El selfie fue la estrella del paseo de Mariano Rajoy en
El selfie fue la estrella del paseo de Mariano Rajoy en - Miguel Muñiz

Mariano Rajoy, entre «selfies» en Marín

El presidente del PP se dio un baño de masas en la localidad pontevedresa entre vecinos ávidos de una foto con él para el recuerdo

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Apenas 300 metros de paseo tenía planeado dar Mariano Rajoy en la localidad pontevedresa de Marín antes de salir en dirección al mitin de Vigo. Pero un acto tan cotidiano como puede ser una pequeña caminata, si por medio está el presidente del Gobierno, acaba resultando tumultuoso y agitado por las decenas de periodistas y las estrictas medidas de seguridad que lo acompañan. Minutos antes de comenzar, en la plaza de España empezaba a sonar la actuación musical que serviría de banda sonora al encuentro a ritmo de Fito y Fitipaldis o La Oreja de Van Gogh. Antes de la llegada del máximo mandatario del Partido Popular, apareció la ministra de Fomento, Ana Pastor, para reconocer el recorrido con la candidata local, María Ramallo.

La llegada del máximo mandatario nacional popular hizo que ninguno de los primeros espadas de la formación en Galicia se lo quisiese perder. Entre el séquito se encontraban el presidente del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo; el secretario general, Alfonso Rueda; el presidente de la formación en Pontevedra, Rafael Louzán; u otros cargos como la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo; y el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva.

La primera parada del camino tuvo lugar en el bar La Farola, donde Rajoy pudo saludar a los presentes y señalar que se encuentra «animado» para enfrentar la campaña y el año 2015, que será decisivo a nivel electoral. A medida que avanzaba el paseo, el acto ganaba en fluidez y algunos vecinos se iban animando a acercarse a saludar al presidente. Hasta que una quinceañera pronuncia las palabras mágicas hacia una de sus amigas que, inopinadamente, se había encontrado con la marcha: «Saca el móvil». Lejos de que la petición se centrase en sacar una foto de lejos, en apenas 30 segundos la adolescente ya se había zafado de las filas de personas que tenía por delante y lograba llegar a pocos centímetros del líder popular para pedirle que se sacase un «selfie» con ella.

La joven, todavía temblando de la emoción, no sabía que acababa de abrir la caja de Pandora. «Pues yo también quiero un selfie con Rajoy» empezaba a sonar entre el público. Y más de uno empezó a afanarse en conseguirlo, sin importar demasiado el precio. Entre la multitud avanzaba una señora intentando emular a la primera quinceañera, móvil en mano con la cámara ya activada, abriéndose paso sin renunciar a utilizar los codos para ello. Sin duda, hasta el final del trayecto, el rey fue el selfie, con la breve excepción de un cocinero local que se aproximó al presidente para regalarle productos de Marín.

Feijóo, secundario de lujo

Mientras tanto, Feijóo, habitual protagonista en este tipo de paseos, como había acontecido el día anterior en la capital gallega, asumía un papel de secundario de lujo, más relajado y alejado de los focos. Se limitó a saludar a quienes se acercaban y a presentar a Rajoy a quienes se querían acercar a él, gestionando la llegada de ciudadanos junto al líder popular.

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