Soy Kitchen: una fusión muy personal

Los platos de Julio corresponden ya a una fusión casi universal. Sin carta, se puede pactar un menú libre en el que en función de lo que el cliente quiera comer o pagar, el cocinero prepara platos únicos y especiales

Uno de los platos de Soy Kitchen SOYKITCHEN
Carlos Maribona

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Se llama Yongping Zhang, pero todo el mundo le conoce como Julio. Nació en Tianjin, en el noroeste de China, se formó en Hong Kong y llegó a España hace ocho años. Los primeros cuatro los pasó en Pamplona, en el Asador Almadía, donde conoció la cocina tradicional española y nuestros productos. En 2014 abrió Soy Kitchen, un modesto local en la plaza de los Mostenses, enfrente del mercado, donde empezó a ofrecer una peculiar cocina de fusión oriental, absolutamente personal, con platos imaginativos de sabores intensos. Pronto se corrió la voz entre los aficionados y en pocas semanas ya llenaba el comedor a diario. En la primavera pasada trasladó el restaurante a un local más adecuado para responder a la demanda de su cada vez más numerosa clientela. Así nació este nuevo Soy Kitchen en Zurbano, mientras que el de los Mostenses se reconvertía en Lamián, especializado en ramen y cocina callejera asiática.

En esta nueva etapa, Julio ha unido a la cocina oriental y a los productos españoles que ya fusionaba, ingredientes y técnicas iberoamericanas, fundamentalmente de México y de Perú, con lo que sus platos corresponden ya a una fusión casi universal, siempre con la capacidad creativa del cocinero como argumento. No hay límites, aunque la raíz china de Julio está muy presente. Presentaciones vistosas, sabores intensos, juegos de texturas y muchos matices en las salsas, con gran protagonismo de las especias. Como reproche, se echa en falta, en ocasiones, un poco más de atrevimiento, algo que una cocina tan personal puede permitirse perfectamente. En cualquier caso esta es una de las propuestas más originales y logradas en torno a este estilo de cocina que encontramos en Madrid.

Todo en un local amplio, de decoración actual, con la cocina completamente abierta al comedor. En la entrada, una barra con carta propia, fundamentalmente de dim sum, donde se puede picar algo . En Soy Kitchen no hay carta. Tan sólo tres menús que ni siquiera se muestran impresos porque dependen mucho del mercado y de la improvisación del cocinero. Uno ejecutivo (35 €), servido sólo entre semana al mediodía y que garantiza comer en 45 minutos. Los otros cuestan 45 y 65 € respectivamente. Además, se puede pactar con Julio un menú libre en el que en función de lo que el cliente quiera comer o pagar, el cocinero prepara platos únicos y especiales .

A la mesa fueron llegando el carabinero con salsa de su cabeza, las vieiras sobre un crujiente de trigo; el arroz meloso con anguila ahumada, coco y guisantes, de gran sabor aunque con el grano amazacotado; la tempura de piel de bacalao, original pero de complicada textura, en un caldo de soja y pescado; o el excelente dimsum de cordero con salsa riojana. Muy buena incursión en la casquería , una gran especialidad de los chinos, que sin embargo son reacios a emplearla en España, con la oreja de cochinillo con salsas de distintos tomates; algo pretencioso el bogavante con emulsión de leche de tigre, complicado de comer; y convencional el solomillo con foie, salvado con algunos toques especiados. De postre, buena tarta de queso con helado de fresa. Una carta de vinos suficiente y un buen equipo de sala completan la buena impresión general.

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