Miembros de la candidatura de Compostela Aberta, liderada por Martiño Noriega
Miembros de la candidatura de Compostela Aberta, liderada por Martiño Noriega - efe

Mareas: jaque radical al PSOE

Los socialistas siguen sin aclarar si entregarán las alcaldías de La Coruña y Santiago a las plataformas extremistas; ya asumen que serán superados en, al menos, estas ciudades

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La falta de previsión de los socialistas para el día después de las elecciones empieza a hacerse visible. Los dirigentes municipales tendrán autonomía para cerrar pactos pero no avanzan la dirección que van a seguir. A pesar de las encuestas, José Ramón Gómez Besteiro repite machaconamente: «El PSdeG está en condiciones de liderar los acuerdos tras las elecciones» y contrapone esta actitud «abierta y dialogante» frente a la «soledad del PP». Pero el PP ha aprovechado este flanco abierto para poner al PSOE contra sus propias contradicciones: ¿aupará a las coaliciones radicales de las Mareas allí donde el PP no logre la mayoría absoluta y los socialistas tampoco sean capaces de liderar la oposición?

Los últimos dos mítines de Besteiro en Viveiro y Santiago sirvieron para escucharle las primeras críticas contundentes a los grupos a la izquierda del PSOE, que tachó de «experimento insolvente», tratando reforzar la posición de su organización aludiendo a «la capacidad de gestión, que ha permitido mantener la solvencia de las cuentas públicas y prestar servicios a los ciudadanos».

Pasados los días y abrumados por las encuestas, los socialistas sienten la amenaza de las Mareas. Todos los sondeos —entre ellos el de GAD3 para ABC publicado este lunes— atribuyen un desplome del centenario PSOE en ciudades tan simbólicas como Santiago y La Coruña en favor de Compostela Aberta y Marea Atlántica, respectivamente. Pero de los imprescindibles pactos con estos grupos radicales, ni una palabra, porque como bien manda el argumentario de todo político, «nuestros pactos son con los ciudadanos». Balones fuera.

Este mismo lunes, Besteiro se empleó con una inusual dureza con los «rupturistas», a los que llamó «ensayo sin experiencia» que puede poner en peligro lo conseguido por el PSOE estos últimos años. Sin titubear exhibe la gestión pasada de otros dirigentes del partido y trata de proyectar «las incertezas que acarrearían la llegada de las Mareas. Martiño Noriega replicó ayer con una advertencia en clave de futuro: «El PSOE se equivoca de enemigo».

Disyuntiva

A la desesperada, el candidato compostelano Francisco Reyes reparte críticas a diario. Sin mencionar a Martiño Noriega por su nombre le acusa de alquilar «el local más caro» de la ciudad vieja —los antiguos Almacenes Olmedo en el Toural—, frente a «nuestras sedes que son las calles, las plazas de Compostela» e incluso ironiza con las vacaciones pagadas que se ha tomado «para hacer campaña en Santiago cuando es alcalde de Teo».

Reyes se proclama a sí mismo como heredero del sueño de Compostela protagonizado por «Xerardo Estévez y Xosé Antonio Sánchez Bugallo» y contrapone «el cambio tranquilo e identificado» frente a una amalgama de siglasen la que no se sabe quién es quién. Hasta Besteiro enumeró la coalición de partido de la izquierda rupturista que se han sumado a esta Marea que amenaza la hegomonía socialista en la izquierda. Las encuestas son tozudas: se prevé hundimiento del históricamente robusto PSOE compostelano.

A pesar de todo este relato aparatoso, de estas críticas romas, el PSOE sigue sin desvelar qué va a hacer después. De momento las pistas que ha dado es que va a entregar, si fuera necesario, las alcaldías de La Coruña y Santiago a los «rupturistas». La frase de Besteiro: «El PSdeG va a liderar los pactos» es elocuente. Todavía más el anuncio de Pilar Cancela de que su partido pactaría con quien fuera para evitar gobiernos del PP.

No importa que Martiño Noriega no respete los símbolos constitucionales —su todavía ayuntamiento de Teo está sin banderas porque no le gusta la de España— o que su jefe de filas, Xosé Manuel Beiras, llame a la «quiebra y ruptura del entramado constitucional». Tampoco que peligre la imprescindible relación cordial entre Raxoi y la Iglesia, en una cidad que vive de cara a su Catedral.

No todo es lo que parece. Sectores del PSOE se preguntan internamente si el partido puede permitirse aupar a las Mareas y quedar en un papel secundario. El temor a acabar en un plano testimonial como el PSOE de Pontevedra sobrevuela a sus dirigentes. Mientras rumian el posible futuro, sonríen a las cámaras. Pero la procesión va por dentro. Y preocupa.

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