II Congreso Nacional Terrorismo y Prisión

Los máximos responsables de la lucha contra el terrorismo en España en Cádiz: «No podemos estar tranquilos nunca»

La capital gaditana es estos días el epicentro nacional de la batalla contra esta amenaza con un encuentro donde expertos comparten estrategias y conocimientos para la prevención y el control

Miembros del Centro de Inteligencia advierten sobre restarle importancia a los 'lobos solitarios': «No hay que quedarse jamás en eso de 'este es un loco que ha sacado un cuchillo'»

Responsables del CITCO, durante sus ponencias. la voz
María Almagro

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En septiembre de 2021 un coche, en principio fuera de control, chocaba a más de 100 kilómetros hora contra la terraza de un bar en el pueblo murciano de Torre Pacheco. El impacto acabó con la vida de uno de los atropellados e hirió a cuatro personas más. También moría Abdellah G., el conductor. Había llegado desde Marruecos a España a los 13 años y pasado por varios centros de menores. Lo encontraron ya fallecido en el vehículo pero con un cuchillo clavado en su cuerpo. Un caso que podría haber quedado en un escabroso suicidio o un tema de perturbación mental, pero que tuvo a agentes especializados investigando dos años para llegar hasta el último resquicio. «Había que identificar y aclarar todos los elementos porque ésa es la clave». Así lo destacaba este martes en Cádiz Francisco Vázquez, coronel jefe de la Unidad Central Especial nº2 de la Jefatura de Información de la Guardia Civil.

Y es que Abdellah tenía el cuerpo rasurado, el cuchillo lo había colocado en el volante para clavárselo y morir justo en el momento exacto del impacto y además se encontraron notas manuscritas en las que pedía «justicia por el Islam». El restaurante servía comida india y era altamente frecuentado por ciudadanos europeos. Con todos estos indicios, el caso se cosió hasta el extremo y finalmente lo asumió la Audiencia Nacional como posible atentado yihadista.

Y esa premisa, la de llegar hasta el final, la de buscar razones, explicaciones, prevenir, compartir estrategias y jamás infravalorar cualquier circunstancia ni detalle es la que en estos días se analizan en el II Congreso Nacional Terrorismo y Prisión que reúne en Cádiz a los más altos responsables y mayores expertos de la lucha contra el terrorismo de nuestro país. Este martes se inauguraba con las ponencias de los primeros conferenciantes y se ponían ejemplos como el de este atentado de Murcia, o como el del paso por diferentes prisiones de Rida B., un recluso que estaba interno por robos y casos de violencia menores pero que durante su estancia por los centros penitenciarios empezó a radicalizarse y enaltecer las tesis de Daesh amenazando a los funcionarios. Se avisó, se le tomó en serio, se investigó y se le condenó por ello por lo que, entre otras cuestiones, previno su pronta salida en libertad, forzó su extradición y además que se dedicara a adoctrinar.

«No hay que quedarse jamás en eso de 'este es un loco que ha sacado un cuchillo' o que 'ha cogido una furgoneta y ha atropellado porque sí'. En España, ya pasamos la peor época del terrorismo, claro... pero sigue habiendo y hay que ser muy escrupulosos con los que sí y con los que no, pero investigar, prevenir, controlar», aseguraba con claridad el coronel, miembro también del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO).

Una amenaza «cambiante»

Algo en lo que coincidía con otro de los altos miembros de esta lucha, el comisario principal de la Policía Nacional y jefe de la División Antiterrorista del CITCO, Francisco Coria Rico. «La amenaza terrorista es cambiante y su lucha también lo tiene que ser», explicaba haciendo un repaso a la evolución de este órgano de inteligencia nacional y cómo ha tenido que ir ido adaptándose a los diferentes tipos de amenazas, desde las más reales hasta las llamadas 'híbridas' -sabotajes, difusión, ataques tecnológicos...-. Coria insistía en la coordinación entre fuerzas policiales y también jurídicas y en la prevención como pilares de estos objetivos.

Además detallaba las «principales amenazas» de terrorismo que hay actualmente: «La principal son los actores solitarios y principalmente individuos autorradicalizados que actúan con medios rudimentarios». Pero además de ellos, excombatientes extranjeros, la alta y fácil difusión de la propaganda, la captación de menores o las situaciones políticas o de refugio de países del cuerno de África u Oriente Medio», aprovechando además conflictos bélicos como puede ser el actual en Gaza.

También daba su punto de vista otro gran peso del Centro de Inteligencia, Manuel Rodríguez García-Risco, comisario principal jefe central de Operaciones de la Comisaría General de Información. «Para prevenir aquí necesitamos saber qué pasa fuera. Es imprescindible la multilateralidad, nuestras investigaciones tienen que tocar todos los estados porque si no estamos ciegos», exponía en su intervención.

Y advirtió de otro hecho en el que Cádiz tiene una especial vulnerabilidad. «En 2020 se detuvo a gente que venía de ruta tras Turquía o Somalia y entraron en patera». Mencionaba también la incidencia de los retornados, aquellos que vienen de zonas de conflicto o sobre la liberación de las cárceles de terroristas que antes estaban vigilados por los estadounidenses y ahora por los kurdos. «Aquí hay que tener claro que no podemos estar tranquilos nunca».

La batalla, visto desde las Naciones Unidas

Antes del análisis desde las voces más de ámbito nacional, tomaban la palabra expertos en la lucha antiterrorista desde órganos internacionales. Como el jefe de la Oficina de Lucha contra el Terrorismo de las Naciones Unidas en Madrid. Ignacio Ibañez, quien también detallaba las últimas novedades sobre los procesos de radicalización y su evolución.

«Cada vez hay más países involucrados, ¿cómo se establece una jurisdicción y una coordinación organizada entre todos?», cuestionaba. «Hay una necesidad absoluta de cooperación, de compartir criterios y tipos penales». Por ello, explicaba que existen ya 19 tratados internacionales sobre terrorismo aunque, de momento, es complicado que se pongan de acuerdo en una definición única sobre qué es o qué se considera terrorismo. «Algunos países, dependiendo de muchos factores, no reconocen tipos o formas». Estas diferencias son, para muchos expertos, un obstáculo a la hora de perseguir y castigar la radicalización.

A este respecto, el experto admitía: «Será difícil que todo el mundo se ponga de acuerdo sobre una definición consensuada pero sí existen las dinámicas y los tipos penales se adoptan. Los tratados internacionales ya tienen base suficiente y así seguimos y seguiremos trabajando».

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