Francisco Vallés, según un grabado del siglo XVIII
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Alcalá de Henares «resucita» al Divino Vallés, el genial médico de Felipe II

La urna que contiene sus restos, hallada en 2011 tras 149 años oculta, ha sido restaurada y quedará expuesta en la Capilla de San Ildefonso de la universidad de la ciudad complutense

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Desde que Francisco Vallés fuese enterrado en 1592 por orden del rey Felipe II, el genial médico burgalés apenas gozó de una mínima parte del reconocimiento que alcanzó en vida. Ahora, más de cuatrocientos años después, la urna de plomo que contiene sus restos óseos recupera la consideración perdida y, ya restaurada, quedará expuesta en la Capilla de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares, donde fue hallada por accidente en 2011.

Merced a su excelso saber como galeno fue bautizado como El Divino; representación nominal de la ocasión en la que, una entre tantas, salvó la vida del rey tras comer éste carne en mal estado. Los pocos huesos conservados de Vallés –cráneo, fémur y pelvis– permanecieron emparedados y ocultos en la iglesia de la ciudad complutense durante 149 años.

Antes, en 1862, también encontrado fortuitamente, lo que quedaba de su cuerpo fue exhumado y trasladado al recipiente metálico desde su habitáculo primigenio. La ubicación de la urna fue entonces modificada con la consiguiente pérdida.

Las obras de restauración del templo dieron con la caja hace hoy menos de cuatro años. Carcomida por los años y los xilófagos en su parte de madera, mostraba la inscripción «Restos del Doctor Vallés exhumados». Restaurada por el Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid y devuelta al lugar donde fue encontrada, allí se emplaza ahora una urna de cristal con remates de acero sobre piedra caliza de campaspero en la que descansa la original, según informa la propia Comunidad.

El Divino Vallés, médico de cámara de Felipe II, murió a los 68 años por tabardillo, una suerte súbita de tifus. Fue pionero en el campo de la medicina diseccionando cadáveres y, pese a las trabas de la Inquisición y los vestigios propios de la época, se convirtió en protomédico de Castilla; gracias en parte a sus nupcias con Juana de Vera, hija del médico de la reina Isabel de Portugal, pero mucho más por su conocimientos y habilidades. Vallés desarrolló gran parte de su estudio y ejercicio profesional en Alcalá de Henares, donde impartió clases durante casi veinte años.

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