apagón en cádiz
Apagón en Cádiz: De la incertidumbre a los nervios, compra masiva de linternas, radios y agua
La venta de artículos de supervivencia en los supermercados se multiplica, también en bazares y los hospitales desenchufan elementos para ahorrar energía
«No había visto algo así en mi vida, ya es para preocuparse»

A las doce y media del mediodía todo cambió de repente. En algunos centros de trabajo se escuchó un chasquillo y ya… todo apagado. Absolutamente todo. También en las casas, en los colegios, en los hospitales, en la calle, en las gasolineras… entonces la vida empezó a depender de pensar en un generador, de tener batería o gasolina suficientes, linternas en casa, velas, y una radio o conexión a internet, poder entrar en el whatsapp para hablar con la familia y los amigos. Saber qué estaba pasando, de si eso tan increíble de un apagón eléctrico generalizado en dos países y parte de otro podía ser verdad. De si era grave, de qué decía el Gobierno, de si se trataba de un ciberataque, una avería o qué. Qué hacer y cuándo.
Y así en todos ciudades, pueblos y rincones del territorio nacional. Algo jamás visto antes. Tan inaudito que empezó a preocupar ya de una manera importante tan solo a los pocos minutos. Y ya a la hora, mientras llegaban las primeras declaraciones institucionales advirtiendo de la gravedad, los ciudadanos fueron también tomando sus primeras decisiones.
Así llegaba la una de la tarde y las malas previsiones hacían que muchos padres decidieran acudir a los centros escolares a por sus hijos. Ocurría sobre todo en guarderías como la ubicada en la Zona Franca y en otras repartidas por la capital gaditana y el resto de la provincia. En los colegios e institutos los estudiantes permanecían dando clases aunque sus profesores estaban muy atentos a lo poco que se iban enterando. Las clases, por tanto, no se suspendían en la mayoría de los centros. Sí aquellas que eran por la tarde. También en la universidad.
Otra circunstancia que se vivía con especial inquietud era la situación del tráfico. El apagón provocó de inmediato que los semáforos dejaran de funcionar. Debido a este evidente riesgo y para intentar evitar accidentes y atropellos, policías locales de todos los municipios asumían el control del tráfico en cruces. En Cádiz capital por ejemplo se les podía ver por zonas de mayor afluencia como la avenida principal, la avenida de la Sanidad Pública o la Plaza de Sevilla. La Guardia Civil también iniciaba un dispositivo especial en carreteras con la Unidad del Subsector de Tráfico al frente y otras unidades de orden público, así como Policía Nacional o Bomberos, asistiendo además aquellas incidencias de posibles encierros en ascensores. De momento y debido a la dificultad de conexiones no se han trasladado incidencias específicas.

Además una de las mayores preocupaciones eran los hospitales. En este sentido desde la Junta de Andalucía se llamaba a la calma y se insistía, también lo hacía en los primeros momentos el presidente Juanma Moreno, que los centros sanitarios se encontraban asistidos por sus equipos de generadores. Activaban sus planes de emergencia ante la falta de suministro eléctrico y se decidía ir apagando aquellos equipos y aparatos no necesarios por si la situación se seguía prolongando para poder cubrir el abastecimiento a pacientes más críticos. También se cancelaban operaciones y citas médicas. En algunos centros, el colapso ni siquiera se percibía en los primeros momentos como en el hospital de la Janda donde visitantes de pacientes se enteraban de lo que había ocurrido al salir o al contactar con otros familiares.
La imagen era también llamativa en los supermercados. Por la calle se podía ver a gente andando con botellas de agua recién compradas para hacer acopio "por si acaso". Lo mismo ocurría con otros artículos. Se podía ver en uno de los bazares chinos más grandes de Cádiz. Colas de gente que habían ido a la tienda en busca de velas, pilas, camping gas y también linternas. Y radios. «No nos quedan», advertían los vendedores que estaban haciendo una excelente caja. Una caja, por cierto, llena de dinero en metálico ya que el apagón impedía en muchos sitios poder pagar con tarjeta de crédito. Algunas tiendas decidían al contrario cerrar ante las diferentes incidencias que la falta de luz les estaba provocando. Otros tenían que esperar porque, sencillamente, no podían cerrar las barajas eléctricas.
Colas también en sitios de comida preparada, como un famoso asador de pollo de La Laguna que no dejaba de repartir pedidos ya que funciona con gas. Por otro lado, El Corte Inglés cerraba pero no Hipercor donde también muchos gaditanos entraban por artículos de emergencia. O en Bahía Sur el Carrefour sí permanecía abierto como otros establecimientos de esta cadena y otras que suelen tener generadores.
La tarde avanzaba y se esperaban las noticias con una incómoda sensación entre la incertidumbre y la esperanza de poder volver pronto a la normalidad. Una normalidad con luz.
Pasadas las cinco y media de la tarde la electricidad volvía en algunas localidades de la provincia como Jerez o Puerto Real. Allí se hacía evidente este esperado regreso en las primeras gasolineras en funcionar, donde se registraban largas colas de coches en los surtidores.
Y así... muy poco a poco la luz iba volviendo a la vida pero no sin el temor y la psicosis de qué hacer si vuelve de nuevo a pasar.