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Dios salve a Queen, el show continuó en Chiclana
God Save the Queen cierra otra gran actuación en Concert Music Festival con aforo completo y, sobre todo, con un más que logrado homenaje a los himnos más míticos de la banda inglesa
Chiclana
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Iniciar sesiónLa historia de Queen, de una de las bandas más transcendentales de la historia del rock, no podría pasar sin sus millones de fans, de su entrega y de la forma de compartir junto a ellos sus momentos más especiales, entenderlos y cantarlos a plena voz... a saber respetar sus imponentes y medidos silencios y a comprender y acompañar los ritmos de su líder, tan personal como carismático, tan talentoso como genio, tan insuperable como recordado. Queen resucitaba ayer de nuevo en Chiclana, en Concert Music Festival, de la mano de God Save The Queen, el grupo argentino que según 'Rolling Stone', mejor reproduce a la banda británica y que tras dos décadas dedicados a ello -y a ellos- van también sembrando y recogiendo esa admiración por sí mismos.
Solo había que fijarse en las ganas de las más de cuatro mil personas que se congregaron en el Poblado de Sancti Petri. En los momentos previos, en esas sonrisas que ya predecían que volverían a vivir algo tan especial como poder recordar a los que se fueron pero que siempre quedaron.
Entonces, minutos antes de las diez, la expectación se volvía presente. Comenzaba la resurrección más bonita. Con el encendido de luces y con dos simples acordes de una de las intros más legendarias, llegaba el espectáculo. Pablo Padín en el papel de Freddie Mercury, aparecía bajo el foco. Junto a él, el guitarrista Dany Marcos - que consigue un Brian May nada fácil pero inconmesurable- el bajista Ezequiel Tibaldo y el batería Matías Albornoz. Todos, juntos, hacían la magia. Queen estaba ahí, Queen se sentía y se podía casi tocar.
Sonaba 'We will rock you'. La entrega, la música y el rock. Padín comenzaba a demostrar por qué pueden ser respetados por los que respetan tanto a otros y además conocen todos los detalles. A los que no se puede engañar. La voz, los movimientos tan personales, los guiños al público y hasta el vestuario... Un cóctel complicado de mezclar, con ingredientes que tienen que ser exactos, entre la hipérbole y lo más simple, lo excéntrico y lo tibio, para que no sea una copia más sino que todo en su conjunto sea un espectáculo, que es lo que este grupo consigue. Con calidad. Con sonido.
Y así comenzaba este viaje a la memoria. Un trayecto por cierto que ha ido ganando con el tiempo. Y sumando. Por supuesto con canciones y momentos tan épicos como los vividos en el emblemático (por muchas razones) concierto del estadio de Wembley en el 86, el Live Aids, pero también revolviendo, sacudiendo del 'Live Killer' del 79 con regalos como 'Keep yourself alive' o 'Fat bottomed girls'. Padín se hacía Superman como lucía en su camiseta, se movía con una similitud espectacular, compartiendo cada letra con el público, conectado y entregado. Nada menos que hasta 25 temas.
El show continuaba, como quiso Freddie. Y así empezaron a llegar grandes éxitos mundiales, universales. Y tan íntimos como 'Love of my live', 'I was born to love you', 'You take my breath away'... en los que la voz de Padín hablaba por sí sola de talento. O de nuevo, himnos planetarios como 'The show must go on' o 'Radio Ga Ga'.
Hasta que llegó una de esas paradas soñadas, esas que consiguen tener una banda sonora propia. Aquella imagen inconfundible de un piano y una intro histórica. 'Bohemian Rapsody' sonaba en Chiclana casi como pudo sonar en Wembley. Porque ese 'casi' ya es todo un logro. La memoria y los nuevos adeptos se fundían en uno. Mayores, jóvenes y pequeños. La noche se hacía especialmente especial y remataban con 'I want to break free', 'We are the champion' o 'Don't stop me now'. La magia se había logrado y Freddie Mercury había venido de visita a Cádiz. Imborrable. Como siempre.
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