¿Algo se mueve en el BNG?

A la fuerza ahorcan, por lo que parece. El gesto de Xavier Vence de abrir la puerta a una posible confluencia del BNG dentro de una «marea gallega» con la que concurrir a las elecciones generales no es baladí. Es el reconocimiento implícito de que el Bloque no lo ve claro yendo en solitario, sobre todo a la vista de cómo le ha ido en las últimas municipales en entornos tradicionalmente favorables como las grandes ciudades. Su electorado se ha ido con otros, que están en su misma longitud de onda, pero no suenan a casta. Sí, en el nacionalismo también la hay.

El anuncio no es exactamente nuevo, porque amagos similares ya hubo antes de las municipales y de las últimas autonómicas, y acabaron en agua de borrajas por la línea roja del ala dura del Bloque: nada de acuerdos con fuerzas «españolas» como IU.

El resultado fue que Anova, con menos prejuicios, les adelantó gracias al exitoso y ruidoso invento de AGE.

El Bloque pone encima de la mesa algo parecido a buena fe, pero también un puñado de condiciones para retirar sus prejuicios. Grupo propio, centro de decisiones en Galicia, proximidad al discurso soberanista... Todo pudiera parecer asumible para Anova o IU. Pero el debate no va a ser ideológico, sino de personas y personalismos. Está por ver cómo se reparten los puestos de salida, cómo cicatrizan las heridas del pasado y cómo asume el BNG que pasa de ser el que manda a convertirse en el último en llegar.

El inmovilismo ha empujado al BNG casi a la irrelevancia política. Veremos si su movimiento es mera estética para sobrevivir o convicción para abandonar posturas montaraces que en nada sintonizan con la mayoría social de Galicia.