El alcalde de Lugo dimite chantajeado por las minorías para que el PSOE pueda gobernar

El alcalde en funciones de Lugo, Xosé López Orozco, ha anunciado este jueves su renuncia a continuar como regidor después de dieciséis años. El socialista cede así al chantaje de Lugonovo y el BNG, que habían condicionado su apoyo al PSOE en la investidura del próximo sábado a la salida del histórico dirigente gallego, imputado en la «operación Pokemon».

Orozco se disponía a iniciar su quinto mandato y en las últimas semanas se había enrocado en la apariencia de no dimitir. Incluso este miércoles, tras una reunión de más de cuatro horas con el líder del PSOE gallego, José Ramón Gómez Besteiro, ratificaba que seguía siendo el candidato socialista a la Alcaldía lucense.

Su decisión responde, según ha justificado en rueda de prensa, «a cuestiones estrictamente personales».

Se ha escudado en que da este paso «por su cariño a los lucenses» y para facilitar el futuro gobierno a «una alcaldesa socialista». Se marcha, pero seguirá trabajando, ha declarado, «por una reforma del Poder Judicial que impida que se dilaten los procesos».

Pese a su ambigüedad, el PP desconfiaba y contaba con que la marcha de Orozco terminaría produciéndose como así ha sido. De ese modo, se impide que Jaime Castiñeira sea investido alcalde, pese a haber sido la fuerza más votada en las elecciones municipales, misma situación que la vivida en 2009.

La salida de Orozco facilita que se retomen los contactos con el resto de fuerzas de izquierdas para que el PSOE pueda seguir al frente de la ciudad amurallada. Se prevé que Lara Méndez, hasta ahora vicepresidenta de la Diputación de Lugo, sea su sucesora.

El 24-M, el PP obtuvo 9 concejales, por 8 del PSOE, 3 de Lugonovo, 2 del BNG, 2 de Ciudadanos y 1 de Alternativa Cidadá de Esquerdas.