CÁDIZ
La flota de autobuses de Cádiz no sale del taller
La red de transporte público vive una situación límite que ya no pasa desapercibida para nadie. Actualmente, hay dos inactivos y el resto entran y salen de reparación de forma continua, mientras la mayoría de ellos suman más de veinte años de antigüedad
Cádiz
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Iniciar sesiónLa red de autobuses urbanos de Cádiz atraviesa una situación límite que ya no pasa desapercibida para nadie. Ni para los usuarios, que cada día soportan retrasos y averías, ni para los conductores, que trabajan con vehículos envejecidos y bajo una presión constante. Tampoco para los sindicatos, que advierten que la flota está literalmente «en deuda» con la ciudad.
Según los datos aportados a este periódico, actualmente hay dos autobuses inactivos -requieren un remiendo que tardará, al menos, dos semanas- y el resto entran y salen del taller de forma continua, en una cadena de reparaciones que apenas permite mantener el servicio con toda la flota intacta. Más de media docena de vehículos rozan o superan los veinte años de antigüedad, muy por encima de la vida útil recomendada para un transporte público urbano. Y el paso del tiempo se hace evidente.
Los problemas mecánicos son tan visibles como frecuentes. Motores que fallan, climatización que no funciona, puertas que se bloquean y averías que obligan a suspender expediciones enteras.
Fuentes sindicales aseguran que la situación se ha vuelto «insostenible». «Los autobuses se rompen en plena ruta, y cuando eso ocurre se pierde la expedición completa. No sólo sufre el usuario, también sufre el conductor, que tiene que soportar la frustración de no poder cumplir con su servicio», afirman representantes de los trabajadores.
Menos vehículos disponibles, menos frecuencia, más esperas y más quejas
La consecuencia es incuestionable. Menos vehículos disponibles significa menos frecuencia, más esperas y más quejas. Lo que antes era un problema puntual se ha convertido en un «patrón habitual» en el transporte urbano gaditano.
Los conductores denuncian que se ven obligados a trabajar con autobuses obsoletos, que apenas reciben mantenimiento y que suponen un riesgo operativo. En verano, como se ha podido comprobar en los últimos meses, muchos vehículos tuvieron problemas con el aire acondicionado. Ahora, con el invierno acechando, las calefacciones «volverán a fallar», vaticinan. A esto se suman los constantes retrasos derivados de las averías y la falta de unidades de sustitución.
Asimismo, los usuarios muestran una mezcla de enfado y resignación. Las esperas se alargan, las cancelaciones son frecuentes y la falta de información agrava la sensación de caos. «Hay días en que no sabes si el autobús va a pasar o no. Es desesperante», comentan usuarios asiduos del transporte urbano de la ciudad.
La tensión ha crecido tanto que incluso se han registrado protestas sindicales y paros parciales para exigir una renovación urgente de la flota. Los trabajadores insisten en que el problema no es nuevo, sino el resultado de años de desinversión y retrasos administrativos.
Expediciones perdidas y una imagen deteriorada
Las averías constantes y la falta de repuestos provocan que cada semana se pierdan varias expediciones. Así lo explican los sindicatos. Aunque no existe una cifra oficial publicada, los representantes de los trabajadores hablan de «docenas de servicios cancelados» al mes. Cada vehículo fuera de servicio genera un efecto en cadena que termina afectando a toda la red.
La imagen del transporte público se resiente. Cádiz, una ciudad que busca consolidar su perfil sostenible y turístico, ve cómo su sistema de autobuses se queda atrás en fiabilidad y eficiencia. Para muchos ciudadanos, el coche privado vuelve a ser la única alternativa, lo que agrava los problemas de tráfico y contaminación.
La renovación de la flota, «una urgencia inaplazable»
La solución pasa por una renovación profunda del parque móvil. El Ayuntamiento ya ha reconocido la necesidad de sustituir los vehículos más antiguos y de aumentar el número total de autobuses en servicio. La propuesta sobre la mesa es ampliar la flota hasta unas 60 unidades en los próximos años.
Entre las opciones planteadas por los trabajadores destaca el sistema de 'renting', una fórmula adoptada con éxito en otros municipios de la provincia. Este modelo permitiría disponer de autobuses nuevos mediante un contrato de alquiler a largo plazo, reduciendo el impacto económico inmediato y asegurando una actualización periódica de los vehículos.
Los sindicatos ven con buenos ojos esta posibilidad, siempre que se acompañe de una gestión transparente y de un plan de mantenimiento real. «No sirve de nada traer autobuses nuevos si luego no se cuidan. Lo importante es que la renovación sea constante y planificada», subrayan.
Renovar la flota no es sólo una cuestión de imagen o de comodidad. Es un compromiso con la movilidad, la sostenibilidad y la calidad de vida de los gaditanos. El transporte público es un servicio esencial, y su deterioro tiene consecuencias directas sobre el día a día de miles de personas.
Cádiz necesita un sistema de autobuses moderno, eficiente y fiable. Un servicio que funcione con regularidad, que respete los horarios y que ofrezca seguridad tanto a usuarios como a trabajadores.
«La deuda de la flota con la ciudad ya no puede seguir aplazándose. Los autobuses de Cádiz merecen un futuro, y los gaditanos también», zanjan los sindicatos.
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