Verano en cádiz

Ana Cristina Portillo, de diseñarse sus prendas a que otros la lleven

La joven diseñadora jerezana afincada en Madrid lanza su proyecto más personal con el que busca emocionar y hacerse sentir únicos a sus consumidores

Ana Cristina Portillo Domecq

Goretti Domecq

Cádiz

Ana Cristina Portillo Domecq es una jerezana con estilo propio, a quien se le podría definir como alguien a la que su originalidad la hace diferente. Tiene esa curiosidad que le corre por las venas, seguramente heredada de su padre, el buen fotógrafo gaditano Fernando Portillo. Esas ganas de prestar atención y fijarse en los detalles es la que le ha llevado a desarrollar su nuevo proyecto como diseñadora.

Nuestra protagonista estudió administración y dirección de empresas en Madrid y al terminar decidió enfocarse en el mundo de la banca privada, donde estuvo unos tres años. Después de este tiempo sentía como que quería seguir aprendiendo, por lo que se inscribió en el Instituto de Estudios Bursátiles para hacer un curso de construcción de modelos y análisis de proyecciones financieras que le ayudaría a desarrollarse y poder trabajar en Ership, una empresa especializada en operaciones portuarias que cuenta con un equipo de más de 1.000 personas. Ana Cristina seguía con su formación profesional mientras que en sus ratos libres pintaba acuarelas.

A Ana Cristina siempre le ha gustado la moda, y por eso ha intentado vestirse con un toque personal, algo con lo que sentirse identificada sin necesidad de seguir tendencias, sino que como ella misma sugiere, «hay que ponerse lo que te haga sentir única e ir a gusto». Por ello y aprovechando su son don con la pintura decidió crearse prendas con sus propios diseños de estampados, pintados por ella misma. Fue tanto lo que gustó entre quienes se las iban viendo que poco a poco empezó a hacer para otras personas hasta que le propusieron hacer una exposición.

Ana Cris, de pequeña

Dejó el trabajo y le surgió la oportunidad de asociarse con una emprendedora del sector, aunque esto no salió del todo bien. Con la actitud positiva que caracteriza a nuestra entrevistada nos asegura que se queda con lo aprendido y que fue una gran experiencia para seguir avanzando. «La verdad que soy una persona a la que le gusta pisar sobre seguro, y me daba miedo dejarlo todo por esto, pero las cosas se fueron dando y ahora estoy con todas las ilusiones puestas en mi proyecto, con el que espero seguir creciendo», nos ha explicado.

Desde niña a Ana Cris, como le conocen sus amigas, le gustaba fijarse en las pequeñas cosas y en los detalles. Cuenta que su madre, Sandra Domecq, en sus paseos, le ensañaba a ver una misma cosa desde perspectivas distintas. «Una nube con forma de dragón, la corteza de un árbol en forma de conejo, una hoja con forma de mariposa… Lo que para mí era un juego, se convirtió en una forma diferente de ver el mundo». A su padre le define como un fotógrafo capaz de inmortalizar la magia de un detalle insignificante, y él le enseñó a apreciar la historia que hay detrás de lo más cotidiano. «La belleza de una ventana, la complicidad de una bandada de aves volando, la magia de un atardecer…», asegura la diseñadora. «Cuando ando por la calle no miro al suelo, si no al cielo. Miro los edificios, las flores en un árbol, busco azulejos bajo los balcones… El entusiasmo por la búsqueda de belleza a mi alrededor sigue vivo gracias a la huella que dejaron mis padres en mí, y la oportunidad para plasmar esa belleza me llegó en el confinamiento. Mi primer dibujo fue la portada de un libro, y de ahí empecé a fluir con mi inspiración, intentando transmitir el sentimiento que a mí me genera ver cosas que para muchos pasan desapercibidas. En mis dibujos no busco crear una fiel representación de la realidad, si no la representación de mi realidad», continúa explicando.

Otra de sus casualidades se dio con el mundo de las redes sociales, y es que sin apenas buscarlo se convirtió en influencer. En un principio, las tenía de forma privada, pero el hecho de que frecuentase muchos de los mejores eventos de la capital empezaron generar interés, al mismo tiempo que su propio estilo, por eso le recomendaron que trabajase en su perfil y lo abriese al público, porque podría ser una buena referente de la moda. Nos cuenta que en los inicios hace ya unos cinco años le costó porque se considera un poco tímida como para tener que grabarse. Lo que no hay duda es que ahora ha vencido ese miedo y triunfa en Instagram donde cuenta con casi 36.000 seguidores de los que destaca el cariño y el respeto. En alguna ocasión se ha encontrado con algún hater, pero ha sido de forma muy puntual. «Las redes sociales es la mejor herramienta de comunicación actual, son más un medio que un fin. Nunca me hubiese imaginado dedicarme a ellas. Entiendo a aquellos que dicen que son malas, pero creo que si estas tranquilo y sabes utilizarlas pueden servir para inspirarte. Es algo que puede ayudar mucho si la utilizas muy bien», opina Ana Cristina.

Tal y como hemos ido viendo, la protagonista de este artículo es toda una aventurera, una mente inquieta que disfruta conociendo cosas nuevas, y para ello pone en práctica el que considera su mayor hobbie, viajar. Ana Cris asegura que los viajes le enriquecen y aportan muchísimo. «Cuando estoy en uno, ya estoy pensando en el siguiente. Creo que en ellos creces mucho como persona». A pesar de haber viajado por muchísimos destinos con paisajes únicos como Bali, Australia o África, la joven diseñadora asegura que en ningún lugar del mundo ha visto un atardecer como los que hay en Cádiz, sin importarle en que época del año los vea.

La provincia de Cádiz es para Ana Cristina su hogar, es volver a casa. Son sus veranos y sus inviernos, son las fiestas, es su familia, sus hermanas, su padre... Son los paseos por Jerez, el olor de las bodegas, el ambiente de los tabancos, sus calles empedradas, los reencuentros…. Sus recuerdos veraniegos en el Puerto con las bicis, la playa de Cádiz con su madre, la de Zahara donde no se olvida y destaca su gastronomía, los pueblos blancos como Arcos, el encanto de Vejer y sobre todo la gracia única que tienen los gaditanos. Y es que Ana Cris lo tiene claro, si algún día pudiese volver a vivir a Andalucía, lo haría en la provincia de Cádiz porque aquí dice que lo tiene todo.

Hoy en día Ana Cristina se dedica a diseñar estampados a partir de sus dibujos y acuarelas, persiguiendo la originalidad y unicidad de cada diseño, y la autenticidad inherente a lo «hecho a mano». En su página web https://anacristinapd.com/ se puede ver la variedad de sus creaciones que van desde decoración para el hogar hasta prendas de vestir pasando por bolsos y complementes. No sabe a que puerto llegará este proyecto, pero hay una cosa que tiene clara y así lo aconseja a quienes quieran arriesgar a construir sus sueños: «Hay que ser constante, y en los días malos no tirar la toalla. Hay que saber adaptarse a los imprevistos. Es imposible hacer un plan de negocios antes de un proyecto y creer que todo va a salir según lo establecido. Hay que decir que sí a todo, porque de todo se aprende y todo aporta nuevos conocimientos o aprendizajes», ha insistido. Y es que al final la vida será la encargada de decir si algo es para ti o no.

Como decía Picasso: la inspiración existe, pero te tiene que llegar trabajando y algo así fue lo que le sucedió a Ana Cristina, que, gracias a sus inquietudes de necesitar cosas estimulantes para completar su vida, sus ganas de seguir aprendiendo, su capacidad de aprovechar las oportunidades o el ver más allá de lo que se ve fácilmente le ha dado la oportunidad de trabajar y soñar en crear algo que lleva su sello más personal. Ahora aspira a seguir creciendo y expandirse, agradece la ayuda con la que ha contado en este tiempo por compañeros del sector y busca hacer buenos patrones con calidades altas para que sus diseños permanezcan en el tiempo. «Tengo muchas cosas de mi madre y me gustaría que en el día de mañana mis hijas pudiesen seguir usando mis creaciones». Desde la humildad reconoce que «muchas veces no eres consciente de lo que estás haciendo y cuando ves a personas con tus prendas se te hace un nudo en el estómago».

En los diseños de Ana Cristina Portillo se encuentran prendas versátiles que sirvan para arreglarse o para usar cualquier día normal. «Todo depende como quiera sentirse cada uno y que le gustaría transmitir a través de la ropa que lleva», ha apuntado. La diseñadora saca así su forma de ver y entender la vida, a través de colores que son el reflejo de su alegre personalidad, a quien le acompaña su fiel sonrisa.

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