Poblado chabolista de Fuencarral, donde viven unas 60 personas
Poblado chabolista de Fuencarral, donde viven unas 60 personas - isabel permuy

El inframundo que sueña con la Operación Chamartín

Los terrenos donde se desarrollaría el plan llevan 20 años abandonados, a la espera de que inicie el proyecto. Su único progreso ha sido el de la degradación

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cinco poblados chabolistas, vertederos ilegales, industrias abandonadas, infraviviendas, ratas, insalubridad, eriales donde se producen incendios, entramados ferroviarios, inseguridad... Es una descripción de la zona más deprimida y olvidada del norte de Madrid: los terrenos que pretende revitalizar desde hace dos décadas Distrito Castellana Norte (DCN) con la Operación Chamartín. Hoy son un gran desierto anulado de prosperidad, delimitado por tres distritos incomunicados entre sí, donde malviven alrededor de un centenar de personas, adultos y niños, con casas hechas a base de materiales sacados de la basura.

Es la realidad que nadie mira, a poca distancia de las Cuatro Torres; el desarrollo de la desidia. Es la parte de la ciudad condenada a no crecer porque el Ayuntamiento planeó que DCN, antes Desarrollos Urbanísticos de Chamartín (DUCH), se encargaría de ello y el proyecto está paralizado.

El Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, aprobado en 1997, delimitó el ámbito del Plan Parcial de la Operación Chamartín, clasificándolo como suelo urbano no consolidado con la intención de renovar este espacio hoy degradado. Pero este ámbito se ha enfrentado a varios obstáculos durante las dos últimas décadas: una modificación puntual del Plan General en 2002, dos parciales en 2004 y 2011, y otro plan presentado en mayo de 2015, que espera a que el nuevo Gobierno de Manuela Carmena le dé luz verde. Para Ahora Madrid la Operación Chamartín, que daría salud a la brecha que separa Fuencarral-El Pardo, Hortaleza y Chamartín y a sus vecinos –más de medio millón– no es una prioridad.

En el núcleo chabolista más numeroso de la zona, el que conocen los autóctonos como «poblado de Fuencarral» y que se ubica en uno de los tramos de la calle de Antonio Cabezón, quieren mejorar sus condiciones de vida. Son conocedores de la operación urbanística. La ven como una salvación de cara a conseguir una vivienda digna. «Esto está lleno de ratas, nadie nos asiste ni vienen a limpiar. Si nos tiran las casas, no queremos dinero; pedimos que nos den una casa», afirma María Jesús, una de las matriarcas del poblado, con 12 hijos y 15 nietos en el lugar.

Cuenta que se instaló con sus tres hermanos allí hace más de 15 años. Desde entonces, sólo han tenido tres amenazas de derribo por parte del Ayuntamiento pese a la denuncia de los propietarios de los suelos. «Que venga Carmena y vea lo que tenemos. La esperamos con un puchero de café gitano», solicita con una sonrisa.

Actividad industrial perdida

En esa misma vía, caminando por un gran erial atestado de escombros y vegetación silvestre, uno se topa con el recuerdo de lo que fueron casas y fábricas. Ahora, derruidas, se han convertido en objetivo grafitero y en vertedero improvisado para los chatarreros. Miles de restos de goma, ya sin cobre, se amontonan sin que nadie mantenga estos terrenos inútiles e improductivos. También hay más chamizos desperdigados con niños jugando entre construcciones rotas. Rumanos, búlgaros, españoles, todos de etnia gitana. Y, entre medias, camiones de chatarreros sumando ingresos a sus volquetes.

Hasta que no se apruebe el Plan Parcial de DCN, está prohibido realizar obras de mejora en edificios e instalaciones. Este hecho contribuye a que a lo largo de los 3,1 kilómetros que transformaría la Operación Chamartín se haya producido un progresivo abandono de los inmuebles y la pérdida de la actividad industrial. Pocos empresarios quedan en la zona.

Amianto contaminante

Todas las viviendas son muy antiguas o tienen carácter de infravivienda. Las hay tanto en Chamartín como en Fuencarral, pero la mayor concentración se produce en el entorno de la callede Rodríguez Jaén –las edificaciones que resulten incompatibles con la ordenación deberán ser indemnizadas de acuerdo con la legislación vigente–. Incluso hay techos de amianto, un material altamente contaminante cuya construcción se prohibió hace años. Permanecen sin ser retirados de las antiguas instalaciones de Adif/Renfe en el polígono industrial de Malmea. También hay riesgo de derrumbe en varias edificaciones de la calle de Antonio Cabezón.

Desde Distrito Castellana Norte informan de que han mantenido reuniones con las diferentes asociaciones vecinales de los tres distritos y que mayoritariamente están a favor de que el plan prospere. DCN uniría con calles y pasarelas a los ciudadanos de los distintos barrios e incorporaríales bulevares, zonas verdes y transporte: tres estaciones de Metro y una de Cercanías. El 80% del suelo sería dotacional y un 20% terciario. Pretende construir 17.000 viviendas, de las cuales un 10% serían de protección pública. Carmena ha sostenido que la capital «quizá» no necesita casas de nueva construcción. En la última reunión que mantuvo la pasada semana con el presidente de DCN, Antonio Bejar, se comprometió a estudiar el plan. Quizá, la alcaldesa Carmena desconozca cómo es la situación de esta corona de Madrid.

Ver los comentarios