Chiclana

Cruzar el Estrecho a nado y con la visita inesperada de calderones: el reto «inolvidable» del chiclanero Jesús Gómez

El nadador chiclanero atravesó el Estrecho de Gibraltar en 3 horas y 50 minutos

Jesús Gómez, tras cumplir el reto l.v
Pepe Ortega

Pepe Ortega

Chiclana

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Jesús Gómez salió de la consulta con una idea clara: para remediar los problemas de espalda que le han acompañado toda la vida, tenía que empezar a nadar. Lo que empezó como un tratamiento para aliviar sus dolores físicos terminó por ser también terapia para la cabeza, sobre todo cuando las brazadas las da en aguas abiertas, donde los límites los pones tú. «La playa me da sensación de libertad». Cada metro que avanza en el mar le hace estar más cerca de alcanzar el propósito por el que nada y entrena desde hace siete años: superarse a sí mismo. Por eso, y porque desde hacía un tiempo rondaba por su cabeza colaborar con la Fundación Vicente Ferrer, decidió embarcarse en el reto de cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. «Ha sido inolvidable», resume. Y gran parte de la culpa de que haya sido así la tuvo el grupo de calderones que pasaron por allí para saludarlos y darles fuerza.

«Estuvieron nadando con nosotros. Yo lo flipé. Se escuchaba cómo se comunicaban entre ellos y se veían debajo del agua», explica el nadador chiclanero, quien cumplió el reto con tres nadadores más, dos españoles —entre ellos un isleño, Avelino José Martínez López— y un francés. El grupo de nadadores paró la travesía para contemplar la belleza que les había regalado la naturaleza en medio de dos continentes. «¡Mira el calderón, Jesús, ha venido a saludar!», decían desde la embarcación de la Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar, encargada de organizar los cruces a nado entre Tarifa y Marruecos, conscientes de que presenciaban un momento único.

El pasado sábado, el nadador chiclanero, que forma parte de la asociación Brazadas X Diversión, cumplió el reto de atravesar el Estrecho —15 kilómetros y 300 metros— en 3 horas y 50 minutos. El motor para poder conseguirlo, su familia. «Pensar en ellos mientras nadaba ha sido el verdadero motor que me ha impulsado hasta la otra orilla».

El mayor «miedo» de Jesús Gómez durante la travesía era «poner en peligro a los demás». «Yo era el que menos ritmo llevaba y temía que me tuvieran que esperar demasiado, porque el frío hace efecto», reconoce. Sin embargo, toda esa «angustia» se evaporó en el primer avituallamiento, tras la primera hora de nado, cuando la organización le comunicó que iban «bien». «Me dijeron que no me preocupara y que nadara». En todo momento, estuvieron supervisados por dos embarcaciones de la organización: una «abría paso» y «medía las corrientes» y otra «controlaba el ritmo» y repartía los avituallamientos.

La principal motivación de cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar no era otra que «recaudar fondos para la Fundación Vicente Ferrer», una ONG comprometida con el proceso de transformación y empoderamiento de las zonas rurales más empobrecidas y discriminadas de Nepal. La Fundación fue la «culpable» de que al chiclanero le guste nadar en aguas abierta. «La primera travesía que nadé en aguas abiertas fue en una que ellos organizan en La Barrosa y, desde entonces, colaboro con ellos en lo que puedo», afirma Jesús Gómez, quien se muestra «muy agradecido» a todas las personas que le han ayudado a llevar el reto «a buen fin».

Jesús Gómez puede poner la vista en la siguiente travesía con la seguridad de que ha unido dos continentes con brazadas que moverán el agua en otra parte del mundo.

Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia