Cádiz

Cádiz iza las velas

SAILGP

La ciudad acoge a los visitantes que llegan atraídos por la competición marítima SailGP

Sail GP 2023. FRANCIS JIMÉNEZ
Álvaro Mogollo

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Aunque a primera hora de la mañana por las calles del centro no hubiera gran diferencia con cualquier otro sábado, poco a poco se iba percibiendo el goteo de gente que llegaba a Cádiz, mayoritariamente por la estación de tren, aunque también en autocares organizados y coches particulares.

Desde la plaza Sevilla y San Juan de Dios se divisaban perfectamente las velas de las primeras embarcaciones que dos gigantes grúas iban depositando en el agua desde el puerto marítimo. Como si de ‘Los borrachos’ se tratase, muchos curiosos se dejaban caer en la reja del muelle para ver lo que se cocía, aunque sin las consecuencias que sufrió el protagonista del célebre cuplé de la chirigota del Selu.

La Alameda Apodaca, tras la vueltecita gaditana de rigor, ha sido el principal destino de todos aquellos que esperaban ver a los veleros en acción, aunque para eso tuvieron que esperar hasta media tarde. Allí se han agolpado tanto turistas que formaban parte de visitas organizadas como los que han venido por su cuenta.

En la plaza Hermanas Carvia Bernal han podido disfrutar de una exposición de pintura de los autores Antonio Asensio, Antonio Álvarez del Pino, Alfonso Barrera, Onofre Conde, Carmen Lupión, Mele de la Yglesia, Ángel Olivera o Pepe Baena. Todo ello, amenizado de forma casi cinematográfica por el ‘Caprese trío’, que con piano y violín entonaban sones muy reconocibles como el del tango a la gaditana del coro ‘La fantasía’, ese que es rematado con un ‘gaditana, gaditana, la más bonita y galana de la nación’.

A pocos metros de allí, varias decenas de paseantes han presenciado desde la acera del Baluarte de la Candelaria la llegada de un novio y una novia que, salvo sorpresa, han debido darse el ‘sí quiero’ en la marinera iglesia del Carmen.

También ha habido carnaval, y del bueno. En dos tablaos, uno en la plaza del Mentidero y otro en la Alameda, han regalado tangos, pasodobles, cuplés y lo que se ha terciado con las actuaciones de los dos primeros premios de chirigotas ‘Amo a escuchá, chirigota callejera’ y ‘Los viñanos’, la comparsa finalista ‘Cádiz de mi alma’, el coro ganador ‘Los Martínez’ o las agrupaciones infantiles ‘Las santitas’ y ‘Los que siempre la empatan’.

Además, se han organizado visitas guiadas por las Puertas de Tierra y el recinto medieval o una ruta denominada ‘Castillos y baluartes’, a lo que se ha sumado una yincana familiar o un pasacalles de folklore gaditano que ha recorrido buena parte de las calles del centro. Sin olvidar la exposición ‘Mexicráneos’, que está siendo el lugar de fotografía obligada para todo aquel que llega a San Juan de Dios. Pocos son los que han pasado por la céntrica plaza sin echarle una foto a alguna de las coloridas calaveras mexicanas.

Y como del aire no se puede alimentar uno, aunque corrió una agradable brisa que rebajó notablemente las altas temperaturas de las últimas semanas, los establecimientos gaditanos aprovecharon el tirón. En la calle Plocia, lugar de culto para comer con múltiples negocios de restauración a menos de un centenar de metros del muelle, hubo llenazo. «Todo completo, se nota que hay SailGP», decía un camarero del Atxuri montando las mesas de la terraza.

Es más, varios equipos técnicos como el de Gran Bretaña o el de Dinamarca almorzaban opíparamente un par de horas antes de que los barcos pasasen a la acción en un día que, a priori, reunía las condiciones ideales para ver un gran espectáculo.

No era el único sitio de la ciudad así, puesto que todas las zonas cercanas al Paseo de Santa Bárbara estaban hasta la bola, sobre todo aquellos bares y restaurantes que cuentan con terraza. Y de hilo musical, como si fuera una etapa del Tour, el clásico sonido de los helicópteros que vigilaban la acción desde el aire.

Como si Cádiz estuviese inclinada cuesta abajo hacia la Alameda, regueros de familias y amigos empezaban a llegar tras la comida por las calles adyacentes para disfrutar de algo poco común como es ver a barcos veleros a 100 kilómetros por hora surcando las aguas de la Bahía.

También hubo quien tiró del plan casero, pero no por ello peor, a juzgar por el bodegón y el fondo. La gruesa barandilla de piedra servía como barra para colocar tápers y papelones de papel albal con chacina y tapas varias desde una improvisada tribuna.

A Juan, pescador habitual en la zona, nadie le quitó su sitio: «Aquí estás tranquilo y relajado, que es lo principal», afirmaba con la esperanza de tener la misma suerte que en la Gran Regata, donde cogió una urta de más de un kilo. Dice coger ahora menos pescado en este lugar por la pesca de trasmallo, pero asegura que viene a diario porque para que los peces piquen, «hay que darles de comer».

Conforme se adentraba la tarde, el calor empezaba a ser más intenso, por lo que, acabada la última prueba, la zona de competición se vació de forma rápida, casi al mismo ritmo al que se iban llenando los bares de copas y cafeterías. También el Baluarte de la Candelaria, que contaba con una zona de chill out con la actuación de un DJ.

Café, copa y paseo tras la vela

El Parque Genovés fue una de las principales vías de salida, con tal cantidad de gente andando sobre el albero que por momentos parecía un paseo en el real de una feria. El destino era el mismo en la mayoría de casos, La Caleta, que presentaba un gran ambiente, con muchos bañistas aprovechando el buen tiempo del que, quién sabe, tal vez sea el último fin de semana ‘veraniego’ del año.

En el Paseo de Antonio Burgos, una delegación técnica del equipo danés contemplaba con suma atención el edificio que en su día albergó la Escuela Oficial de Náutica y Pesca, tan impresionante por su diseño con una gran vela en el centro como por su estado de abandono.

«Somos de Sevilla y hemos venido a pasar el fin de semana. Acudimos para ver los barcos pero también porque nos gusta mucho Cádiz», contaban con simpatía dos matrimonios adentrándose en La Viña, donde a media tarde aún estaban abiertas las cocinas.

En el freidor de Casa Manteca, el cartel indica que el horario de cierre a mediodía es a las 16.00 horas, pero uno de los cocineros está a las 17.30 echando masa de tortillitas de camarones a un gran perol con aceite hirviendo. «Hoy no hay horario, ya veremos», decía el empleado.

Las altas temperaturas y los paseos de un lado para otro también han llevado a algún episodio de desmayo, atendido con prontitud por los servicios médicos que estaban presentes en diversos puntos de la ciudad.

A por el último día

Sofocado el calor con las correspondientes paradas técnicas, los gaditanos y turistas se han ido desperdigando por distintos lugares de Cádiz. Hay quienes eligieron echar abajo la comida por el Paseo Marítimo y así pasar la tarde cerca de la Playa Victoria, mientras que otros prefirieron guardar fuerzas para el domingo retirándose a descansar. Pero también hubo quien sacó fuerzas para seguir animadamente en el centro de la ciudad entre risas y vasos.

Y mientras la capital gaditana abraza todo lo que supone un evento como SailGP y aguarda la jornada final, los operarios remataban las últimas labores de desmontaje del South Festival en el Palacio de Congresos. Cádiz, en el centro de los focos.

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