Apuntes en verde

Más de 600 profesores ambientalizan el currículum con Naturaliza

Los profesores cuentan con múltiples recursos on line para aplicar de manera transversal cuestiones ambientales

Charo Barroso

El currículum del nuevo curso escolar se tiñe de verde gracias a Naturaliza , el programa de educación ambiental de Ecoembes que este año se amplía a toda España . Después de la experiencia piloto del pasado año, en el que participaron algo más de 200 docentes, la cifra se triplica (más de 600) demostrando la gran implicación que tiene el profesorado en cuestiones ambientales. Parra ayudarles en esta tarea, la Escuela de Docentes les ofrece formación on line en contenidos ambientales y de innovación pedagógica para que puedan transmitir a los más pequeños la importancia que tiene cuidar el planeta. Durante todo el proyecto, los profesores están acompañados por un grupo de especialistas en educación ambiental siempre disponibles para ayudarles a resolver las dudas que les puedan ir surgiendo en el día a día.

Joaquín Ruiz, director y docente del colegio Miralmonte de la localidad murciana de Cartagena, lo tiene claro: «El medio ambiente se ha convertido en una verdadera revolución en las aulas» y explica con entusiasmo que todo el profesorado del centro está implicado en un ambicioso programa ambiental. «Nos dimos cuenta de que no era suficiente llevar a cabo acciones puntuales, que tenía que ser un proyecto de centro capaz de generar ideas, de trasladar los problemas de la sociedad a las aulas. Y el gran potencial de Naturaliza es que todas esas ideas y opciones sobre las que dialogamos en el claustro las tenemos sistematizadas y programadas, con recursos actualizados e imbricados en el currículum con los que todos podemos trabajar de manera coordinada y plantear retos a los alumnos», señala Ruiz para quien una de las grandes ventajas es «poder aplicar de manera experimental en el aula y fuera de ella». Este curso que arranca será la primera vez que pongan en marcha Naturaliza, «estábamos muy atentos a que se abriera la experiencia a toda España, y hemos sido de los primeros centros de Levante en apuntarnos. Este año, por nuestra situación geográfica y por la importancia que para la ciudad tiene, nos vamos a centrar en los ecosistemas marinos».

Respecto a la importancia que el programa da a la experimentación fuera del aula , Ruiz insiste en que «resulta fundamental sobre todo a edades tempranas, porque los conceptos abstractos se materializan, los ven, los tocan y además se sienten protagonistas. Es una excelente manera de motivar a los alumnos y que aprendan de forma dinámica y diferente». Algo que ya han comprobado con su proyecto de reciclaje y de huertos urbanos con el que han conseguido transformar zonas de terreno donde antes se acumulaban residuos.

«Los alumnos están motivados y concienciados más de lo que creemos, por eso es el momento de trabajar la educación ambiental. Mi inquietud: si está la sociedad preparada para no cortarle las alas a esta generación educada en el compromiso. Porque tenemos muchas Gretas en las aulas», sentencia.

Aprender la importancia del aire limpio cuando se estudian los pulmones, abordar la revolución industrial desde sus consecuencias ambientales o comentar textos sobre los conflictos ambientales asociados a las nuevas tecnologías son algunos de los ejemplos concretos que ofrece Naturaliza para ambientalizar el currículo escolar. Algo que conoce muy bien Sara Sánchez Quero, profesora de Naturales y Sociales del CEIP Ciudad de Nejapa en la madrileña localidad de Tres Cantos. «El pasado año participamos en el piloto de Naturaliza. Supuso una formación extensa, intensa e interesante que nos abrió los ojos respecto a muchos problemas ambientales porque aporta ejemplos muy claros y reales. La acogida fue estupenda por parte de profesores y alumnos. Promueve una conciencia crítica, el trabajo en equipo y a ser conscientes de que con pequeños gestos se pueden ir cambiando las cosas», explica. Gestos que ya están implementando en el centro como la puesta en marcha de recreos de residuo cero , con los que se evitan residuos de un solo uso y se sustituyen por tarteras, cantimploras o bolsas de tela para la merienda que incluso elaboran en talleres .

Para esta docente las clases prácticas son uno de los grandes pilares del proyecto. «Fuimos a un parque a investigar por qué están desapareciendo los murciélagos urbanos y otro grupo tuvo que identificar establecimientos colaboradores con el medio ambiente en la localidad. La implicación de los escolares fue total tanto fuera como dentro del aula, y les han sorprendido cuestiones como cuánto contamina la fabricación de un pantalón vaquero, la fauna que pueden encontrar en un trozo de tierra o el porqué de los productos ecológicos » e insiste en que «los profesores tenemos que ayudar a los niños a descubrir qué está ocurriendo y cómo encontrar soluciones, a que tomen conciencia crítica y sean conscientes de lo grave que es la situación actual, de la necesidad de poner en marcha acciones, por pequeñas y cotidianas que sean. Ellos son los mejores embajadores del ahora, y del futuro».

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