el colegio un alumno ejemplar, emocionalmente afectivo lo que le hace querer estar apoyado en su gente, aunque le gusta disfrutar de la soledad, sobre todo en la playa de Camposoto, más concretamente en la Punta del Boqueron. Dice que una corrida de toros empieza desde el momento que se presenta, que es importante darle esa categoría también a ese momento, y por eso le gusta asistir a las presentaciones cada vez que puede. Le gusta el encaste Murube, su espejo personal es Jesús de Nazaret y el profesional Rafael Ortega, admirador del arte plástico, deportista y un gran enamorado de la provincia de Cádiz. Así es David Galván, un torero que sueña con ver feliz a su gente y que trabaja cada día para seguir dando lo mejor en ruedo donde busca sorprender temporada tras temporada al respetable.
