CÁDIZ
La flota de los autobuses urbanos de Cádiz hace aguas
La última avería sufrida en pleno servicio eleva a ocho los vehículos retirados en una semana
El alcalde trata con la empresa de buscar una solución urgente
La crisis del transporte urbano en Cádiz sigue sumando episodios que confirman un problema estructural, enquistado desde hace años y que se traduce en un deterioro visible de la calidad del servicio. El pasado lunes, un nuevo autobús de la flota de Tranvía de Cádiz a San Fernando y Carraca SA, concesionaria del servicio, quedó averiado a primera hora de la tarde mientras circulaba por la avenida del Puerto en dirección a Plaza de España, a la altura del Muelle.
El vehículo, con el motor abierto y humeando en la parte trasera, fue fotografiado y grabado por numerosos viandantes y conductores que presenciaron la escena, sorprendidos por la imagen de un transporte público que, en pleno funcionamiento de la jornada, quedaba inutilizado en mitad de la vía. Algunos testigos relatan que el humo se apreciaba a varios metros de distancia, lo que generó momentos de inquietud entre los pasajeros y obligó a su evacuación inmediata.
El incidente se produce en un momento de creciente tensión por el estado de la flota. En apenas cuatro días se han registrado tres incidencias graves: el jueves de la pasada semana, otro autobús sufrió un incendio en el motor mientras recorría la avenida de Andalucía; el pasado fin de semana, un tercero tuvo que ser remolcado desde el entorno de La Caleta hasta las cocheras de Tranvía en la Zona Franca. Desde la oposición municipal aseguran que el número real de vehículos fuera de servicio asciende ya a cinco en menos de una semana, una cifra que para algunos refleja el colapso técnico del sistema.
La última avería afecta a un autobús matriculado en enero de 2003, que supera los 22 años y medio de servicio. La vida útil estimada para este modelo es de unos 12 años, lo que implica que lleva una década circulando por encima de lo recomendado por el fabricante. «Los problemas no son nuevos: la flota, con dos décadas a sus espaldas, empieza a decir basta», reconocen fuentes conocedoras del servicio. El desgaste acumulado, la ausencia de renovación y un mantenimiento que muchos califican de insuficiente han convertido el servicio en un sistema cada vez más vulnerable a las incidencias mecánicas.
Problema crónico
El transporte urbano de Cádiz lleva años operando con una flota envejecida que, según denuncian sindicatos y usuarios, sufre averías recurrentes, retrasos y cancelaciones. Los planes de renovación quedaron paralizados hace dos años, coincidiendo con el relevo en el Gobierno local. Desde entonces, no se ha concretado ni una sola adquisición de nuevos vehículos y tampoco se ha anunciado un calendario oficial para su sustitución. Mientras tanto, los autobuses continúan acumulando kilómetros y jornadas de trabajo sin que se materialice una modernización acorde a las necesidades actuales.
A esta situación se añade que, por su antigüedad, muchos de los modelos no cumplen con los estándares más exigentes de eficiencia energética ni con las últimas normativas medioambientales. La falta de climatización en algunos vehículos, el ruido excesivo y la emisión de humos son quejas recurrentes entre los usuarios. Las averías, lejos de ser un hecho aislado, se han convertido en un síntoma de una crisis estructural que compromete la fiabilidad del servicio y la seguridad tanto de pasajeros como de conductores.
La gravedad de este escenario se acentúa en plena época estival, cuando la ciudad recibe una gran afluencia de visitantes y la demanda de transporte público aumenta considerablemente. La coincidencia de servicios municipales reforzados, actividades culturales y turísticas, así como el incremento del tráfico, hace que disponer de un transporte urbano fiable y operativo sea una necesidad imprescindible para la movilidad diaria. La incapacidad de garantizar un servicio estable en estos meses críticos agrava la percepción de abandono por parte de usuarios y trabajadores.
El portavoz de Adelante Izquierda Gaditana, David de la Cruz, denunció en redes sociales que «cinco autobuses se han estropeado en apenas unos días» y recordó que la flota lleva dos años sin renovarse. Acusó al actual alcalde de no utilizar el transporte público y de haber paralizado el único trámite iniciado por el anterior Ejecutivo para la compra de nuevos vehículos.
En la misma línea, el portavoz socialista, Óscar Torres, exigió al alcalde soluciones inmediatas ante lo que calificó como «desastre del transporte público». Torres alertó del riesgo para usuarios y trabajadores y tachó de «intolerable» que la ciudadanía tenga que soportar «condiciones tercermundistas en un servicio público esencial», instando a que se priorice la inversión en movilidad antes que otros proyectos municipales.
Más implicación
Desde el comité de empresa de Tranvía, un portavoz de CC OO señaló que «sobre la problemática del estado de los autobuses, esto debería abordarlo el comité de seguridad y salud laboral, que está compuesto por un miembro de UGT y otro de CSIF». Añadió que, desde CCOO, ya se trasladó esta situación y la necesidad de actualizar la evaluación de riesgos psicosociales. Sin embargo, tanto desde el plano institucional como desde el laboral, las reacciones no muestran una implicación contundente para resolver el problema de fondo. La sensación general entre los trabajadores es que las medidas que se adoptan son paliativas y no afrontan la raíz del conflicto, mientras que los usuarios perciben un abandono progresivo de un servicio que consideran básico para la ciudad.
La combinación de una flota obsoleta, la falta de un plan de renovación, la ausencia de compromiso político, la tibieza de la respuesta sindical y el contexto de máxima demanda que impone el verano dibujan un escenario en el que la crisis del transporte urbano en Cádiz amenaza con prolongarse indefinidamente, deteriorando cada día más la confianza de la ciudadanía en el sistema.
Por último, a raíz de las numerosas incidencias que se están viviendo en los últimos días de calor en el servicio del transporte urbano en la ciudad de Cádiz, con diferentes autobuses muy envejecidos averiados en plena ruta, y tras las denuncias al respecto desde la oposición tanto del PSOE (exigiendo la licitación del nuevo pliego, de una vez), responsables del Gobierno local se ponen serios con la concesionaria, la empresa Tranvía de Cádiz a San Fernando y Carraca.
De este modo, el concejal de Urbanismo y primer teniente de alcalde, José Manuel Cossi, acompañado de los ediles de Medio Ambiente y de Movilidad, José Carlos Teruel y José Manuel Verdulla, respectivamente, ha mantenido una reunión con la dirección de la compañía (que acaba de firmar un nuevo convenio colectivo tras más de dos semanas de huelga indefinida por parte de la plantilla) para trasladarle «exigencias a petición del alcalde Bruno García».
La demanda prioritaria es que no circule ningún autobús sin aire acondicionado mientras dure la ola de calor y en los días en los que haya altas temperaturas, «algo a lo que se ha comprometido Tranvía», se señala en el comunicado. «En un contexto como el que se está produciendo con altas temperaturas, lo más importante es la seguridad y la salud de las personas usuarias», añaden desde el Consistorio.
La empresa asegura que va a reforzar los trabajos de mantenimiento en los talleres. De este modo, se va a incorporar personal con un equipo permanente en los mismos a todas horas para acelerar el arreglo de los autobuses.
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