El polémico proyecto del arquitecto José Luis Bezos que se ideó con el objetivo prioritario de proteger el Parque Genovés

La polémica siempre ha acompañado a esta pérgola-mirador, cuyo diseño resultó ganador del concurso internacional que el Ayuntamiento gaditano y el Colegio de Arquitectos de Cádiz convocaron en 2005 para reordenar y urbanizar los terrenos de la explanada de Santa Bárbara que conforman la franja de separación del Parque Genovés con el mar. Y ello, teniendo en cuenta que las especies del parque -exóticas de procedencia americana y que están patrimonializadas- requieren de una protección especial, por lo que hasta que se construyó la plataforma un muro alto las preservaba de los temporales y el ambiente marino.

Es por ello que la nueva edificación se proyectó con el objetivo prioritario de garantizar la protección del parque Genovés, al tiempo que se pretendía una relación «mucho más transparente y permeable entre dicho parque y el nuevo paseo de Santa Bárbara, pensándolos como espacios urbanos conectados y complementarios, creando cinco nuevos accesos». «Además, la cubierta o nivel superior es accesible y transitable, trasformándose en una calle-mirador elevada que se asoma por un lado hacia el parque Genovés y por el otro a la explanada de Santa Bárbara y a la Bahía de Cádiz». Así se explica este proyecto en la página web de su creador, el arquitecto sevillano José Luis Bezos.

No obstante, una vez puesta en pie la instalación, las críticas no tardaron en llegar, siendo su impacto visual y estético los principales motivos de las quejas. Incluso el Partido Andalucista (PA), llegó a reclamar en 2015 el desmontaje de este «gran mamarracho» y la venta de sus materiales como chatarra. Y es que tanto la ciudadanía como diferentes formaciones políticas salieron a criticar la flamante plataforma elevada, desde la cual las personas de menor estatura apenas alcanzaban a ver el mar. Además, estaba mal acabada, con materiales de malas calidades, desperfectos e incluso elementos cortantes, y también se criticó que rompiera con el entorno.

Nueve años después, su estado no puede ser más deplorable, y no sólo por los grandes estragos que han provocado en este equipamiento los dos incendios, sino también por la falta de mantenimiento y adecentamiento sumado a numerosos actos vandálicos que saltan a la vista.

Paredes de cristal rotas o ya inexistentes, techos y cables arrancados, cuadros eléctricos y tuberías al descubierto, numerosa pintadas, zonas quemadas... Sin duda, una lamentable y vergonzosa estampa -en uno de los rincones más bellos de la ciudad-, que se ha ocultado tras una lona de grandes dimensiones con motivo de las dos últimas ediciones de la Sail GP.