con 'c' de cádiz

Rafael Garófano: «Ninguna de las maquetas que los franceses tienen en Versalles es tan grande y tan bonita como la que tenemos en Cádiz»

rafael garófano sánchez. filósofo, historiador, exconcejal y expresidente del cádiz CF

Fue uno de los fundadores del PSOE gaditano y desde aquel entonces ha formado parte de la vida de una ciudad de la que él ya es historia viva por sus no pocas y felices empresas realizadas durante su trayectoria

Rafael Garófano, un historiador que ha formado parte de la historia de la ciudad y de su club de fútbol, entre otras hazañas. francis jiménez
Alfonso Carbonell

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La verdad es que a uno se le caen los palos del sombrajo cuando echa una miradita y ve lo que ve entre los políticos 2.0 que vagan por nuestras instituciones. Y de repente se sienta a hablar con una persona de la talla cultural y valía moral de Rafael Garófano Sánchez (San Fernando, 1947), quien fuera político fundador del PSOE gaditano y sobre quién recayó pesadas responsabilidades de las que salió exitosamente airoso. Pero don Rafael no solo ha sido parte esencial de la historia de Cádiz y del Cádiz Club de Fútbol, no. Este filósofo isleño, que ha derivado en historiador de renombre, también es un intelectual capaz de hacer de cualquier conversación un auténtico libro de estilo sobre lo que es el sentido del humor, la sensatez, el saber estar y la excelencia.

Este Socialista con mayúsculas sabe bien lo que es batirse el cobre y no en sentido figurado, porque siendo universitario no dudó en ponerse el mono de trabajo todos los veranos en Alemania con tal de aprender y comprender lo que debe ser la lucha obrera, la solidaridad, el bien común y el esfuerzo. Por todo ello, por lo que observó, sintió y vio padecer a cantidad de compatriotas, habla de ellos desde la admiración más absoluta a unas gentes que hoy no son más que un verdadero ejemplo en unos tiempos en los que la sociedad se pierde en pedir derechos mientras se escaquea de los deberes.

Un día antes de la entrevista, Rafael Garófano y un servidor hablamos de la copla que le sacaron 'Los ricos' cuando fue presidente del Cádiz. Es por eso que antes de nada, este versado intelectual comience el café recordando una entrevista que le hizo Diario de Cádiz con motivo de los 25 años que se habían cumplido de su intervención en el club, destacando que en esa publicación se explicaba muy bien todo lo acaecido durante esos casi dos años en los que el ayuntamiento de Carlos Diaz, representado por él, controló un club que pasó a ser de los gaditanos. De ahí que Rafael no dé opción alguna a una inicial pregunta y pase a contar sin tiempo ni para sentarnos casi.

-Aquella entrevista fue muy buena porque conmigo vino Paco Reina, que era un funcionario que fue clave en todo esto y lo cuenta muy bien. Era una fuente documental perfecta. Porque yo, acostumbrado a trabajar en el ayuntamiento, repartía las tareas entre varios, que por cierto, años después, cada vez que me encontraba a Antonio Muñoz me decía. «No aprendí yo nada contigo en el Cádiz y tus repartos de tareas, Rafael». Jajaja. Y yo le contestaba que «quién me iba a mí a decir que un director de supermercado iba a aprender de gestión de un profesor de Filosofía». Jajajajaja.

-Jajajaja. Antes de nada, don Rafael, qué le parece si nos remontamos a sus inicios, sus estudios, su colegio, la universidad... Ya llegaremos al Cádiz, entre otras muchas más cosas.

-Cuando terminé el bachillerato en San Fernando me fui a Salamanca para hacer la licenciatura de Filosofía pura, que la había en esa época. Cuando vine trabajé dos años en Salesianos y ya el tercero aprobé la oposición y entré en el Columela. A partir de ahí, he estado toda la vida dando clases en institutos hasta que en los últimos años pasé a dar clases en la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz porque me fui derivando a asuntos relacionados con el Arte, la Imagen. Tengo publicados muchos libros y todos relacionados con la imagen, es decir, la fotografía antigua, el cinematógrafo, los espectáculos audiovisuales... Y con esa especialización hice la tesis doctoral sobre eso y comencé a dar clases en la Universidad sobre temas de la imagen.

-Muy rápido ha ido usted y se lo agradezco, pero me da que vamos a tener que hacer algunas paraditas porque no ha dejado de decir cosas interesantes. Por partes, que ya le he dicho que ha ido muy rápido.

-¿Qué he ido muy rápido? (la voz que suena a lo lejos es la de la camarera, que ha entendido que lo de la rapidez era por ella al coger nota de los cafés)

-No, no, no, no. Jajajajajajaja. No ha sido a usted, era al señor.

-Ah, vale, vale Jajajaja.

-Jajajaja

-Jajaja Ha estado bueno, ha estado bueno. Cuanto más rápido mejor Jajaja.

-Jajajajajaaj Ojú. A ver, decíamos que hizo el bachillerato en San Fernando y se fue a estudiar Filosofía. ¿Por qué Salamanca?

-Porque por aquí no existía.

-(Interrumpo) ¿Qué era su padre?

-Astrónomo de la Armada en el Observatorio de San Fernando.

-¿Y cuando le dijo a un astrónomo que su hijo iba a estudiar Filosofía cómo se lo tomó?

-Es que yo me metí (en Filosofía) para huir de él y de su matemática. Es que me tenía una exigencia con las matemáticas que yo no podía alcanzarlo.

-Jajaja

-Y dije yo, '¿qué estrategia hago yo para salir de aquí?'. Y empecé a decirle que a mí lo que me gustaba mucho era la Filosofía. Y me dejó tranquilo. Jajaja.

-Jajaja. Ya que hablamos de Filosofía, ¿qué piensa sobre el ninguneo que se le da cada cierto tiempo por el Gobierno de turno?

-No, mira. Afortunadamente ha habido un giro porque aquello iba encaminado a que quedara como una optativa del Bachillerato, pero últimamente ha habido una movida cultural en muchos medios y ha vuelto otra vez a tener una consideración de asignatura de interés. Porque claro, si uno se fija en la asignatura precisa puede que se diga 'hombre, para unos chavales, de qué servirá una cosa tan especializada'. Pero cuando uno se dice: 'No, es que la Filosofía debe enseñar no qué dijo tal filósofo tal siglo, sino que lo que enseña es a saber razonar, a poner lógica en los asuntos y ordenarlos en función de los intereses generales...'. Cuando se explica así, entonces todos dicen '¡Ah, entonces esto tiene que ser para todo el mundo!'. [Y gesticula con los dos brazos en alto como el que recuerda la obviedad que es].

-Jajaja

-¡Claro! Es que estamos hablando de la formación para ser un ciudadano responsable y sensato. Por eso, es un asunto que va por rachas; unas veces van y le quitan alguna asignatura y otras veces la amplían. Ahora creo que no está en peligro como asignatura.

-No está en peligro, ok. Me quedo con eso. Ha dicho que comenzó como profesor en Salesianos.

-Así es. Nada más venir de Salamanca, busco trabajo y unos compañeros que estaban en Salesianos me dicen que hay opción para dar clases de Humanidades.

-Qué año sería, por contextualizar.

-Pues mira. Eso fue en el 76, un año después de la muerte de Franco.

-Bueno, claro. Muy rápido hemos pasado por Salamanca. ¿Cómo fue vivir esos años de la carrera en Salamanca durante los últimos coletazos del franquismo?

-Jeje. Mira, yo me meto en la universidad y me hago rojo como corresponde. Estábamos en el franquismo, no olvidemos. No entro en el PC pero me hago rojo colateral.

-¿Por qué dice colateral?

-Porque me quedo en el PSOE, no entro en el comunismo y me quedo en el socialismo.

-Tengo que volver a su padre por aquello de que pertenecía a la Armada. ¿Qué le dice cuando cruza la calle ideológica?

-Me consentía, pero no participaba en nada de mi forma de pensar.

-Jejeje. Vale, vale. Sigamos en Salamanca.

-Quizás, cuando te cuente alguna cosa personal va a parecer que son vivencias personales pero en realidad soy de una generación que lo que yo te cuente te lo podrían contar miles de personas que fueron estudiantes universitarios. Y es que el acceso a los grupos progresistas, afiliados o no, alrededor del Partido Comunista, que era el único que había porque todavía el Partido Socialista no había dado el paso adelante socialmente y tal, era algo normal. Así que estábamos en la progresía y entramos en la clandestinidad. O sea, que estábamos en una actitud cercana al PC, pero en la clandestinidad porque en Salamanca había muchas detenciones. Pero allí había un cura de Cádiz que tenía una delegación o algo así del Seminario de Cádiz en Salamanca. Mira cómo fue eso. Resulta que vino un cura progre y le dice al obispo de Cádiz que 'aquí ni hay ambiente ni hay nivel intelectual ni nada; así que para que los seminaristas que están terminando tengan un nivel intelectual ¿por qué no se crea una residencia de la Diócesis de Cádiz en Salamanca?'. Y fue el obispo Añoveros, que era muy progre, el que compró dos pisos y se llevó a los seminaristas próximos a ordenarse a formarse intelectualmente en Salamanca.

-Qué bueno. ¿Y se los llevó para allá?

-A todos, a todos. Sobre todo a los que les faltaba un año, dos años, tres para ordenarse sacerdote. Y claro, esos jóvenes no podían no contagiarse del ambiente general que había en las universidades y en la gente de la ciudad. Y se hacen todos curas obreros, progres y semisocialistas. No sé si has visto que hace poco ha muerto un tal Gabriel Delgado que era un cura que estaba por la OAC, ahí en Trille.

-Pues no caigo, pero en cuanto acabe este café con usted me pongo manos a la obra.

-Pues bueno, este señor ha muerto en honor de Santidad. Todos son elogios y demás. Pues ese era uno de esos. Pero es que de esos te podía nombrar cantidad. De esos progres, la mitad más uno se salió de cura.

-Se puede entender.

-Siguieron su vida universitaria, pero otros siguieron, se ordenaron y volvieron a Cádiz. ¿Y qué hicieron al regresar?

-Estamos hablando ya en los albores de la democracia.

-Claro, claro. Con los partidos haciéndose y con una ebullición social tremenda. Pues esos vienen y en vez de irse a una parroquia dicen que quieren ser cura obrero en Astilleros, en Matagorda... Y se llenan de curas obreros muchas fábricas. Hay una generación de curas asociados al socialismo, a la justicia social, al obrerismo y tal y cual. Por ejemplo, con esa gente, en los veranos de la universidad, yo me iba a trabajar a Alemania. ¿Por qué? Porque era burgués depender del dinero de los padres y sólo se estaba en el sitio bueno de la historia si uno era obrero. Luego entonces, ¡en verano había que ser obrero! Jajaja

-Jajajajaja.

-Y allí que nos fuimos cinco veranos a meternos en residencias obreras y a meternos entre la emigración obrera española de la fábrica.

-Hombre, mítica 'Vente a Alemania. Pepe'. Quién no la recuerda.

-Aquello estaba abarrotado. Fueron los años de la gran migración obrera. Y de gente ejemplar. Yo muchas veces lo cuento porque había personas que llevaban allí cinco años viviendo en una residencia que estaba a medio camino entre la fábrica y la ciudad. Y su vida era la fábrica, la residencia, la fábrica, la residencia, de la fábrica a la residencia. Y nada más que eso. Y todo, para mandar a la familia de aquí el 80% del salario. De esa gente he conocido yo a montón, coño, un montón. Y ahora parece que han desaparecido de la memoria colectiva de los españoles. Pues esa gente, cuando se pegaba en Alemania cinco, seis años, se venían con un dinerito y en su pueblo montaban una cafetería, un tallercito, un pequeño negocio para seguir 'palante'. Eso que yo viví era una cosa colectiva. Mira, nos íbamos a los polígonos industriales después de terminar el curso y caminábamos por una acera unos y por la otra otros preguntando si tenían trabajo 'Um Arbeit bitten, um Arbeit bitten' (jajaja) (¿Tiene trabajo para dar? ¿Tiene trabajo para dar?) Lo recuerdo perfectamente como si fuera ayer. Allí se iba y se buscaba trabajo sobre la marcha. Pero es que éramos cientos y cientos de estudiantes en esa actitud. Cuando yo cuento eso ahora muchos dirán 'uf, este tío qué raro es, qué espécimen más estrafalario'. Pero no, no no. Yo fui de una generación que tuvo esos comportamientos colectivos y yo formaba parte de esa actitud. Los curas obreros vienen y se meten en las fábricas, pero los que no somos obreros ni curas, qué hacemos a la vuelta. Pues montar el Partido Socialista en Cádiz, por ejemplo.

-Ahí quería yo llegar. ¿Con qué más personas lo fundó?

-Pues mira, lo empezamos Rafael Román, que también era estudiante en Salamanca, donde lo conocí. Ramón Vargas Machuca, que fue diputado en el Congreso de la primera generación y que era profesor de Filosofía como yo en la Facultad y con el que también coincidí en Salamanca.

-Un poco más y montan el partido en Salamanca, ¿no?

-Jajaja Casi. Pero no porque había una rama, fíjate tú, de Alcalá de los Gazules.

-Ah, claro, los Perales, Pizarro y demás.

-Eso es. Y es que eso fue el origen del PSOE en Cádiz. La vinculación de los Perales-Pizarro.

-(Interrumpo) ¿Pero esos también estaban en Salamanca?

-No, no, no. Esos eran locales y no eran universitarios. Esa era la parte obrera, por decirlo de alguna forma. Y de esa vinculación de esa parte obrera con los intelectuales que veníamos de Salamanca salió el partido. Todo eso se fusionó y surgió el PSOE de Cádiz.

-¿Dónde se reunían antes de fundar el partido?

-Un sitio era por La Laguna, porque ahí vivía Vargas Machuca y estaba el chalet de los curas obreros del padre Alfonso Castro, con sus colaterales. Uno de aquellos todavía está ejerciendo, Jesús Maeztu, el defensor del Pueblo Andaluz, que es de una familia de Medina y estudiaba también para cura. Pues Maeztu venía de Salamanca y se hace progre; se sale de cura, se casa y no sé qué, pero sigue metido en las barriadas obreras. Y ha estado toda la vida de abogado dentro de las barriadas obreras hasta que ahora lo han nombrado Defensor del Pueblo Andaluz.

-Qué interesante todo. Vaya tiempos.

-Es que hay una trama de gente con unas ideologías progresistas, vamos a llamarle, de fundadora de partidos, de asociaciones de vecinos, de movimientos cristianos... Uno ve eso, que nadie lo sabe (jejeje), nada más que Fernando Santiago. Te digo más. Kichi tiene su origen en la JOC (Juventud Obrera Católica).

-Cierto, cierto.

-Y por qué lo era, porque estaba en contacto como discípulo de 'aqueeeeeeeeellos' que habían venido de Salamanca [y hace el gesto del que se va muy lejos en los recuerdos]. Este Gabriel Delgado, sacerdote que ha muerto recientemente, a su vez era discípulo del Padre Castro, también fallecido recientemente.

-Es verdad que creo recordar que Kichi era catequista o algo dentro de esta JOC a la que iba.

-Sí, sí, algo así. O colaboraba, pero que iba mucho. Lo que pasa es que esta rama ideológica era la inicial porque ya después se dispersa la gente por las vivencias que uno va teniendo y tal y cual. De ahí salió gente que derivó a unas posiciones anarquistas hasta el PC. Ahí hubo un abanico importante.

-Un abanico que nada más que se abría hacia la izquierda de la izquierda, ¿no?

-Sí, sí.

-¿Por?

-Yo creo que iba en función del idealismo, es decir, si uno no tiene en cuenta las estructuras sociales, la realidad social y piensa nada más que en el tema ideológico, pues se hace anarquista. Pero anarquista, para mí, es un izquierdista que no tiene en cuenta la realidad social, ni las condiciones reales de la sociedad, ni el mercado...

-¡Un loco, vaya! Jajajaja

-Jajajajajaja. Bueno.

-Lo he dicho yo, lo he dicho yo. No se preocupe. Siga, por favor.

-Jajaja Y después están los que entramos más por la vía más tradicional porque había que construir la democracia en España.

-¿Pero usted empezó su carrera política en Cádiz?

-No, yo primero monto el PSOE en San Fernando, pero a la hora de las listas no quiero ir el primero.

-Hablamos de las primeras elecciones municipales democráticas, en 1979. ¿Verdad? Aquí en Cádiz estaba de alcalde Jerónimo Almagro, que las gana sin mayoría pero acabó gobernando Carlos Díaz.

-Claro, claro. Con el apoyo del PC y del PA. Pero entonces yo estaba todavía en San Fernando y decidimos, la cúpula del partidito que había, que mejor no señalarnos y coger a alguien menos señalado, un ciudadano corriente para presentarlo de alcalde. Yo me quedé en segunda fila, pero cuando se monta la Diputacíón Provincial me vengo de diputado provincial. Yo fui de los primeros diputados provinciales de la primera Diputación democrática [y acompaña al titular con un golpecito de orgullo en la mesa y da un sorbito a su café].

-Olé. ¿Y quién fue el primer presidente de esa Diputación?

-Gervasio Hernández Palomeque, socialista.

-Todo esto que me recuerda es una maravilla que hasta hace que me erice la piel, pero por mi bien futuro debemos avanzar. ¿Cuándo llega a Cádiz como concejal de Carlos Díaz?

-En su tercera legislatura. Te explico, porque yo he sido un político que no me he ocupado de guardar mi silla [y hace como si fijase en el suelo en la que está sentado] sino de la gestión. Jajajaja

-Jajajaaja Y se la han movido unas cuantas veces, ¿no?

-Jajajaja. El tonto el pueblo. Jajajaja

-Jajajajajajajajajaja

-Entonces, los que están en la política y están dedicados mucho tiempo a consolidar donde están y a tener cuidado, y venga reuniones con unos y con otros y no sé qué no sé cuánto; pues esos, esos nos ventilaban pronto.

-Jajajajajajajaja

-Entonces yo he entrado en la política entrando y saliendo. Entraba una legislatura y me salía la siguiente para dar clase. Entraba y salía, entraba y volvía a dar clases...

-No me diga que no, pero seguro que le llamarían para volver cuando se daban cuenta que alguien tenía que trabajar allí, ¿no? Jajajajaja Como el chiste del portugués y la fachada del ayuntamiento, vamos.

-Jaja Sí, efectivamente. Cuando alguien pensaba en eficacia, capacidad de gestión y saber cómo funcionan las instituciones, entonces, me llamaban.

-Ok, ok. Volvamos entonces a su primera legislatura en Diputación con Gervasio. ¿Qué función desempeñó?

-En esos primeros cuatro años había que 'desfranquizarlo' todo porque la Diputación era una institución franquista total. Después de esa legislatura vuelvo a dar clase al instituto y en la tercera me llaman Román y Vargas Machuca porque le han dicho a Carlos Díaz que yo tengo que estar ahí, que yo tengo que estar ahí... Que si yo tenía mucha experiencia de gestión... Y entro en esas municipales con Carlos Díaz. Y me llevo muy bien con él desde el principio porque es una persona muy abierta.

-¿En qué número de la lista iba?

-No me acuerdo, pero yo era de los más importantes del grupo socialista. Yo era el portavoz.

-Vamos que no iba de cabeza de lista pero era una de las cabezas...

-(Interrumpe) De las cabezas pensantes. Termina la frase. Jajaja

-No, sí, sí. Jajajaja. Vamos que iría entre los tres primeros. Que iba a salir seguro, vamos.

-Sí, sí. Enseguida me hacen portavoz y tal, pero yo iba, dada mi trayectoria, para ser el concejal de Cultura porque era lo normal.

-¿Y lo que quería también?

-Claro, y para lo que estaba preparado. Y cuando entro en el Ayuntamiento. Bueno, dos o tres meses antes de las elecciones, salta la tapa de la Policía Local y la corrupción a borbotones. Cogen a delincuentes policiales y meten a seis policías en la cárcel. Era un clan policial dentro de la policía municipal de Cádiz.

-¿Quién era el responsable de la policía por aquel entonces?

-En aquella época no me acuerdo, pero sí era ya en la etapa de Carlos Díaz. Y cuando salimos elegidos y entro en el ayuntamiento ya como concejal me llama el alcalde y me dice. 'Mira Rafael, yo no te conozco. Tú estás aquí porque el partido y mucha gente te ha metido en la lista, pero todo el mundo me dice que el único capaz de meter en vereda a la policía municipal eres tú'. Y le digo. 'Vale, pues me voy para mi casa, Carlos. Encantado de haberte conocido'.

-Vamos, que le dice que no.

-Exacto. Y me voy para mi casa. Pero a partir de ahí viene un rosario de gente a visitarme. Que si la responsabilidad social, el socialismo, que si es imposible que no aceptes y que si esto y que si lo otro. Después de todo ese rosario de presión moral y reuniones y todo eso, trago y entro de concejal de Policía Local y Tráfico del Ayuntamiento de Cádiz para limpiarlo.

-¿Tanto había que limpiar? ¿No bastaba ya con esos seis en la cárcel, joe?

-No veas como estaba aquello... [y me sostiene la mirada como el que no quiere ni explicármelo]

-¿Sí? ¿Cuánto tiempo le costó limpiarlo?

-Los cuatro años de la legislatura. Ordenando el tráfico y la policía municipal, cuatro años. A brazo partido. Con una oposición interna muy dura. Me hacían pintadas, me quitaban el coche con la grúa estuviera bien o mal aparcado. Joder, fue tremendo. Pero aquello poco a poco fue a su cauce; muchos expedientes abiertos... Aquello fue, pff. En Tráfico fue muy bien porque encontré allí a uno que me dijo. 'Mira, Rafael, yo he aprobado la oposición de director de Tráfico, soy ingeniero, pero aquí los policías me tienen 'ninguneao'. Es que no tengo ni un despacho donde estar sentado...

-Jajaajajajajajaja Ojú la que tenían formada los locales.

-Te lo estoy diciendo. Total, que le digo a este hombre. 'Vamos a subdividir la policía y vamos a decidir que los policías no saben de tráfico, saben cumplir las órdenes que se le den, pero no saben de tráfico. De tráfico sabes tú que eres matemático y vamos a hacer una relación de lo que es una cosa y otra...'. Y empezamos a diferenciar los efectos del tráfico de lo que es policial.

-Pasa esa legislatura y qué le espera.

-Bueno, pasan esos cuatro años de trabajo en la policía y me dice Carlos Díaz: 'Bueno, venga. Ya está bien, Rafael. Después de estos cuatro años ya te lo has ganado. Vete a Cultura' Jajajajaja.

-Jajajajaja Con más heridas que un Ecce Homo...

-Jajajaja. Gracias por los servicios prestados. Y sí, como dices, lleno de moratones jajaja. Era principios de los 90 y vino una cosa extraordinaria que ya venía de antes pero que también me gané por prestigio de gestor.

-¡La Regata!

-Eso fue, la Colón 92. Y Carlos Díaz me lo dijo muy claro. 'Rafael, de esto te ocupas tú. Te haces una camarilla de trabajo con más concejales y demás, pero de esto te ocupas tú'. Aquello fue tremendo. Y muy bonito.

-Hasta...

-Hasta que llega lo del Cádiz CF, que sería el 92, el mismo año que el de la Regata. Venía yo de triunfar de gestor.

-Otra vez lo lanzaban al ruedo. Jajajaja ¿Cómo le llega ese nuevo marrón?

-Me acuerdo perfectamente como me llegó ese marrón. Yo tenía una reunión fuera del ayuntamiento con editores para tratar temas de Cultura y eso.

-(Interrumpo) Pero una cosa, Rafael. ¿Por qué le tocaba al de Cultura hacerse con las riendas del Cádiz?

-No, es que era a mí estuviera donde estuviera. No al de Cultura, a mí.

-Jajajajajaja

-Claro. Yo era el portavoz y tenía fama de cabeza pensante en el Grupo Municipal Socialista. Y mucho más después de lo de la Colón 92. Entonces cuando sale la ley de Sociedades Anónimas Deportivas y el Cádiz CF no puede hacerse porque no tenía dinero, no tenía nada. Y empiezan las manifestaciones en la puerta del Ayuntamiento pidiendo que el Cádiz no desapareciera y que el Ayuntamiento lo comprase. Y es entonces cuando el Ayuntamiento decide, en contra de mi criterio, que hay que comprar las acciones y las compra. Y empieza a pensarse en quién se va a hacer cargo de esa SAD Cádiz CF, donde la mayoría de acciones, más de 2,5 millones de euros aproximadamente que serían ahora, son municipales, de todos los gaditanos [y subraya con su dedo tintineando la mesa la importancia de lo que acaba de decir]. ¡De todos los gaditanos! El Cádiz empieza a ser de todos los gaditanos. Empieza y termina, que no se te olvide porque ya no lo es. ¡Sólo fue entonces! Recuérdalo [dice mientras me señala con tanta gracia como pasión en sus palabras]. Fue el Cádiz de todos los gaditanos, ¡que se te meta en la cabeza! Jajaja ¡Que no se te olvide! Jajajaja

-Jajajaja Que sí, que sí Rafael. (Y es que el día anterior a la entrevista, entre bromas con más personas presente, tuvimos una charla acerca de su periodo en el Cádiz y esa mítica copla de la chirigota del Selu 'Los ricos' que encajó con el sentido del humor propio del Carnaval) Pero lo fue en contra de su criterio ha dicho.

-Sí, sí. Porque yo creí que eso era tremendo para la ciudad, endeudarla de tal manera. Pero te estaba hablando de cómo me llegó el encargo, el asunto. Te había dicho que yo estaba reunido fuera del ayuntamiento con asuntos de Cultura y cuando vuelvo los compañeros, ¡los compañeros!, me dicen con medias sonrisas y con guasa. 'El alcalde, el alcalde quiere verte. El alcalde quiere verte' [me cuenta mientras imita a los entonces concejales señalando la puerta del alcalde entre risillas cómplices entre ellos]

-Jajajajaja Qué cabrinis. Claro, nadie quería el problema y el problema tenía dueño y se acababa de presentar en el Ayuntamiento. Jajaja

-Entonces, voy y me dice (el alcalde): '-Mira, todos coinciden en que te tienes que hacer tú con la presidencia del Cádiz CF. -Pero Carlos, si acabo de entrar en Cultura, acabo de salir de lo de la Regata y ¿me vas a meter en otro embolao? ¿Tú sabe esto lo qué es?' [reproduce con la carita de cordero degollado y los brazos en cruz].

-Jajajajajajajajajajajajajajajaja

-Digo. Y me dice. 'Puesto esto es lo que hay'. Ah, claro. ¡y otra vez con lo mismo!. Que si la responsabilidad pública, el servicio a los demás, los socialistas...

-Jajajajajajajajajajaja

-'Vale, vale, vale', acabo diciéndole. Estamos hablando de una época en la que decir socialista era una cosa muy importante. No un puesto de trabajo [dice mientras alza su dedo índice al cielo imponiendo dignidad] Jejeje.

-Jajajajajajaja Qué bueno, Rafael. Bueno, y se pone manos a la obra. ¿Qué se encuentra? ¿Cuánto estaría como presidente?

-Como dos años o así. Pero mira, antes que nada, yo le digo al alcalde. 'Me voy pero con una condición. Yo me llevo a un funcionario para materia económica y a otro para materia jurídica. Y por supuesto, yo conocía perfectamente a todos los funcionarios del Ayuntamiento y su valía. Y me llevé a uno de acción económica, a Ángel Luis Pérez Lasso de la Vega, y a Paco Reina para tema administrativo. Y con esos dos asumimos el Cádiz CF. Y me dice Carlos Díaz: 'Mira, cómo ni tú ni yo sabemos nada de fútbol ni nos interesa el tema deportivo; aquí lo que interesa son dos cosas. Métetelo bien en la cabeza. Dos únicas cosas: [y reproduce la conversación mostrando los dos dedos que en su día le mostró el entonces alcalde] Que el Cádiz no desaparezca y recuperar el dinero público'. Nada más que me dijo eso.

-¿Y cómo le fue tras esa conversación?

-A partir de ahí empiezo a tener reuniones personales y con colectivos de la ciudad para alcanzar la compra de las acciones que habíamos comprado y dejar el Cádiz en manos de futboleros adinerados de Cádiz. Semanas y semanas de reuniones, meses y meses de reuniones y no había manera. Cádiz era incapaz, bueno, que tampoco se te olvide, sigue siendo incapaz la ciudad de ser poseedora del club de fútbol; ni individual, ni colectivamente. Únicamente lo fue en el tiempo de Antonio Muñoz.

-Con Francisco Puig y Federico González.

-Eso es. Pero ya está porque después se volvió a lo suyo.

-Volvamos a la venta que acaba haciendo a Gil.

-Antes de eso, cuando yo lo intento por todos los medios habidos y por haber y veo que eso se va a enquistar y que no hay manera escribí un artículo en el 'Diario de Cádiz' que más o menos venía a decir. 'Lo he intentado todo. Hay miles de personas que son testigo de mi intento de gestión, que no he escatimado ni horas de trabajo y esfuerzo por esto...'. Bueno, esto te lo voy a contar. Yo trabajaba todas las mañanas en el Ayuntamiento y todas las tardes en el Cádiz CF (en Cánovas del Castillo). Pues bien, esos dos funcionarios que me llevaba cobraban sus horas extraordinarias como si estuvieran trabajando para el ayuntamiento de sueldo municipal y en cambio yo, como era trabajo político, no cobraba nada. Yo sólo tenía mi sueldo de concejal y eso me obligaba a estar todo el día trabajando para ese cometido. Y en ese artículo escribí que 'ha llegado un momento en el que me tengo que convertir en un vendedor y un vendedor que está detrás del mostrador no le pide el carnet de identidad al que viene a comprar. Estoy al mejor postor'. Pasa un periodo de tiempo y de pronto me dicen que Jesús Gil quiere a Kiko y a Quevedo.

-¿Puede que acabásemos de bajar a Segunda?

-No, no, no. Yo siempre he sido presidente en Primera. Entonces me voy a Madrid y me entrevisto con el hijo de Jesús Gil, Miguel Ángel Gil Marín. El padre era un pirata al que yo le tenía pánico [dice mientras me mantiene la mirada con rostro serio y de preocupación pretérita]. Es que si te decía 'buenos días' ya estabas corrupto porque ya te habría regalado un millón de euros, un no sé qué no sé cuánto.

-Jajajajajajajajaja ¿Nunca estuvo reunido con él?

-No, no, no. Yo hablé siempre con su hijo Miguel Ángel, que me decía 'mira, mi padre tiene mucho interés en conocerte'. Y yo le decía, 'mira, a tu padre yo no quiero ni saludarlo'.

-Jajajajajajajajaja

-Ni sa-lu-dar-lo. No le dije el porqué pero sí 'porque nosotros nos llevamos tan bien, Miguel Ángel, que para qué meter a tu padre'. Además, este Miguel Ángel es un tipo al que le gusta el fútbol regular, él es un empresario que los fines de semana se iba al campo con un caballo y no veía ni los partidos. Es una cosa muy especial; tiene un distanciamiento con el forofismo muy grande. Él está como en una empresa, siempre lo estuvo. Yo conectaba muy bien con él, hasta en las formas. Muy educado, siempre hablando en medio tono. La verdad es que me gustó mucho la relación que mantuvimos. Y después de muchas conversaciones y de ir a Madrid muchas veces y tal me decía él. '-Pero Rafael, vente tú un día solo y te enseño una finca y no sé qué'. Y le contesto. '-Mira Miguel Ángel, yo no haré ninguna reunión contigo que no tenga a mi lado a un funcionario del Ayuntamiento'. Jajajajajaja.

-Jajajajajajaja

-Jajajajajajaa. Yo a todas las reuniones iba siempre con uno al lado. Por eso Paco Reina afortunadamente es testigo absolutamente de todo lo que yo diga y de lo que hice.

-¿Y cómo fue el desenlace de esas conversaciones?

-El acuerdo que le dije fue el siguiente. 'Mira, yo a Kiko y a Quevedo no te los vendo; yo te vendo al Cádiz entero por un poco más'. Y ya está, así fue. Me enquisté, me enquisté y me enquisté en decir que Kiko y Quevedo no, pero por poco más era el dinero público que yo tenía que devolver al Ayuntamiento.

-¿Y lo pagaron religiosamente?

-Claro. Y mira, yo le dije a Paco Reina, que era el que llevaba los temas económicos, '-Mira, para tratar con los Gil vamos a hacer una cosa. Vamos a pensar que todo lo que nos digan es mentira y que todos los papeles son falsos. Cada vez que nos den un papel, a su comprobación'. Y los mandaba a Guadalajara porque ponían de aval una finca que tenían los Gil en esa provincia. '-Vete a Guadalajara, al Registro Mercantil y lo compruebas y tal' Jajaja. Y así con todo. De verdad. Fue exactamente tal y como te lo cuento; para asegurarnos. Jajajaja

-Y había verdades, ¿no?

-Sí, sí, Pero por qué actuábamos así, pues porque en el mundillo futbolístico me encontré con una mafia que yo no estaba acostumbrado a esa forma de tratos. Una cosa, vamos... Casi todos eran gente del comercio, gente de las inmobiliarias con unas cosas más raras... Y yo soy funcionario de lo que está legislado, de lo que es administrativamente correcto y de lo que se puede hacer y no se puede hacer.

-Jaja Me río porque yo tuve un tío que fue alcalde de Badajoz cerca de 20 años y le vinieron similares problemas con el club de fútbol de allí. Pues bien, me contaba varias reuniones que mantuvo con empresarios del fútbol y demás y me decía que salía escopetado de las mismas por las locuras que le proponían. A uno lo echó a gritos del despacho de Alcaldía de las barbaridades que le puso sobre la mesa. Jajaja

-Jajaja. Claro, claro. Es que para una persona no acostumbrada a lidiar con esta gente y que no sea del mundillo es tremendo, ¡tremendo!. Es que con las cosas que para ellos eran normales, tú te echarías las manos a la cabeza. Y así con todo. Jajaja. Vaya gente.

-Jajajajajajaja

-'¿Cóóóóóóómo? ¡Cóóóóómo!', preguntaba yo a veces cuando daban algo por sentado siendo una ilegalidad. 'Pero, ¿por qué eso?'. Y me decían: 'Uy, este es un ingenuo, un tontajo, este de dónde ha salido'. Jajajaja O sea, el que no supiera nada de ese mundillo era como meterse en una reunión de tigres. Una cosa tremenda.

-Jajajajajajajaja Vamos con el desenlace.

-Sí, sí. El desenlace fue ese, que Kiko y Quevedo, no, pero sí el Cádiz entero. Entonces empiezan a montar ellos, porque era ilegal que el Atleti comprase un club de Primera, una empresa paralela que no era más que un grupo montado por Gil independiente, que era mentira todo.

-Como una franquicia, vaya.

-Más o menos, sí. Y este grupo fue el que terminó comprando el Cádiz CF. Estuvieron un tiempo de tránsito hasta que poco a poco los empresarios de Cádiz de los supermercados se fueron armando a base de relaciones, conocimiento y dinero y terminaron comprándoles a estos que nos compraron a nosotros las acciones. ¿Y por qué? Porque (Miguel Ángel) Gil me decía a mí: '¿Pero qué hace este haciendo eso si es empleado mío?'. Jeje Lo decía por el presidente que ellos mismos pusieron. Pero claro, como era mentira todo, él decía qué hacía ese ahí. Y ese que estaba no tenía ninguna relación ni con la ciudad ni con nadie, pero era un administrador; lo mismo si lo fuese de una cadena de supermercado pero era presidente del Cádiz CF y ya está. Era una aberración, pero estaba así montado. Como ahora que le gritan al presidente chino en el Valencia algo así como 'este qué hace aquí', pues lo mismo. Era un marciano que había caído aquí en Cádiz y ya está.

-¿Y ese 'marciano' quién era si me lo recuerda?

-Pues no sé ni como se llamaba porque fue uno que pusieron ellos. Y son esos primeros años tras nuestra venta que el Cádiz CF empieza a descomponerse bastante.

-Y tanto que sí porque pierde la máxima categoría justo tras la venta a Gil y bajó del tirón a Segunda B -donde se pasa nueve años- tras un efímero año en Segunda.

-Todo eso hace que el club se abarate como sociedad anónima deportiva y mientras eso pasa se consolidan los empresarios gaditanos para hacer la compra y se da el relevo. Eso fue un poco lo ocurrido hasta que llegó Muñoz.

-Así fue. Recuerdos muy amargos para el cadismo. Supongo que a usted le criticarían mucho dado que dejó en manos de Gil un club que comenzaría su descenso a un ritmo que casi le vuelve a llevar a la desaparición.

-Sí, sí, por supuesto. Pero es que la misma crítica que se me hace a mí es la misma que no se hace cuando el presidente es un mafioso pero el club va bien en la Liga.

-Jajaja. Vamos, que se critica al que lo hace bien porque la pelotita no entra.

-Jajaja ¡Es eso! Eso mismo. Quiero decir que la gestión importa bastante poco; si lo deportivo va bien la gente no mira 'parriba'. Nada más que mira 'parriba' si la cosa va mal en el césped. Pero la visión mía era nada más que la ciudad y puedo decir que yo le devolví al alcalde Carlos Díaz lo que él me pidió. Y así se lo dije. 'Carlos, toma. El dinero público y el Cádiz existe. Existe en Segunda, existe en muy malas condiciones. Sí, sí, pero ya eso no es tarea mía; no me voy a convertir yo también en salvador del Cádiz CF'. Y ahí terminamos una etapa; era la bisagra de otro tiempo.

-Pues muy bien explicado, don Rafael. Vamos a ir dejando el Cádiz y sigamos con su vida. ¿Esa misión fue de sus últimas inmerso en política?

-No, yo seguí en la política. Después estuve otra vez en la Diputación y como un cambalache de esos de entrar y salir que te dije antes pues salí y ya no volví más.

-¿Y por qué? ¿Por algo en especial?

-Bueno, ya empecé a dedicarme más a tareas intelectuales y culturales que me gustaban más. Pero es que no sólo cambié yo, cambió la política. Yo cada vez estaba más ajeno a lo que se comenzaba a entender por política; la gente ya comenzaba a entrar en política como profesión y para vivir de eso. Todo aquello ya empezó a no gustarme y cuando cayó Carlos Díaz, que cayó no por las elecciones sino porque el PSOE lo quitó y no lo presentó a la siguiente.

-Así es. ¿Otro gallo hubiera cantado?

-Pues no se sabe cómo hubiera salido si Teófila se hubiera enfrentado a Carlos Díaz. Pero claro, Teófila era nueva y el del PSOE también era nuevo, que fue Fermín del Moral.

-¿Y cuándo se despide de la política? ¿Llegó a ir en las listas con Del Moral?

-No, no, no. Yo salí con aquel grupo, el de Carlos Díaz. Yo acabé con el tema del Cádiz, que por cierto, otra cosa muy interesante que no querría olvidarme de decir.

-Soy todo oídos.

-En la dinámica política de la oposición está la crítica continua hacia la gestión del gobierno municipal y en el tema del Cádiz, como era dinero de todos los gaditanos, tenía que estar el conjunto de la corporación municipal, y no solo el gobierno, llevando al Cádiz CF. Luego junto a mí, también había un representante de Izquierda Unida y dos representantes del PP. Y yo, nada más entrar en la presidencia del Cádiz, me reuní con ellos para decirles: 'Miren, aquí no se puede trasladar el debate municipal; yo os prometo que no haré ninguna gestión ni movimiento económico, ni fichajes de tal o de cual, sin antes consultarlo con vosotros y decirlo todo antes para que tengáis conocimiento. Me tenéis que prometer que esto no se va a convertir en un ayuntamiento bis, sino que esto es una cosa que estamos aquí para salvar al club y tal'. Y lo cumplieron. Y lo cumplieron. Los del PP y Fernando Santiago, que era el de Izquierda Unida. Y lo cumplieron. Y yo les consultaba todo y de allí no salía la discrepancia, ni las críticas internas ni nada de eso. No hubo nada de eso. Quiero recalcarlo porque eso hoy es una cosa impensable. Y les estoy muy agradecido a todos.

-Y tanto que sería imposible. Y anda que no sería lo deseable también en el día a día de un ayuntamiento.

-Claro que sería lo deseable, efectivamente. Pero como es una rareza, pues es muy de alabar y por eso quería recalcártelo. Y otra cosa.

-Venga, a ella.

-Cuando entramos en el Cádiz, tanto Ángel Luis como Paco Reina, me dicen: 'Rafael, el Cádiz existe porque hay unos jugadores, un escudo, una afición..., pero el Cádiz no existe como empresa'. '¿Cómo que no existe?', les pregunté. 'Mira, es que nadie de los que trabaja tiene contrato'. '¿Y eso cómo es?', les sigo preguntando, ya asustado.

-Jajajajajajajaja

-'No. Allí hay uno que los llama a fin de mes y les daba billetes; unos meses más, otros menos... No hay papeles, no hay archivo, no hay cuentas...', me decían. No había nada de nada y hubo que construir, te lo aseguro, administrativamente el Cádiz CF. Todo, todo, todo. No había ningún libro. El Cádiz lo llevaba Irigoyen en la calle; reuniéndose en bares, cafeterías, yendo y viniendo. No pisaba aquello (el club). Era una cosa. Vamos a ver, lo que nosotros le dejamos a los Gil era una institución, con su reglamento de funcionamiento. Paco Reina me decía muchas veces a los años. 'Rafael, todavía voy por la calle y me vienen personas a darme un abrazo porque gracias a nosotros tuvieron un contrato'. Le dimos la vida. Esto que te cuento, claro, no es deportivo, pero fueron unos hechos muy importantes.

-Y tanto que lo fueron. De hecho, por mi ejercicio profesional no han sido pocos los empresarios que venían a comprar el club que nos decían a los periodistas que menos mal que por ahí pasaron en su día unas personas, por vosotros, que pusieron algo de orden a ese cortijo.

-Y para eso tengo que volver a recordar y agradecer a esas tres personas (concejales del PP y de IU) que evitaran en todo momento el debate interno con el fin de politizarlo. Gracias a ese consenso pudimos convertir el Cádiz en una institución con unas normas que eran similares a las que llevaban los funcionarios en el ayuntamiento. Los reglamentos, los estatutos, los contratos, la financiación, los libros... Se construyó, se pudo construir. Y es que una vez que pudimos montar ese soporte administrativo ya con eso se podía comprar o vender lo que se quisiera. ¿Por qué? Porque ya había una sociedad anónima deportiva que funcionaba como tal.

-Ya ha dicho que en el tema de fútbol poco o nada se metía, pero como presidente supongo que hablaría algunas veces con los profesionales del mundillo. ¿Cómo llevaba relacionarse con entrenadores, representantes, futbolistas y todo ese ganado?

-Mal [y encoge el gesto, entre triste y compungido, como el que prefiere no recordarlo].

-Jajajajajajajajajajajajajaa

-Jajaja No, no le llevaba muy bien, la verdad. Mira, yo contraté a Blanco porque el que estaba había perdido unos cuantos partidos y fiché a Blanco, Ramón Blanco, para intentar salvarnos y recuerdo que hicimos un fichaje también. No sé, contratamos a un negro que no sé yo cómo se llamaba. Nada más que me acuerdo que era negro. Muy bueno, un tío extraordinario, me decían en el club. 'Sí, sí, viene con la mujer'. Bueno, total, que vamos a recogerlo con la mujer, no sé cuánto y tal. Les buscamos una residencia y bien. Y al cabo de un tiempo me dicen en el club. '-Oye, Rafael, que por lo visto está llamando su mujer desde África porque no consigue hablar con él no sé qué, no sé cuánto. -¿Y quién es esta que está con él aquí entonces? Jajajajajajajajaja

-Jajajajajajajajajajajajaja

-Jajaja Las cosas. Qué de mamarrachos.

-Jajajajaja Vaya mundo, sí. ¿Eso fue ya en Segunda?

-Que no, que yo siempre fui presidente en Primera. Es más, íbamos a bajar, pero yo dije que vendíamos antes porque Gil quería aguantar para que fuéramos nosotros los que bajáramos a Segunda. Entonces, yo hice todo administrativamente para que no bajásemos nosotros. El ayuntamiento, como gestor, no bajó a Segunda. El Cádiz bajó cuando se compró. Pero administrativamente no quería yo dejar ese manchón. No me daba la gana tragárnoslo nosotros.

-Poco hemos hablado de Irigoyen.

-Ahora voy. Irigoyen, cuando compra Gil, ya está pululando a favor de Gil. Entonces sí, ahí, en ese momento, sí que iba al club todos los días. ¿Para qué? Para que lo nombrasen director administrativo de lo que fuera a ser aquello tras la compra. Vamos, un 'andaveidile' de Gil en Cádiz. Porque en su última etapa en el Cádiz eso es lo que fue, un 'andaveidile' absoluto.

-Pero con usted en la presidencia él no ostentaba ya carga alguno, ¿no?

-No, bueno. En teoría, él seguía mandando en lo deportivo porque sabía tratar con los jugadores y tal. Tiempo después, fue presidente, pero era un presidente de mentira porque el Cádiz ya pertenecía al otro, él se creyó que podía seguir haciendo las cosas que hacía antes. El caso es que hizo un fichaje un club de un jugador del Cádiz, no sé si fue Arteaga, y se enteró Gil de que Irigoyen se podría haber metido dinero en el bolsillo y estando en Madrid lo llamó y le dijo. 'Vente para acá que quiero hablar contigo'. Y me contó uno del Atlético de Madrid lo siguiente. 'Estaba tan nervioso de que Gil lo matara que cuando se estaba afeitando en el hotel para ir a la reunión se hizo cantidad de heridas en la cara por la cuchilla; vino con la corbata por encima y mal anudada, con cantidad de cortes y con las manos temblando de los nervios. Pues cuando entró en la sala le dijo el hijo de Gil. «-Manolo, a ti qué te pasa». «-No, nada, nada, nada». «-No, nada no. A ti te ha dado un infarto. Venga para el hospital»'. ¡Fíjate el miedo que tenía de encontrarse con la cúpula de la mafia que le dio un infarto! Jajajajaja

-Jajajajaja Creía que le iban a matar y le salvaron la vida. Jajaja

-Bueno, eso Miguel Ángel. A lo mejor Jesús Gil hubiera dicho dejarlo que se siente y nos comente lo que tenga que comentarnos. Así aprovechaba y se lo ventilaba sin levantar un dedo. Jajajaja

-Jajajajajajajaja ¡Qué fauna! Jajajaja Dejemos ya el fútbol y sus entresijos y volvamos a su carrera. ¿Cómo un filósofo se va haciendo historiador?

-Sí. Mira, ahora mismo tengo publicado veinte libros.

-¡Coño!

-De distintos temas relacionados con la Imagen, el cine y la historia de Cádiz. Pero hay dos libros que se salen un poco de esta línea. Uno es 'Cádiz amurallada', una historia sobre las murallas de Cádiz, aunque meto muchísima fotografía, es un estudio sobre Cádiz amurallada. Y es que en mi etapa en el Ayuntamiento también estaba en Urbanismo porque hubo una dimisión o algo y Carlos Díaz me dio esa concejalía. Y aprendí una barbaridad con los arquitectos, sobre todo de historia. Y el otro es 'La maqueta de la Plaza Fuerte de Cádiz'. Son dos libros singulares porque no había nada señalado sobre el asunto. Pues bien, como te dije ayer, el de 'La maqueta' fue un éxito editorial y yo me he alegrado mucho.

-Para los más cenutrios como yo. ¿Dónde se puede ver esa maqueta?

-Está en el Museo de las Cortes.

-¿Cómo le dio por investigar sobre algo no investigado? Hay que tener ganas, eh.

-Pues mira, todo empezó cuando me enteré, por una exposición que vi en Madrid sobre Carlos III y en el catálogo de la misma ponía una nota a pie de página en la que se leía: 'Documentación maqueta de Cádiz. Palacio Real. No sé qué más'. Y me dije '¿Y esto? ¿Palacio Real? ¿Sobre la maqueta de Cádiz? Qué raro'. Bueno, pues al día siguiente, a las 8 de la mañana, estaba yo en la puerta del Archivo del Palacio Real de Madrid preguntando por las cajas de todo aquello que leí en el catálogo aquel. Y salieron. Me pusieron allí unas cuantas y empecé a leer y entonces me di cuenta y dije '¡Claro, en todas se dice SECRETO DE ESTADO! Que no hubiera ningún papel en el que figurase las dependencias correspondientes... Claro, claro, claro... Por eso en Cádiz no hay ningún papel sobre esto. Es normal, es normal'. Y a partir de ahí empecé a ir por Madrid al Archivo del Palacio Real, el de Simancas y poco a poco fui encontrando todas las cajas. Y no hay ningún papel que esté fuera de esas cajas. Entonces me pongo a hacer la historia, que es una preciosidad, de la maqueta de Cádiz, la más importante que hay y que no la tienen ni en Versalles. Porque esto de la maqueta era una costumbre de los Borbones para tener en el salón, a ver no eran maquetas, le llamaban modelos. Y lo que querían tener era un salón de modelos como en Versalles, donde tienen allí la reproducción de todas las plazas fuertes de Francia. Lo que pretendían los Borbones era hacer como los franceses, que cuando venían los monarcas extranjeros enseñaban el salón de modelos como el que enseña el Reino a vista de pájaro. Pues bueno, ninguna de las maquetas francesas son tan grandes y tan bonitas como esta que tenemos aquí, que es una locura.

-¿Qué años puede tener la maqueta?

-Se empezó en 1777 y terminó de hacerse dos años después, en el 79. Y cuando se termina, siete carretas tiradas por mulas se la llevan al Palacio Real. Iba a ser la primera de una serie de maquetas de las plazas fuertes del Reino, pero solo se hizo una, esta; reflejando una vez más como somos los españoles. Jajajaja

-Jajajaja ¿Cuándo volvió a Cádiz?

-Pues volvió un siglo después. Al principio se puso en el Palacio Real, en una sala que ya te digo iba a ser similar al salón de Versalles pero en Madrid. Pero solo se hizo esta. Fue muchas décadas después, estando en Madrid Segismundo Moret, gaditano, y siendo Cayetano del Toro alcalde de Cádiz y los dos del mismo partido cuando regresó la maqueta a Cádiz [y acompaña a sus palabras con dos golpecitos sobre la mesa que hacen retumbar las tazas de café para darle mayor empaque a lo dicho].

-Qué bueno.

-Esa maqueta vivió la invasión de los franceses en 1812, que se desmontó. Los franceses se llevaron piezas en barquitos para que cuando llegasen a su tierra regalárselas a sus niños. Jajajaja Es una historia increíble.

-Pues habrá que leerse el libro, hombre. ¿Es muy farragoso, Rafael?

-No, no, no. Es que esa es la pregunta. Te digo lo siguiente. Cuando terminé de hacer la historia, que yo creo que es interesantísima, dije: 'Esto es un ensayo interesantísimo, pero como nada más que va a haber un libro sobre la maqueta porque no va a haber ningún papel más ni se va a poder escribir otro, en la parte de delante pongo: Guía didáctica e historia de la maqueta de la Plaza Fuerte de Cádiz'. Por tanto, es una guía didáctica llena de fotografías de cada baluarte, de cada trozo de la muralla, de cada edificio. Primero hay un paseo perimetral señalando cada baluarte, cada castillo explicando su historia. Y después, otras historias de los edificios singulares del interior señalándolos también. Y esa es una primera parte del libro y es de muy amplia lectura. Quiero decir, eso puede leerse desde chavales de bachillerato hasta personas interesadas en la historia de Cádiz en general. Nada más que eso es para el público en general. De hecho, ha dado un éxito editorial enorme.

-Pues Rafael, casi hemos llegado a la hora de charla y sabe Dios que por mí estaría aquí dos horas más pero temo que cada vez que abra la boca diga algo más interesante aún y todo esto hay que pasarlo a máquina y eso me toca hacerlo a mí.

-Jajajaja Tú eres el culpable.

-Jajaja Bueno, pues si le parece aquí lo dejamos y que sepa que ha sido un inmenso placer descubrir a la persona que, siendo niño un servidor, pensaba injustamente que fue el encargado de hundir el Cádiz. Jajaja Ahora, a los años, le doy las gracias por salvarlo. Muchas gracias.

-A ti.

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