El PSOE incumple su código ético en Caldas para optar a la Diputación

El PSOE ha concluido el deshoje de su particular margarita con respecto al alcalde de Caldas de Reis. Como había adelantado ABC, la estrategia de intentar paralizar el proceso judicial abierto contra Juan Manuel Rey para que no se siente en el banquillo antes de las elecciones municipales ha dado sus frutos.

El recurso de nulidad presentado por el regidor, que deja en suspenso temporal el proceso, ha dado un pretexto al partido para mantener a Rey al frente de su candidatura contradiciendo a su propio código ético, que obliga a renunciar a los cargos y pedir la baja de militancia una vez que se le traslada el auto de apertura de juicio oral, como señala el punto 5.2 del citado documento.

En él se añade que si el implicado no tomase esta decisión por propia voluntad, la formación actuará suspendiéndolo cautelarmente. En este caso, no se da ni una situación ni la otra, sino que, según señala un comunicado emitido por los socialistas, tanto la dirección regional como estatal respaldan la candidatura de Rey.

El PSOE se escuda en que las acciones judiciales abren la «posibilidad de nulidad» de la causa contra Rey, pero cierran su nota informativa reiterando una vez más la fórmula empleada en numerosas ocasiones por Besteiro: «Ningún socialista se sentará en el banquillo de los acusados ostentando la condición de socialista». Pero, ¿qué podría llevar al PSOE a querer mantener a un candidato al que, previsiblemente, debería apartar del partido si finalmente sí se le abriese juicio oral?

La respuesta no parece encontrarse a nivel municipal, pues aunque fuese apartado de su militancia, si consiguiese reeditar su mandato en las urnas podría mantenerse como alcalde como independiente. La estrategia socialista mira hacia la provincia, ya que Caldas juega un papel relevante en el partido judicial y, por tanto, en la elección del presidente de la Diputación, que los socialistas pretenden aspirar a disputar al Partido Popular, que la ostenta en la actualidad. El órdago que Rey lanzó a su formación al amagar con concurrir a las elecciones con una lista independiente amenazaba unos votos que el PSOE podría haber considerado seguros.

Una solución anunciada

Desde el anuncio del regidor pontevedrés de su negativa a dejar el partido, se fueron sucediendo las voces que presagiaban el desenlace final de la crisis. Pese a las constantes remisiones al código ético, autoridades incluso de la dirección socialista gallega se colocaron al lado de Rey. Tal fue el caso de la secretaria de Organización, Pilar Cancela —encargada este viernes de comunicarle que repetiría como candidato—, que llegó a señalar que se deberían «estudiar las particularidades jurídicas» que evitasen que al veterano alcalde se le fuese aplicado el documento de conducta tal y como estaba previsto en su caso.

En un sentido similar se pronunciaron los diputados Xosé Sánchez Bugallo y Carmen Gallego. El primero tachó de «disparate» la situación judicial del caldense y aludió a su convencimiento en que reeditaría su mandato. Por su parte, Gallego apuntó que el código ético está diseñado para casos de corrupción, por lo que no le «cabía en la cabeza» que se le aplicase a Rey, imputado por abonar con fondos públicos una multa impuesta por negarse a derribar una vivienda.