con 'c' de cádiz

«Fui a Hong Kong con billete de ida y vuelta pero con la idea de que me gustase»

iván serrano arias. profesor de español en hong kong

Este periodista de formación gaditano se gana la vida en la que fuera colonia británica, donde llegó cansado de la vida extrema de Madrid y de sus excesos tanto laborales como vitales

Iván ha pasado estas Navidades en Cádiz junto a los suyos. antonio vázquez

Iván Serrano Arias (Cádiz, 1979) ha vuelto a pisar su tierra prometida cuatro años después de que llegase en la Navidad de 2018, antes del cataclismo que supuso la pandemia originada en China, de donde es contribuyente desde que hace unos años decidiera echarse el petate a la espalda y probar fortuna en Hong Kong, donde ha crecido laboral y personalmente.

Allí vive desde hace más de una década y allí es donde se ha casado -también separado- y ha tenido un hijo, ese al que ha enganchado a ver el Cádiz a miles de kilómetros de distancia y al que este pasado 30 de diciembre llevó al Carranza para verlo jugar en su estadio ante el Almería (1-1). «Los horarios son una locura y solo tenemos la suerte de ver los que el Cádiz juega a las dos porque allí son las nueve de la noche; los demás y la Champions, olvídate de verlo con el crío», me dice mientras nos ponemos al día antes de darle al 'rec'.

Iván siempre fue una mente privilegiada. Listo como el hambre y gran conversador. Era (y es) esa clase de personas que igual te habla de fútbol que de física cuántica mientras se lía un cigarrillo. Y todo lo hace desde la simpleza y la educación de la sencillez. Compartir un rato con él ha sido uno de los mejores momentos de esta pasada Navidad para un servidor que pasó no pocos años a su lado tanto en Cádiz como en Madrid. Además de ser un cachondo, Iván es un tipo interesante, de esos con vida que contar y del que me aprovecharé para adornar este rincón del periódico para que así, el que quiera, pueda acercarse a él de una manera algo más íntima. Entrevistar a un amigo siempre supone un ejercicio de responsabilidad; responsabilidad con la profesión, pero también con la amistad. Allá vamos.

-¿Cómo le fueron los estudios primarios?

-Primero estuve en Reyes Católicos, aunque parvulitos y 1º de EGB lo hice en un edificio cercano al colegio grande y que estaba en la calle Trille a la derecha. Ya en 2º pasé al edificio principal. Me acuerdo un día que andando para ir al de parvulitos hubo unas inundaciones enormes en Cádiz y que el agua me llegaba hasta la cintura.

-¡Sí, vamos! Nadando iría... ¡No empecemos!

-Te lo juro. Ya sabes que los recuerdos no se eligen.

-Bueno, venga. Y BUP lo hace en San Felipe. ¿Por qué?

-Por imposición de mi padre, que decía que era el mejor colegio de Cádiz.

-¿Y lo fue?

-Eso siempre es subjetivo. Yo tuve muy buenos años allí, pero la adaptación me fue difícil. En 1º de BUP me veía fuera de lugar. De hecho, acabé repitiendo.

-Ya fuimos dos.

-Sí, pero nosotros coincidimos en 3º, por las letras puras. Me costó un añito adaptarme al colegio, pero cuando ya repetí congenié mejor con los de mi nueva clase. De hecho, ahí fue cuando ya hice mi pandilla porque el primer año me dedicaba a estar más con la gente de Primaria, que estaban casi todos en el Drago. Ya en el segundo año, más ubicado, me centré. Lo único es que un verano mi padre me llevó a un colegio interno.

-¿Y eso?

-Todo creo que se remonta a la infancia de mi padre, que fue un poco dura. Su padre era médico y la madre ama de casa y cuando fallece mi abuelo él era muy pequeño. Entonces no había pensiones ni ayudas y mi madre se vio sola con siete hijos. Mi padre tenía seis años y le tocó irse interno. Pasó toda la Primaria y la Secundaria, primero en Valladolid y ya luego a un centro en Cádiz.

-¿Y cómo fue su experiencia en el internado?

-No muy buena. Mi padre tenía el concepto de un internado de su época y lo que no sabía es que ya en España un internado es más una escuela de criminales que un centro de formación académica.

-Jajajajaja

-Básicamente es lo que era.

-¿Pero a él le quedó buen recuerdo de su internado?

-No, qué va. Pero él creía que de esta forma me iba a encauzar.

-¿Qué fue el verano que repitió 1ª de BUP?

-No, fue el de 2º, que tampoco es que sacara muy malas notas, lo que pasa es que me quedaron las de ciencias; matemáticas y física y química. Y eso mi padre no lo soportaba porque él era ingeniero de caminos y quería que yo estudiase ciencias porque ahí estaba el futuro.

-Mi padre también era ingeniero, en su caso industrial, y recuerdo que quería lo mismo. Y a ver, las cosas como son, no iban mal encaminados; los que salimos torcidos me da que fuimos aquí los presentes...

-Jajajaja ¡Total!

-Volvamos al internado. ¿Por qué acaba ahí?

-Mi padre me dijo que si suspendía las de ciencias me mandaba a Campillos. Y las suspendí.

-¿Tanto quería probar la experiencia?

-Jajaja. No, no, pero es que no me gustaban. Así que ese verano lo pasé en este colegio relativamente famoso, donde estaba la 'crema' de la mejor Andalucía.

-¡Hombre, por favor, quién no ha escuchado hablar ese internado! La pregunta se la hago a todos los que pasaron por allí desde que un conocido nuestro me lo asegurase. ¿Es verdad que echaban bromuro en las comidas para que el soldadito no se levantase y así no poder tocárselo?

-Pffff... Jajajaja Eso como te lo puedo decir, picha.

-A ver, ¿le daba o no al muñequito?

-Hombre, claro cojones. Cuando podía sí. Jajajaja. ¡Estaba aquello como para no darse pequeños placeres!

-Jajajajajajajajajajajaja Bien, bien. Recuerdo que de allí se salía únicamente los fines de semana solo si se sacaban buenas notas durante la semana. ¿Era así?

-Exactamente. No me fue mal, no. Además, debo decir que en San Felipe Física y Química era la misma asignatura, pero allí se daba por separado. Y claro, lo entendí mucho mejor. Además, el profesor que lo daba era heavy y yo escuchaba por entonces esa música así que empatizamos muy bien y aprobaba sin problemas.

-¿Allí fue solamente para las asignaturas suspendidas?

-Claro. Yo tenía clases solo de Matemáticas, Física y Química y el resto del día nos metían en unas aulas de estudio enormes, sin profesores ni nada aunque con vigilantes, que eran unos macarras de cuidado.

-No vea, eso era lo más parecido a una cárcel.

-Una cárcel, pero peor porque tenías que estudiar. Recuerdo que nos levantaban los guardias de seguridad a las seis de la mañana a base de manotazos en las puerta metálicas de las habitaciones, que debían estar siempre abiertas. Yo me iba despertando según iban dando golpetazos en otras habitaciones del pasillo, pero no me podía levantar hasta que sacudían la mía. Era horroroso.

-Jajajajajajajajajajajajajajaja Vamos, pero ya estaría más que despierto.

-Sí, sí, pero no me levantaba hasta que no pasaban por mi cuarto, que lo compartía con uno de Sevilla. Aquello era un flipe, para hacer una película.

-Dios. ¿Qué nota le pone a esa experiencia vital en su conjunto?

-A ver, fue una putada. Date cuenta que di con gente con la que aquí en Cádiz nunca hubiera dado.

-En su mayoría carne de prisión, ¿no?

-Sí, al menos esa era la sensación.

-¿Y no hizo amigos?

-Sí, hombre. Yo quedaba con uno de San Fernando, otro de Arcos y otro de Villaluenga. El de Arcos era el que cogía el coche, que mejor ni lo cuento...

-Claro, porque allí había gente con coche. Mucho niño de papá descarriado supongo.

-Sí que los había, sí. Pero lo que fundamentalmente había allí eran casos perdidos. Es más, la gente me preguntaba: '¿Tú qué haces aquí?', porque me pasaba mucho más tiempo en el aula de estudio que en las clases. Yo respondía que estaba allí por culpa de mi padre. Y es verdad que luego yo mismo, y viendo lo que veía, me decía: '¡Joder, es verdad! ¿Yo qué carajo aquí metido si solo he suspendido tres y seguro que paso de curso!

-Jajajajajajajajaa Hombre, para mí tres en verano era un triunfazo. No digo que se hiciera fiesta en casa pero sí que tenía un verano tranquilito.

-Es que era eso. Allí había posibles criminales y a mí sólo me habían quedado tres en 2º de BUP, joe. Aquello me dejó tocado, la verdad.

-¿De qué manera?

-Pues por lo que dije antes de que todo el mundo me preguntaba qué hacía allí. Me pasaba todo el día cabreado, sobre todo con mi padre. Veía que allí había gente con siete, ocho o más suspensos y yo solo con tres y una conducta muy diferente a las que allí se veían. Ahí fue cuando comencé a tener una relación muy mala con mi padre y como no sería la cosa que ya en 3ª BUP, donde ya estudiaba lo que me gustaba (letras puras), me quedaron siete en la Primera Evaluación. Me llevaron a la psicóloga del colegio, que fue la que le dijo a mi padre que meterme el año académico entero en Campillos iba a ser peor.

-Vamos, que esos siete cates en Navidad querían decir más cosas.

-Evidentemente. Ahí estaba muy mal con mi padre y prácticamente no abrí un libro a conciencia.

-¿Y qué decía su madre?

-Mis padres se divorciaron cuando yo tenía tres años y, claro, ella estaba muy asustada con la dinámica de mis estudios.

-¿Cómo afecta a los tres años el divorcio de unos padres?

-A mí me afectó. Al principio, es verdad que era muy pequeño, pero recuerdo que vivíamos en Palmones, en una casa con jardín. Yo estaba ahí de p. madre, en un chalet con mis padres y jugando todo el día en el jardín. Y de pronto me veo en Cádiz, en un piso cerrado y con mi madre, que no había terminado la carrera para tenernos a mi hermano pequeño y a mí. Ya con nosotros en casa retomó Derecho para ser abogada. Mi padre se fue a Madrid de director de una fábrica. Así que, por mucho que fuese pequeño, mi vida salta por los aires con un cambio brusco en el que desaparecen mi chalet y mi padre de buenas a primeras. Y claro, eso marca. Al principio mi padre venía a casa cada fin de semana, luego uno sí y otro no, luego de mes en mes, luego de tres en tres... Y claro, no lo dices pero lo vas echando de menos.

-Bueno, sobre todo en esa época, ¿no? Porque ahora, por suerte o por desgracia, eso está a la orden del día.

-Pues sí, pero en esos tiempos no era ni mucho menos lo común. En mi clase solo éramos tres de padres divorciados de cuarenta que había en la clase. Quieras o no te afectaba cuando veías a tus compañeros ser recogidos un día por su padre, por su madre o los viernes por ambos. Los veías jugar con sus padres y demás y tú eso no lo tenías. Marca un poco, la verdad.

-Bueno, ya ha quedado claro que odiaba los números...

-Mi padre me hizo odiarlos. Me ponía a hacer problemas con él y si me salían mal me castigaba. Era normal que los odiases; luego me arrepentí porque se necesitan para todo. Si tienes una mínima noción de matemáticas te organizas la vida mucho mejor.

-Avancemos. Periodismo. ¿Por qué? ¿Desde cuándo decide que será la carrera que elegirá?

-Fue porque en 2º BUP nos hicieron un test psicotécnico. En uno salió que yo tenía una capacidad muy buena para escribir. Y a esto le aportaba que a mí me gustaba mucho la música, escuchaba mucho la radio, leía mucho el periódico, las críticas de música, de deportes, de cine, que también me gustaba... Entonces pensé que podía ser un medio del que podía trabajar a la vez de ser feliz. También ayudó a esa decisión que mi padre me apoyó. Hice la entrevista y me fui a Madrid.

-Bueno, la entrevista... Allí cogían hasta a un gato. Bueno, la entrevista se la harían más bien a la cuenta corriente de nuestros padres, que la pasarían por lo que veo jajajajaja. 

-Jajajaja. Es verdad también. Fui en verano tras aprobar selectividad en septiembre, nos hicieron otro test psicotécnico, otra entrevista y me cogieron.

-¿Le gustó la carrera?

-Pues la verdad es que no. Empecé muy motivado, pero me decepcionó muchísimo. Primero porque fue un plan que salió del Gobierno de turno que la reducía a cuatro años y con cuatrocientasmil asignaturas al año. Tendríamos 17 o 18 por año y eso era una locura. ¿Así cómo ibas a aprender bien y en profundidad cualquier asignatura? Lo sí hizo muy bien la Universidad (San Pablo CEU Madrid) fue en incidir mucho en la gramática y en la Lengua, que luego me ha servido mucho en mi profesión como profesor. También recuerdo una muy buena explicación que nos dieron sobre la independencia del periodismo.

-¿En qué sentido?

-Nos decían claramente que el periodista sirve a los intereses del medio para el que escribe. Yo eso no lo sabía así por así, pero cuando lo estudié me llevé un chasco increíble y decidí que no quería seguir estudiando Periodismo; convalidé mis dos primeros años y me pasé a Comunicación Audiovisual, donde empiezo a salir con gente de otra liga.

-Jajajaja. Párese en esa otra liga un poco.

-Eso fue genial, para lo bueno y para lo malo. Yo paraba con gente del 'Chami' (Colegio Mayor Chaminade) y de la Universidad.

-Y ninguno de ellos eran de misa de domingo, ¿no?

-Jajaja. No , no. Ni de coña. Los domingos eran otra cosa para este gente,

-Una extensión del sábado, imagino sin imaginar.

-Exactamente.

-Pero no eran unos cualquiera; yo los recuerdo. Era y es gente muy interesante.

-Sí, sí. Es más, eran gente muy inteligente, e incluso en la universidad destacaban con sus ideas al margen de lo que les gustase la farra.

-¿Hasta llegar a esa gente había tenido contacto con ese mundo de la noche?

-Para nada. Aquí en Cádiz apenas había de eso; aquí teníamos los botellones y poco más. Recuerdo si acaso el Tocato, en la Punta, pero poco más de música electrónica. Aquello fue un escarceo, pero allí apenas bailaba y poco más.

-Madrid.

-Pues eso. Yo salía con gente de la Universidad y con gente de Madrid, que fueron los que me metieron en ese mundo. Pero las primeras fiestas que me metí debo decir que fueron con Javi, uno de Toledo.

-Buen prenda. Menudo era Mariano, aunque debo decir en su defensa que ya es un formal padre de familia, se lo aseguro. Jajaja

-Jajaja Claro, claro. Compañero común. Pues fue con él con el que empecé en este mundillo de la música electrónica y de lo que no es la música. Jajaja

-Jajajaja Bien, bien. Entonces, recapitulando, ¿cuántos años se metió en Madrid?

-La carrera fueron cinco años con el proyecto final. Y después otros cinco trabajando.

-¿Dónde?

-La mayoría de salidas que te daba la Comunicación Audiovisual eran muy desagradecidas porque te obligaban a ser freelance. Yo me metí en montaje de edición de vídeos. Comencé como auxiliar digitalizando cintas y preparándoselas al montador. Pero a los años me doy cuenta que el trabajo es muy desagradecido.

-¿Se da cuenta siempre tarde de las cosas, no? Y se lo digo yo, eh, que sé que me van mal pero aún no consigo darme cuenta. Jajaja

-Jajjajjaaj. Pues sí, sí. Me di cuenta tarde de que no iba bien con eso. Me percato tarde de que para conseguir trabajo de lo mío siempre tenía que ir lamiendo culos; abiertamente: pedir trabajo a la gente. Da igual que lo hicieras bien en el anterior o no, lo que prima es moverte en esos ambientes, conocer a gente que contrata y pedir trabajo, básicamente. Estar toda la vida así no me motivaba en absoluto.

-Obvio que no motiva, pero ¿entiende que para muchos es una obligación si se quiere ganar uno la vida?

-Claro que lo entiendo, pero es que no es solo trabajar. Es trabajar y tener que salir también con los del trabajo porque es ahí donde se tiene que hacer vida social y ganarte otros contratos. ¿Y qué pasaba? Pues que había días que me pegaba una pechá de trabajar de 16 horas si había un 'deadline' -fecha límite de entrega de un trabajo- y me veía a la salida que me tenía que ir de fiesta para ganarme otro contrato. Acabé harto de esa vida.

-¿Y cuándo y por qué decide emigrar de Madrid?

-Yo ya echaba ya de menos el mar. Me encantaba Madrid y la vida que llevaba, a esa edad, me gustaba. Allí me pegué diez años, desde septiembre de 1998 que entré en la carrera hasta 2008 que me fui. A mí me encantaba Madrid, pero entre que no avanzaba en lo mío y entre las campanas de crisis gorda que ya iban sonando llegó un momento en que no veía mi futuro nada claro.

-¿Por dónde vivía en Madrid?

-Por La Latina, en un piso con dos compañeros. Tenía mi motito y no estaba nada mal, la verdad. Trabajaba por el centro. También me ayudaba mi padre, que ya me llevaba de nuevo bien con él. Pero estaba muy cansado de trabajar y salir, de trabajar y salir, de trabajar y salir... No descansaba y comenzaba a estar un poco harto de siempre lo mismo. Acabé hasta los mismos y diciéndome 'tengo que salir de aquí como sea'. Además, se venía una crisis con la que sabía que iba a estar incluso peor por falta de trabajo. Y tenía más que claro que yo no quería estar en Madrid en plena crisis.

-¿Y cómo y cuándo se va?

-Todo empieza a raíz de un trabajo que le consigo a colega que era operador de 3D, generaba imágenes por ordenador. Él tenía mucho talento, pero vivía con los padres. Entonces, a un compañero mío de piso le ofrecieron un trabajo en Hong Kong de eso, pero él estaba bien y no lo cogió, con lo que organicé una comida para ponerlos en contacto porque daba el perfil ya que pedían a un tío que generase dibujos en 3D para estudios de arquitectura. Presentó el portafolios con sus trabajos, lo cogieron y se fue a Hong Kong como operador de 3D. Me llamaba desde allí diciéndome que le había salvado la vida porque estaba trabajando de lo suyo y con un buen sueldo y aprovechaba para incitarme a irme para allá a probar fortuna. El tío me decía que estaba eternamente agradecido y no paraba de repetirme que me fuera allí con él y que contase con su casa todo el tiempo que quisiera hasta encontrar curro. Y dicho y hecho.

-¿Se fue con billete solo de ida?

-No, me compré un billete de ida y vuelta pero decidí perder la vuelta si me gustaba aquello. Me llevé toda la documentación, títulos, trabajos realizados, traducciones... por lo que pudiera pasar.

-¿Y su trabajo en Madrid?

-Pues mira, eso fue la última señal, el empujón que me hizo irme con más convicción si cabe. Yo acababa de entrar en una empresa de eventos, haciendo los vídeos que se proyectaban. Eso sería finales de 2007 y me compro el billete en enero de 2008, para las vacaciones. Yo estaba fijo en el trabajo, bueno, me obligaban a ser freelance, un falso autónomo, a la orden del día en España. Estaba relativamente bien en la empresa pero dándome cuenta de que cada vez había menos trabajo producto de la crisis que ya se iba presentando en todo su esplendor. Yo ya tenía todo preparado para irme el mes de vacaciones a Hong Kong y justo antes de irme me echaron del trabajo. Hubo otro empujoncito que fue me robaron la moto, picha. Tenía pensado venderla para llevarme más dinero y me la robaron, joder.

-Jajajajaja ¿Dónde la tenía?

-La tenía debajo de casa, en la calle Don Pedro. ¡Más señales no podía tener!

-Jajaja Desde luego que lo estaban echando de Madrid, al menos jajaja. ¿Cuánto pagaba de piso y cuánto cobraba?

-Alrededor de 200 cada uno era el piso compartido. Y cobraba alrededor de 1500. Vamos, que me daba para ahorrar, pero con esto de pagar lo de autónomo, el IRPF y que iba viendo que en el curro me iban a poner de patitas en la calle pues fui haciendo el cuerpo a lo que pudiera pasar. Estuve un mes sin hacer nada delante del ordenador. Yo llegaba a la oficina y me ponía a hacer tutoriales para aprender otros programas de producción.

-Bueno, ¿y cómo es esa sensación de montarse en un avión con la incertidumbre de darle un vuelvo brutal a una vida?

-Pues no iba nervioso, no. Recuerdo que le dije a mi padre que me iba en principio de vacaciones pero que tal y como estaba la cosa en España y tal y como estaba mi vida, en la que solo hacía trabajar y salir de noche, había tomado la determinación de irme con idea de quedarme si surgiera algo.

-¿Cómo estaba ya la relación entre ambos?

-Bien, bien, ya muy bien. A medida que ya comencé a trabajar y dejé de pedirle dinero ya fue mejor. Eso ayudó a suavizar las cosas. Jajaja

-Jajaja Normal, normal. ¿Y le apoyó en la decisión?

-Sí, sí. Me dijo: 'Te apoyo al 100%'.

-Claro, vio que su hijo se iba mucho más lejos jajajajajaja

-Jajajajajaja A ver, él veía que las cosas en España iban a estar muy mal y que yo estaba haciendo lo que me gustaba pero de una manera tan precaria que hacía que no lo disfrutara. Recuerdo que hasta me dio algo de dinero sin yo pedírselo. La que por poco le da algo es a mi madre cuando se lo dije pero mi padre secundó mi plan.

-¿Y cómo es ponerse a buscarse la vida en un país que no es el suyo?

-De entrada vivía de los ahorros que llevé.

-Antes de nada. ¿Cómo fueron esos primeros días en Hong Kong nada más llegar?

-A ver, las primeras dos semanas me las tiré como si estuviera en Madrid y sin trabajar y con dinero. Estuve de fiesta todos los días. Para colmo, mi amigo se juntaba con españoles que hacían lo mismo que la gente con la que me juntaba en Madrid. Allí había todo tipo de drogas. Es más, yo ya antes de ir para Hong Kong me quité de fumar hachís porque temí que fuera a ser totalmente represivo y en mi primera salida allí lo que hago es un fumarme un porro.

-Jajajajajajajajaja Bien ahí, controlando, sí señor. A ver, se puede entender. Tenía que socializar.

-Ya, ya, pero me indigné con mi amigo. Le dije, '¡Quillo, tú estás haciendo aquí lo mismo que hacíamos en Madrid, cabronazo!

-Jajajajaja

-Lo mismo, lo mismo. Con otra clase de personajes, pero iguales en el rollo. Lo mismo. Jajaja. Así que le di esos días al hachís, porque allí hay mucho 'paki' y estaba por todos lados, pero ya a lo otro sí que no me pasé. Además, todo era mucho peor y al doble de caro que en España. Total, que tuve una conversación con mi amigo pasados esos días y le dije que yo no había ido allí a hacer lo mismo que hacía en Madrid. Y ahí empezaron las tiranteces con él porque se pensó que yo me iba a unir a vivir la vida loca que él llevaba.

-¿Y cómo fue el aterrizaje y la búsqueda de trabajo pasadas esas dos semanas que se pegó 'volando'?

-Pues mira, a las primeras de cambio me di cuenta de que la búsqueda de empleo funciona en todos lados igual, es decir, lamiendo culos, mamoneando, conociendo a unos y a otros... Además, tenía la barrera del idioma porque aunque fuese colonia británica, cuando se devolvió a China muchas multinacionales británicas se fueron a otros sitios de Asia. Esto hizo que el inglés no se extinguiera, pero que se expandiera de nuevo el cantonés, sobre todo, en el gremio audiovisual, que era al que yo quería acceder.

-¿También para socializar?

-No, no, para estar con la gente de cierto nivel social con el inglés basta, pero para determinadas empresas nacionales predomina el cantonés e incluso el mandarín. Solo en la industria de las finanzas y alguna que otra más se puede ir con el inglés únicamente.

-¿Con los años ha aprendido esas lenguas autóctonas?

-Uff. El cantonés es súper difícil porque tiene nueve tonos y el mandarín cuatro. Con decirte que solo te enseñan seis para que no te tires por la ventana. Jajaja. Sé cuatro cositas de ambos pero como me pidan mucho acabo hablando en inglés. Una de las cosas que más me chocó de Hong Kong es que al haber sido colonia británica creía que todo el mundo iba a hablar inglés, pero qué va. La gente que no tiene un alto nivel educativo no lo habla. Pero en India, por ejemplo, que yo nunca he estado, por lo visto todo el mundo habla inglés. Eso es lo que tengo entendido.

-Sigamos por su búsqueda de empleo si le parece.

-Me voy dando cuenta que no es nada fácil encontrar de lo mío con solo el español y el inglés, a no ser que tuviese contactos. Y mira que intenté hacerlos. Salía por saraos e iba a eventos con la intención de conocer gente, pero me di cuenta que como yo había muchos.

-O sea, que salía a mamarse por trabajo, ¿no?

-Jajaja. Sí, sí. Totalmente. Pero como yo, muchos, eh. Yo seguía viviendo en casa de mi colega pero ya algo distanciados porque él seguía con su vida y yo, además, tenía que cortar el grifo.

-¿Cuál es el primer dinero que ingresa en Hong Kong y haciendo qué?

-El primer dinero que ingreso es como profesor, pero todo empieza a raíz de una chica que conocí y que me invitó a ir a las carreras de caballos, una tradición inglesa que mantienen. Esta chica estaba trabajando en una escuela de idiomas y fuimos a las carreras con la intención de que me presentase a unos compañeros suyos que eran los profesores de español en la academia. Ella sabía que yo estaba buscando otra cosa pero me lo comentó por si dando clases de español me podía sacar algo de dinero. Yo tenía una base gracias a Periodismo, que me sirvió mucho profesionalmente debido a la caña que nos daban en Lengua y gramática. Así que los que me presentó resultaron ser muy buena gente y me aconsejaron que echase el CV en su academia, que solía estar siempre buscando profesores. Hice el CV, falso como está mandado, pero la verdad es que me veía capacitado. Y, obviamente, dar clases de español a extranjeros no es lo mismo que darla como primera lengua. Hice la entrevista al día siguiente y a la semana siguiente estaba contratado. Estos amigos me ayudaron bastante en esos primeros meses. Era una academia de idiomas bastante famosa que llevaba 30 años y estaba en la zona financiera; una academia de bien, para entendernos.

-Logra estabilizarse y qué más cosas hace en Hong Kong.

-Pues a la vez que trabajaba como profesor también hice estuve de Dj los fines de semana en la zona de copas de ocio financiero. Allí estuve unos pocos meses, lo que pasa que tuve que dejarlo porque en la academia trabajaba los sábados y si el viernes por la noche estaba de Dj acababa reventado. Después salía el sábado de trabajar, dormía una siesta y volvía a mezclar. Por aquel entonces yo me había sacado una novia, que después se convirtió en mi mujer y madre de mi hijo, y me fui a vivir con ella. Estuvimos de 2009 a 2012, que nos casamos. Luego se quedó embarazada.

-Se quedó no, la dejó más bien, ¿no? Jajajajaja

-Jajajajaja ¡Eso espero! Antes de casarnos, en 2010, ella me animó a sacarme un máster como profesor de español como lengua extranjera y a partir de ahí comencé también a dar clases en universidades a tiempo parcial.

-¿Mientras impartía en la academia?

-En realidad, la academia la dejo cuando me caso. Ya tenía varios trabajos a tiempo parcial. Tenía uno en un instituto o centro de tutorías para niños ricos, otro en la universidad y otro como en una universidad de mayores donde iba gente mayor después de trabajar; con esos tres trabajos iba tirando hasta que un día un profesor de alemán que conocía en la academia de lenguas donde yo trabajaba y con el que mantuve el contacto me propuso, en mitad de unas cervezas, montar una academia juntos. Eso era 2014, y en 2015, tras encontrar un local, la abrimos.

-¿Y cómo va?.

-Acabó mal para mí porque en 2018 el tío quería echarme y quedarse con la academia.

-¿Como Vizcaíno con Pina? Jajaja

-Jaja Exacto. El tío me la montó. Decía que yo había declarado ganancias para mí que no me correspondían y que me estaba pagando de más. ¡Y el que llevaba la contabilidad era él! A mis alumnos ya les dije que no sé si podría seguir dándoles clases por el problema que tenía con mi socio hasta que una alumna adulta que trabajaba en un banco se interesó por el tema y se lo conté. La chica se interesó de tal forma que me pidió todos los papeles que tuviera y se volcó con el tema para demostrar mi inocencia. Con lo que le di, en dos semanas descubrió que mi socio había manipulado todos los números. Ella, al trabajar en finanzas, podría entrar en muchas bases de datos y rehizo la contabilidad de la empresa hasta percatarse de que el tío había manipulado las cifras. Recuerdo que cuando te vi en la última Navidad que vine, la del 2018, yo estaba en pleno proceso y vine con una depresión mayúscula. Vamos, que ese día me colé en la cena de Navidad de mi familia a cuatro patas, algo que yo nunca había hecho. Y era porque estaba echo polvo.

-Joder. ¿Y cómo acabó el asunto?

-Una vez que mi alumna, amiga ya, descubrió las cuentas falsas nos reunimos los abogados de ambas partes para acabar en una mediación. Acordamos que él me pagaba una cantidad bastante alta de dinero, yo me iba de la empresa y él no podría seguir usando el nombre de la academia.

-Bien entonces, ¿no?

-Sí, pero el problema fue que era un viernes y estuvimos negociando hasta bien entrada la noche. Allí los abogados se pagan por horas, como en los Estados Unidos. Me dejé un pastizal, además. Así que dijeron que si se ponían a redactar allí el documento una vez pactado el acuerdo saldríamos de allí a las mil con lo que se acordó hacerlo verbal y grabado y ya el lunes lo ponían por escrito. Y al ponerlo por escrito mi socio se negó a firmar el documento. Yo le podría haber denunciado, pero es que en el contrato de mediación venía un punto que si no se llegaba a un acuerdo por escrito eso no era oficial. La cagaron mis abogados y yo no podía forzarle a una nueva reunión.

-Ufff. Uff, no vea los letrados. Dolería pagarles.

-Les pagué por anticipado y si quería denunciarles tenía que meterme en otro pleito y a saber cuánto dinero más iba a seguir pagando.

-¿Y cómo se levanta uno de ese varapalo?

-Pues mira, la chica esta que me ayudó en el pleito me dijo que ella tenía un dinero ahorrado, que su familia era empresaria por tradición y que le gustaría invertir en un negocio. Me vio capacitado, me consideró un tío honesto y noble y me planteó abrir un nuevo centro de lengua para llevarlo yo. Y claro, yo flipando, pero acabó rana. Acabó incluso peor que el anterior.

-Jajajajajajajajajaajajaja Explique, por favor.

-Acabó peor incluso que el anterior porque me acabé liando con ella.

-¡Nooooooooooooooooooooooooooo, hombre, nooooooo! ¿Pero no sabía aquello de donde tengas la olla...?

-Fue justo lo que me dijo mi padre, Jajajaja. Me dijo, '¡Quillo, Iván, cojones! ¿Cómo se te ocurre? Jajjajajaja

-¿Y cuándo duró esa aventura empresarial? Bueno, empresarial y romántica. Jajaja

-La academia la abrí en 2019 intentando evitar los errores cometidos en la primera y la verdad que quedó una escuela de la p... A ella le gustaba tanto que comenzó a estar más rato en la escuela que en su oficina hasta que aprendió de mí lo suficiente como para decirle a la gente lo que tenía que hacer. El tema es que ella tenía un rollo emocional medio chungo y cada dos por tres petaba y montaba unos pollos en la academia delante de clientes, profesores, alumnos, gente del staff... Le daba exactamente igual quien estuviera delante. Mezclaba el tocino con la velocidad, me echaba en cara que yo estuviese mucho tiempo con mi hijo o que fuera a casa de la madre para estar con él... En fin.

-Entiendo que la empresa se va a la mierda porque se va a la mierda vuestra relación.

-No, en verdad la empresa no se ha ido a la mierda porque sigue. Yo me separé en 2017 y mantengo una relación cordial con la que es la madre de mi hijo. De hecho, no nos hemos divorciado por el crío. Lo que pasa es que yo iba a casa de la madre y le preparaba el desayuno a mi hijo y lo llevaba al colegio. Y los fines de semana los pasaba casi todos allí y eso no lo soportaba la que era mi novia. Un día, discutiendo por una recepcionista que queríamos contratar, ella quería a una y yo a otra; la piba petó, soltó un montón de documentos sobre la mesa y me mandó a la calle. Yo, que aún estaba medio depre por la separación y por la anterior empresa, eso ya me mató. He estado bastante mal este último año, la verdad.

-Eso ocurrió antes o después de la pandemia.

-Durante. La pandemia nos pilló a nosotros de fin de año chino en Japón con el crío. Allí el confinamiento fue muy relativo, no como aquí. Se encerraba a la gente por barrios y según las incidencias que hubiera. Se podía salir a la calle, básicamente.

-¿Y cuándo deja la empresa?

-Yo seguí de director de la academia hasta octubre de 2021, que es cuando me pide que me vaya la que era mi novia. Desde nuestra ruptura, aguanté un año más al frente de la academia.

-¿Y qué hace ahora mismo?

-Estuve en tratamiento psicológico un tiempo hasta que encontré un trabajo en una escuela de Secundaria concertada, lo que viene siendo un instituto. Y bien. El ambiente de trabajo es muy bueno, no hay nadie intentando pisar a nadie, todos nos ayudamos. La verdad es que francamente bien.

-Para ir acabando. Obviamente tiene un hijo allí y eso pesa mucho, pero ¿se ve volviendo a España alguna vez?

-Eso es algo que me sigo planteando mucho. Lo ideal, lo que más me gustaría, sería irme a Cádiz cuando me retire porque si me vengo antes, ¿qué hago yo aquí siendo profesor? Ahora mismo mi experiencia laboral es ser profesor de español para extranjeros y eso allí está reconocido. Allí un profesor es como un médico, un abogado, pero aquí un profesor...

-Bueno, siempre puede volver al Periodismo, que casi nos escupen por la calle jajajajaja

-Jajajaja

-De hecho, ahora que lo decimos en broma, hizo sus pinitos con un documental proyectado que tuve el gusto de ver en el FIT de hace muchísimos años y que versaba sobre las cárceles en Paraguay. Cuente eso y vayámonos a tomarnos algo, anda. Algo más, claro.

-Eso fue con el grupo de amigos del Colegio Mayor Chaminade que estudiamos Periodismo y Comunicación Audiovisual y que seguíamos en contacto en su mayoría. Fue través del tío de uno de ellos, que estaba de misionero jesuita en una ciudad muy particular de Sudamérica, Ciudad del Este, una ciudad paraguaya que está en la frontera con Brasil y Argentina; es un punto en el que se encuentran los tres países en la zona del Paraná, uno de los ríos más caudalosos de Sudámerica y en donde está la triple frontera. Ciudad del Este es la segunda ciudad más importante de Paraguay, o lo era en ese momento. Al ser un sitio fronterizo pasan muchas cosas porque son especiales. Este lo era y mucho. Nosotros vivíamos con gente de clase media que iba a la parroquia donde daba misa nuestro cura. Hacíamos vida como ellos y nos involucrábamos en muchas actividades de carácter social. Vivíamos con estas familias que nos trataban como a un miembro más. Estábamos encantados. Nuestra rutina era ayudar en todo tipo de actividades que este padre contribuía a hacer en pos de la comunidad; algunas eran con indígenas, otras con los niños de las calles, con gente de la selva... Nosotros estuvimos en la cárcel con los presos de diferentes contextos. La idea principal era hacer un documental con diferentes historias, pero eran muy cortas cada una. Así que lo que hicimos fue nuestro propio montaje para convertirlo en un corto documental de media hora sobre cómo era la vida en esa prisión del Paraguay que visitamos durante dos meses. Estuvo genial la experiencia; además también tuvimos nuestros ratos libres y visitamos zonas interesantes como las cataratas del Iguazú, o el lado brasileño donde estaba Foz do Iguaçu, una relativa y famosa ciudad brasileña y otra del lado argentino. Fue una aventura muy singular el poder contemplar esos tres mundos separados por un río y que son completamente diferentes y en tan poco espacio. Después movimos el documental por varios festivales e incluso en Cádiz nos llevamos un reconocimiento. Fue una experiencia tremenda en todos los sentidos; no solamente en el apartado de labor social sino también en el aspecto humano. También hubo sus cosas malas, pero el balance fue muy positivo y todos los que lo vivimos no lo olvidaremos jamás.

-Como yo tampoco esta entrevista. Vayamos con estos y a ver qué nos hace el Cádiz luego.

-Al lío.

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