Provincia
Los centros de salud, desbordados con la gripe y el Covid: «Estamos agobiadísimos»
Sanidad
Los médicos de familia llaman a tomar medidas de precaución y aislamiento a los pacientes de cara a evitar contagios
Cádiz, con la incidencia más alta por gripe y Covid de toda Andalucía
Todo el mundo tiene un familiar o amigo que durante estas Navidades se ha puesto malo, si es que no ha sido uno mismo el que ha tenido algo de fiebre, ha sentido un malestar general, no ha parado de toser o ha tenido la nariz taponada.
Y esa sensación de catarro general es cierta, tal y como se puede comprobar con los últimos datos facilitados por la Consejería de Salud de la Junta, que confirman que Cádiz, con una tasa de 840,3 por cada 100.000 habitantes, es la provincia andaluza con mayor incidencia de gripe y casos de Covid.
Esa circunstancia está generando que los centros de salud se estén llenando de personas que acuden para que los vea su médico de familia y les recete algo de cara a lograr una mejoría de su estado de salud. Y también han subido exponencialmente las visitas a urgencias de pacientes con síntomas similares.
Fernando Ramírez, médico de familia y vocal de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Cádiz, habla de sobrecarga y saturación debido al pico de estas enfermedades infecciosas y es rotundo a la hora de definir la situación que están viviendo los profesionales: «Estamos agobiadísimos».
Ramírez sitúa el inicio del aumento de casos en las semanas previas a la Navidad, «en cuanto empezaron las comidas de empresas», lo que, unido a las posteriores reuniones familiares de Nochebuena o Nochevieja, ha disparado los contagios. «Todos los años ocurre lo mismo, así que ya no podemos decir que esto sea increíble, es mala gestión», afirma.
La responsabilidad, expone, va gradualmente desde los políticos, «que en lugar de hacer políticas sanitarias hacen política con la sanidad», pasando por los gestores a los que imputa la falta de personal por las condiciones salariales y laborales ofrecidas, también los profesionales sanitarios por «trabajar a la defensiva en un ambiente hostil» y acabando por los propios pacientes debido al uso irresponsable que hacen algunos del sistema sanitario, acudiendo a centros de salud u hospitales con cuadros médicos muy leves y retrasando la atención de quienes necesitan ser tratados por patologías más relevantes.
«Estamos viendo un crecimiento enorme en los últimos años de gente joven y sana que viene porque no sé si piensan que se tienen que curar al segundo día o creen que les vamos a dar un tratamiento mágico», dice Ramírez sobre aquellas personas que van a un centro sanitario aquejados de un proceso infeccioso y que acaban sobrecargando el sistema.
Estas infecciones producen un gran malestar general, pero, expone el facultativo, «eso no es para ir a un médico que no te va a aportar más que decirte que tomes paracetamol y agua, no hace falta que te valoren por un resfriado salvo que se alargue demasiado y haya síntomas más preocupantes o seas una persona de riesgo».
«Eso impide que se vea a los que de verdad lo necesitan, porque las demás patologías siguen existiendo, como las diabetes descompensadas o una hemorragia, y eso no te permite atenderlos en tiempo y forma. No puede ser que las cosas graves se ralenticen», afirma.
Fernando Arévalo, médico en Barbate, expone que la coyuntura es acuciante debido a que se han juntado la gripe, los catarros y el Covid: «Hemos pasado de que con las mascarillas apenas hubiera casos a ahora, que hay un montón una vez que se han dejado de utilizar».
Pese al shock tan tremendo que supuso la pandemia a todos los niveles, las medidas de prevención que hasta hace poco estaban muy interiorizadas, se han ido perdiendo paulatinamente con la vuelta a la normalidad. Por lo que los profesionales insisten en que, para quienes presentan síntomas, se haga bueno lo que por marzo de 2020 fue un mantra: «Quédate en casa».
La vuelta a la mascarilla también es recomendable en este tipo de situaciones: «Sobre todo por respeto a los demás y no seguir contagiando», puntualiza Ramírez, que aconseja también su uso como medida preventiva, aun estando sano, en lugares en los que hay grandes aglomeraciones de gente como los centros comerciales o en centros de salud o farmacias donde puede haber personas que estén enfermas. No está de más, indica además, el uso de gel hidroalcohólico o el lavado de manos frecuente.
Arévalo aboga por hacer todo lo posible por llevar la mascarilla en espacios cerrados entre los meses de noviembre y febrero. «También cuando se acude a los centros de salud. La cosa se ha normalizado tanto que viene la gente contagiada de Covid a la consulta, sin tener en cuenta que a su lado hay gente con patologías de riesgo».
Hacer uso de la vacunación, especialmente para aquellas personas en situación de riesgo, puede ayudar, dice Ramírez: «Las cifras no están siendo muy buenas este año, al menos en el caso de la gripe, y es una cosa que la tenemos a nuestra disposición».
Soluciones para evitar el colapso
Fernando Ramírez apunta en dos direcciones para evitar que quienes pasan una gripe o alguna enfermedad similar no acudan a su centro de salud. La primera es que los medicamentos cuesten lo mismo en la farmacia llevando o no receta: «Si te sale mucho más caro sin receta, la gente acude al médico a por ella».
Y en segundo lugar, para quienes trabajan, cree que las bajas laborales de corta duración deberían funcionar, como sucede en otros países europeos, bajo una declaración responsable del propio trabajador. «Si luego nos encontramos un caradura que cada dos por tres se da de baja, pues ya se pondrá las pilas su empresa y la mutua para hacerle un seguimiento».
«La mayoría de la gente es responsable y además le supone un incordio que teniendo fiebre y no estando en condiciones de ir a trabajar, tengas que salir de tu casa con escalofríos para que te den un papelito», expone sobre situaciones que derivan en un mayor número de pacientes y en una ralentización de la atención primaria.
