La Catedral de Cádiz acoge un funeral por el Papa Francisco

La diócesis de Cádiz y Ceuta ha querido unirse al dolor de toda la comunidad católica por el fallecimiento del Papa Francisco. Es por eso, que este miércoles se ha celebrado una Misa Funeral en la Catedral de Cádiz.

El pasado sábado 26 de abril se celebraron en El Vaticano las exequias oficiales, lo que abría la posibilidad a la celebración de funerales en las iglesias catedrales dentro del período litúrgico denominado Novemdiales.

Esta misa funeral estuvo oficiada por el Obispo Rafael Zornoza que destacó en su homilía que «en estos días hemos recordado intensamente que el Papa ha sido un hombre de gestos sorprendentes, de gran valentía y libertad«.

También destacó que «nada en el pontificado de Francisco ha sido convencional. Ha querido ser un Papa reformador, promotor de un nuevo lenguaje eclesial, creador del Gran Dicasterio para la Evangelización, presidido por él mismo, y aplicado al reto del diálogo interreligioso y la lucha contra la pederastia. Ha sido crítico con el clericalismo y ha fustigado los vicios y las incoherencias de nosotros los cristianos«.

El Obispo recordó el «estilo llano y cercano» y «su compromiso con los pobres y vulnerables del mundo». De su legado resalta que puso «a los excluidos y a los descartados en el candelero de la vida de la Iglesia». También «su preocupación por las periferias, sus desvelos por políticas de paz y desarrollo, su enfoque sobre temas como la justicia social, la paz o la migración ha sido siempre transversal, apelando a principios universales». «Francisco ha promovido una reforma interna de la Iglesia, un cambio en la administración vaticana, haciendo frente a ciertos desórdenes y algunos abusos», añadió.

En resumen, según Rafael Zornoza, «su papado puede interpretarse de muchas formas, pero hemos de reconocer que por encima de todo su vocación ha sido la de un pastor que hace visible a Cristo, a Cristo resucitado«.

El próximo miércoles 7 de mayo comenzará el cónclave para elegir al próximo Papa y el Obispo quiso «invocar al Espíritu Santo para que regale a la Iglesia un nuevo Obispo de Roma, Vicario de Cristo, Pontífice, Sumo, que nos ayude a seguir siendo testigos del resucitado, signo de comunión misionera y fraternidad en este mundo.