PAZGUATO Y FINO

El mal ajeno

El PSOE se esfuerza por estar contento; se sabe en jaque por las Mareas

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Tú no estás tan mal si el de enfrente está peor. Es la máxima a la que se han aferrado los partidos de la «vieja política» tras las elecciones municipales en Galicia. La excepción a la norma es el PP, porque es difícil estar peor tras perder tres ciudades, dos diputaciones y un puñado largo de villas medianas con larga tradición conservadora. Casi ni esgrimen el argumentario de Génova de la fuerza más votada porque aquí sí funciona el espejo que Juan Vicente Herrera le recomienda usar a Rajoy. Feijóo y Rueda no ponen paños calientes a un resultado terrible y que pudo ser peor si el PSOE no llega a derrumbarse en Orense capital. Eso les habría costado también la diputación.

Del funeral que está oficiando la Nécora por obra y gracia de Génova y el (des)gobierno interno del partido a nivel estatal, pasamos a ese PSdeG que se esfuerza por estar contento, pero que se sabe en jaque por las plataformas radicales de las Mareas. Sí, tienen Vigo y la Diputación de Pontevedra, pero eso no es mérito de Besteiro sino de Abel Caballero, ese alcalde que la mitad de las veces no va a los comités gallegos y que no responde ante él sino ante Pedro Sánchez. Siempre hubo clases, entiéndase.

El batacazo urbano del PSOE tiene difícil justificación. En las cinco ciudades donde se eligieron candidatos por primarias, desplome hasta ser tercera fuerza. Es cierto que se recuperan feudos como Vilagarcía o Carballiño y se consolidan otras plazas importantes. Innegable. Pero ¿cuánto hay de mérito propio y cuánto de mal ajeno? Cuando en 2011 el PP aprovechó la ola de castigo a Zapatero, lo hizo subiendo en votos. Ahora, la marea de rechazo a Rajoy no ha ido al PSOE, sino a las formaciones a su izquierda.

Que Barcón, Sestayo o Reyes se solacen pensando que sus derrotas lo son menos porque así impiden un alcalde del PP recuerda a aquellos discursos del BNG despreciando a AGE en sus inicios porque ellos eran la esencia del nacionalismo. Hoy el BNG va a la baja y AGE crece y se expande en las ciudades con otras marcas y alianzas. Para las autonómicas, no necesitarán maquinaria local, y con una circunscripción más amplia, el PSOE podría tener que mirar por el retrovisor.

Todo por el consuelo del mal ajeno en ausencia de bien propio. Aupar a las alcaldías a quien pesca en tu electorado más afín por el simple hecho de hacer rabiar a la derecha tiene todas las trazas de tiro en el pie. Pero qué importa eso si a cambio hay chalaneo de cargos y sueldos, ¿verdad? El que venga por detrás que apande, que esta derrota tienen que rentabilizarla sus autores. Política fina.

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