PAPA FRANCISCO
Cádiz siente la muerte del Papa Francisco: «Revolucionó la Iglesia con su carisma y humildad»
Tristeza y conmoción en las calles gaditanas tras el el fallecimiento del Pontífice: «La sociedad no sabe lo que hemos perdido»
El obispo de Cádiz y Ceuta llama a rezar y destaca la «valentía ejemplar al servicio de los necesitados» del Papa Francisco
Cádiz, unida en el dolor por la muerte del Papa Francisco
Son las diez de la mañana y por el centro histórico de Cádiz aún se sienten los últimos coletazos de la Semana Santa. Hay cera pegada en el suelo. Pétalos por las esquinas. Algún que otro rezagado quema incienso para alargar la fiesta cofrade. Y el palco de la carrera oficial, todavía por desmontar. Al mismo tiempo, una oleada de turistas recién desembarcados pasean por las calles gaditanas con sus mochilas, sus gorras y embadurnaos en crema solar. El sol aprieta con fuerza y, por fin, es primavera.
Pero los periódicos de todo el mundo amanecen con la misma portada: «Muere el Papa Francisco». Los telediarios inician sus programas hablando de sus doce años de pontificado y de todo lo que ha dejado: convivió con un Santo Padre emérito, renovó la curia, prosiguió la lucha contra los abusos sexuales, dio puestos de responsabilidad a las mujeres y, en definitiva, vino a despertar a una Iglesia ensimismada.
En Cádiz todo sigue igual, claro. Es más, la vuelta a la rutina tras las vacaciones de Semana Santa se palpa. Ahora bien, la Iglesia entra en modo cónclave y es difícil mirar hacia otro lado. En medio del dolor y la conmoción mundial, el Vaticano comienza a organizar las exequias y a preparar el terreno para la elección del sucesor.
La plaza de la Catedral es, literal, una feria. Grupos de guías y paraguas. La Iglesia de Santiago Apóstol está llena de turistas con sus cámaras. En el Mercado Central de Abastos de Cádiz el ambiente sigue siendo el mismo: los extranjeros no quieren perderse ningún rincón de la ciudad trimilenaria. Ahora sí, el gaditano siempre está.
Apoyo incondicional al colectivo LGTBI+
«La casa de Dios está abierta para todo el mundo. Al Papa Francisco se le veía un hombre cercano, que no aprovechaba su poder para cuatro cosas. Es la representación más real de la Iglesia», saluda Isaías, trabajador del puesto de la panadería Virgen de Loreto. Este creyente cree que hemos perdido mucho con su fallecimiento y que la basílica de San Pedro lo pierde todo.
El legado, según Isaías, es «imposible de olvidar». «El Papa Francisco animaba a la juventud a entender más la Iglesia. Para mí, similar a Juan Pablo, pero este ha dejado huella. Parecía imposible, pero aquel discurso sobre el colectivo LGTBI+ no lo olvidaremos y será difícil de superar». «¿Quiénes somos para cerrarle la puerta a los que se quieren?», pregunta resaltando y reconociendo la sorprendente aportación a la vida eclesial del Papa venido del sur.
En el puesto de las aceitunas, de casualidad, se está hablando de la película 'Cónclave'. Vanesa, la dependienta, y una vecina del barrio la comentan. «La tienes que ver, ahora es el momento», le recomienda una a la otra sin saber que la siguiente conversación iba a ser sobre el fallecimiento del Pontífice.
Un papa «muy cercano»
«No era un Papa dictador. Era muy cercano. Muy 'guay'», asegura la trabajadora de Aceitunas Matías. Vanesa confiesa que le ha dado «lástima» y que le da miedo lo que venga ahora. «Con él hemos conseguido mucho, hemos conseguido dar muchos pasos hacia adelante para que ahora demos muchos hacia atrás», relata.
La gaditana cree que «ha aceptado a todo el mundo. Sin distinción alguna. A ese señor, ya te digo yo, que lo van a hacer santo. No merece menos». Se despide con una reflexión y es que piensa que los tiempos están cambiando -para bien- y que la Iglesia necesita a otro Papa Francisco para continuar erradicando las injusticias de la institución religiosa. «¿Quién soy yo para decir que dos personas que se aman no pueden estar juntos?», concluye.
El sol sigue apretando en la mañana de este martes 22 de abril y Cádiz siente el fallecimiento del Papa Francisco. En el bar 'Liba', situado en la calle Ancha, huele a café y a tostada. Y casi todos los clientes tienen la mirada puesta en la televisión. La imagen es la del Papa fallecido, revestido como para la misa, con los paramentos litúrgicos rojos, que son los del color del luto papal. Igual que para celebrar la Eucaristía, lleva la mitra y el palio. Está en un ataúd de madera y de zinc forrado de terciopelo rojo. Junto al ataúd hay un cirio pascual encendido, que simboliza la resurrección de Cristo y la esperanza de los cristianos en la resurrección. Se crea o no se crea, este momento forma parte de la historia.
La camarera de este bar gaditano asevera que «nos va a servir de inspiración muchos años». Explica que «aconsejaba bien a los jóvenes y daba unos discursos que estremecían a todos». Otro de sus compañeros se atreve a opinar, pero hace un inciso: «se puede ser cristiano o no, se puede creer o no. Pero lo que no se puede dudar es que este Papa vino para revolucionarlo todo. Y con eso nos tenemos que quedar. Lo que venga no creo que sea mejor», lamenta.
«Tuvimos la suerte de tenerlo a escasos metros y compartir cercanía con él»
En la calle Junquera del centro histórico de Cádiz se encuentra la tienda de antigüedades Poses. Allí nos recibe su gerente, Jesús de la Cruz. «Dios se lo ha llevado muy pronto. Es una pena», saluda. Inmediatamente saca el solideo, también conocido como zucchetto, que es un casquete blanco de seda que el Papa y otros eclesiásticos usan para cubrirse la cabeza. «Tuvimos la suerte de estar a escasos metros de él hace unos meses y de compartir cercanía», explica.
«Ha sido una pena, pero al mismo tiempo una alegría porque justo el pasado mes de julio pudimos estar cerca suya, por lo que el solideo ha estado expuesto en nuestro escaparate durante esta cuaresma», señala con orgullo.
Jesús ratifica que «es la verdadera institución de la Iglesia», «queramos o no queramos», insiste. Con lágrimas en los ojos, el gerente de este tradicional comercio gaditano, siente mucho la pérdida del Papa Francisco: «Él ha revolucionado la Iglesia, por eso este cónclave va a estar complicado. Será difícil mejorar lo que ha hecho él por todos nosotros sin condición. La sociedad no ha sabido valorar el trabajo de Su Santidad el Papa Francisco. Él ha dejado claro que todos tenemos sitio en la Iglesia y que todos acudimos a Dios cuando el mundo se nos tambalea», se despide agradecido.