Antonio Martín, propietario de Vestuario Izquierdo
Antonio Martín, propietario de Vestuario Izquierdo - JOSÉ RAMÓN LADRA

Carnaval 2017Los templos del disfraz en Madrid

Tiendas de vestuario, máscaras y maquillaje resisten el tirón de lo chabacano con una amplia oferta de «lujo»

MADRID Actualizado: Guardar
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El Carnaval convierte las calles en un cajón de sastre repleto de despropósitos, desmanes estilísticos y trajes sin sentido que inducen constantemente a preguntas para averiguar de qué o de quién van caracterizados sus participantes. La masiva irrupción del disfraz de bajo coste y prácticamente desechable ha ganado la partida a la elegancia de los trajes de época, las máscaras venecianas o la belleza de un maquillaje profesional. Pero en Madrid aún hay «templos» del vestuario que guardan la esencia de esta fiesta, con verdaderas joyas y el trato personalizado del que carecen las tiendas autoservicio. Un lujo «asequible» –defienden los dueños de estos negocios–, que permite meterse en la piel del personaje soñado. Establecimientos históricos dedicados desde hace décadas al vestuario de cine, teatro y zarzuela que, durante estos días, visten las fiestas más selectas de la capital.

«Esta semana se han llevado varios trajes para Venecia», explica a ABC Salvador Carrasco desde Vestuario París (Calle Amor de Dios, 14, 1º). Los fondos de armario de este negocio, fundado en 1971 por su padre, Vicente Carrasco, han vestido actores de fama internacional. «Mi padre trabajó, entre muchas otras, para todas las películas que Samuel Bronston rodó en Madrid», explica mientras selecciona alguno de los trajes que bien pudieron haber lucido en la gran pantalla John Wayne, Rita Hayworth o Claudia Cardinale. «Tenemos trajes de todas las épocas. Lo más demandado estos días son los del siglo XVIII, aunque también tenemos encargos para fiestas temáticas ambientadas en la Edad Media. Por ejemplo, la que celebra este año el Casino de Madrid», apunta.

Salvador Carrasco, propietario de Vestuario París
Salvador Carrasco, propietario de Vestuario París - JOSÉ RAMÓN LADRA

El abanico de posibilidades, y de precios, es muy amplio. «Tenemos piezas para alquilar que van desde los 30 hasta los 120 euros», explica. El préstamo suele durar un fin de semana y, tras su devolución, los trajes pasan por la tintorería para ser lavados y planchados. «Entre otras ventajas estos trajes permiten ser ajustados a las dimensiones de los clientes. Tras los arreglos, quedan como un guante», presume.

En la misma calle, Antonio Martín regenta desde 1999 Vestuario Izquierdo (Calle Amor de Dios, 13). «Yo me quedé con el negocio entonces, pero sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX. Los Izquierdo fueron de los pocos que consiguieron sobrevivir y trabajar durante la Guerra Civil. Se repartieron junto con otras célebres sagas dedicadas a este oficio como los Cornejo –cuya sastrería sigue funcionando en la calle de Rufino González, 4 de Madrid– los pocos espectáculos que hubo en aquella época», explica. Hoy, este almacén es otro de los referentes para encontrar un disfraz de calidad en Madrid. «Trabajamos con zarzuelas, óperas y rodajes de cine. La familia de Alfredo Kraus nos compró hace un tiempo algunos de los trajes que el maestro vistió en los grandes escenarios», cuenta destacando la calidad de los mismos. En su stock cuentan con miles de piezas. «Las posibilidades son infinitas y nuestros fondos siempre están vivos, adaptándonos a lo que demandan nuestros clientes», dice.

Maquillaje de cine para Carnaval

En primer plano, una modelo maquillada de carnaval. Al fondo, Fernando Pérez y Lucía Barranco, primera y segunda generación de Harpo, respectivamente
En primer plano, una modelo maquillada de carnaval. Al fondo, Fernando Pérez y Lucía Barranco, primera y segunda generación de Harpo, respectivamente - JOSÉ RAMÓN LADRA

La caracterización es otro de los aspectos clave del Carnaval que pueden acabar en desastre si no se tienen en cuenta algunos detalles. Harpo (calle San Onofre, 6) es uno de los establecimientos míticos de la capital especializados en maquillaje. Fernando Pérez, reconocido maquillador de cine –ha trabajado con Almodóvar o Saura, entre muchos otros directores–, y Lucía Barranco, segunda generación de este negocio familiar, tienen muy claro que los productos de muy bajo coste, «además de quedar mal sobre la piel», pueden «salir muy caros». «Provocan muchísimas reacciones alérgicas sobre la piel», advierte Lucía, maquilladora profesional, encargada de la administración de esta casa con tres negocios diferenciados: la tienda, una academia de formación y un centro de posticería (pelucas, barbas y bigotes). «Muchas de nuestras pelucas se lucen estos días en el carnaval de Venecia», presume Fernando Pérez.

Lo más importante para un maquillaje colorido es que el producto tenga un alto contenido en pigmentos. «Los malos apenas tienen y se trasparenta la piel. No quedan bien. Nuestros productos no son especialmente caros. Son buenos», asegura Fernando . «Además, el objetivo es que todos nuestros clientes se vayan de aquí con el asesoramiento necesario para que puedan maquillarse en casa», concluye Lucía.

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