El cambio climático y su incidencia en la floración de las plantas

Fernando Ojeda Copete, catedrático de Botánica de la Universidad de Cádiz, señala que este fenómeno se adelanta catorce horas todos los años

Jesús Mejías

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El año hidrológico 2022-2023, comprendido entre el 1 de octubre del 2022 al 30 de septiembre del año 2023, fue el más cálido y el quinto más seco de la historia desde el año 1961. Los embalses de la provincia, a pesar de las tan necesarias lluvias de los últimos días, continúan en una situación dramática, en torno al 20% de su capacidad total. El cambio climático está afectando a la vida de las personas, pero también repercute en nuestro entorno, en los animales y las plantas. En relación a las temperaturas registradas en Andalucía, este pasado año hidrológico batió récord histórico tanto en lo que respecta a la temperatura media, como a la temperatura máxima y mínima, convirtiéndose, como ya se ha resaltado, en el año más cálido hasta el momento. La temperatura media fue de 18,3 grados centígrados, con una anomalía con respecto a la media de +1,7 grados, por lo que ha sido catalogado como extremadamente cálido. El segundo más cálido de la serie fue el año 2019-2020, con una anomalía de +1 grado.

Fernando Ojeda Copete, catedrático de Botánica de la Universidad de Cádiz, afirma que «se está observando que la floración de las plantas se adelantando», un hecho que se está produciendo «como efecto del cambio climático».

«El adelanto en la floración de las plantas no es una apreciación de los científicos», señala, ya que «hay datos contrastados, se ha visto que hay un adelanto promedio de unas catorce horas al año en la floración de las plantas. Desde los años setenta, cada año se adelanta la floración de las plantas unas catorce horas de promedio», por lo que «desde los años setenta ha habido un adelanto de unos 25-30 días aproximadamente en la floración de las plantas. Hay plantas que antes florecían en abril, y ahora ves la flor en marzo, es algo que llama bastante la atención«.

Una circunstancia que «es más patente en las plantas anemófilas que en las plantas entomófilas». Las plantas anemófilas son aquellas que son polinizadas por el viento, «la que nos producen alergia», porque producen mucho polen que sueltan a la atmósfera. «La finalidad de las plantas no es producirnos alergias, es producir una gran cantidad de polen para que algunos de los gametos que van en ese polen lleguen a los estigmas para que se produzcan la reproducción, pero en el tiempo que están en el aire es cuando nos producen la alergia», apunta. Una de las plantas anemófilas muy presentes en la provincia de Cádiz es el olivo.

En el caso de esta planta, aparte del climático, «otra cuestión a tener en cuenta es que ahora hay muchos más olivos que hace cincuenta años, pero muchos más, y cada vez más cerca de las ciudades, y es porque el aceite se ha cotizado mucho más». Otro conjunto de especies, «las anemófilas por excelencia y las alergénicas por excelencia son las gramíneas, como el trigo, la cebada, el centeno, del maíz y esas se están adelantando también su floración».

Las plantas entomófilas, aquellas polinizadas por los insectos «no tiran polen a la atmósfera, se lo quedan en los estambres para que se pegue al cuerpo de un insecto». En este tipo de plantas «el adelanto en la floración no es tanto porque si se adelanta mucho la floración y no coincide con el ciclo vital del insecto que la polinizan, mal negocio, porque puede haber una pérdida importante de fecundidad y efectividad biológica».

«Las plantas anemófilas parecen ser más sensibles al cambio climático con el adelantamiento de la floración», destaca.

El reloj biológico de las plantas

Todas las plantas, al igual que los animales, «tienen un periodo en el que crecen, un periodo reproductivo... y ese reloj biológico de las plantas no está regido únicamente por la temperatura, también la afecta la duración de los días, la luz, y eso en principio no está tan modificado como la temperatura o las lluvias u otros factores». En palabras de Ojeda, «si la fenología de las plantas, su ciclo vital, estuviera regido únicamente por la temperatura y las lluvias, el desbarajuste floral sería mucho mayor».

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