pazguato y fino

Los ofendidos

Los hijos de las primarias socialistas van camino del precipicio. No sintonizan con la ciudadanía

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Hará aproximadamente un mes, ABC ya hablaba a las claras de la crisis del socialismo coruñés, del fracaso de los candidatos urbanos, que no sólo son incapaces de rentabilizar el desgaste de los alcaldes populares y el desgaste de su marca, sino que ni siquiera aguantan el tirón ante las fuerzas emergentes de la izquierda. Algunos de los mencionados se ofendieron ante estas informaciones, no por su falta de realismo, sino porque les destapaba sus vergüenzas electorales.

La encuesta de Sondaxe de ayer, que nadie duda que no está encargada ni cocinada por ABC, revela ese mismo escenario, con los alcaldables socialistas de Ferrol y Santiago superados por la sopa de letras de las mareas, mal valorados y sin ninguna opción de disputar un triunfo electoral, por pírrico y simbólico que fuera, al PP.

Hace cinco años gobernaban en ambas urbes. Ahora naufragan ante la aparente indiferencia de un partido que lo veía venir, pero que ha dejado a sus candidatos darse de bruces con la realidad. Falta Coruña, donde Barcón dilapida a toda máquina el legado de Paco Vázquez. Si con seis concejales se cree ajena al incendio, el problema del socialismo herculino es todavía mayor. Los hijos de las primarias socialistas van camino del precipicio. Queda demostrado: los candidatos elegidos por los militantes no sintonizan con la ciudadanía. Que se lo hagan mirar por pura subsistencia.

Los ofendidos, enojados con quien señala al emperador desnudo y no con su falta de ropaje ideológico, tienen ahora un deber con los ciudadanos: enseñar sus cartas y admitir a quién van a aupar a la alcaldía. Si fueran del mismo partido que Susana Díaz, dejarían ganar al más votado, por representar la opción mayoritaria de los vecinos. Pero como el único partido en el que militan es en el de ellos mismos, se pondrán del lado del que toque para apuntalar unos sueldos, unos carguitos, unas prebendas. Y en esa espiral de éxito, acabarán como el PSOE de Pontevedra o el BNG de Vigo, reducidos casi al ridículo.

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