Llamada perdida a Besteiro

En la agenda de contactos de José Ramón Gómez Besteiro parece haber desaparecido el número de José Luis Méndez Romeu. El líder del PSdeG y su voz en el Parlamento autonómico —al menos eso se le presupone a todos los portavoces parlamentarios de los diferentes grupos— apenas intercambian llamadas. El cable se ha roto, aunque sólo en un sentido. Según apuntan las fuentes consultadas, Méndez Romeu suele telefonear a su jefe de filas para elaborar la agenda parlamentaria inmediata y conocer la línea estratégica a seguir. Casi todas caen de lleno en el olvido de las llamadas perdidas. No siempre.

En ocasiones sí hay respuesta al otro lado, aunque sólo sea para contestar con un «ya te llamaré». Pocas veces ocurre, critican las mismas fuentes, quienes también observan una ausencia palpable de su líder en la Cámara.

«Besteiro está en la Diputación de Lugo», recalcan voces del grupo parlamentario socialista con cierta ironía. Y no deja de ser anecdótico, pues desde el propio ente provincial, la oposición representada por el PP reprocha su emigración a Santiago desde que es secretario general de los socialistas gallegos.

A su «desidia» se suma la indefinición de su futuro, que pasa bien por continuar en la Diputación y enfrentarse directamente a su posible pérdida y consecuente desgaste electoral, o bien por centrarse de lleno en el partido, compaginándolo con un posible escaño en Madrid. Hace escasas semanas, Besteiro aseguró que tomaría una decisión después de hablarlo con sus compañeros. Ayer mismo dejaba entrever, en una entrevista radiofónica, que no optará a la Diputación y que así se lo comunicará a los militantes. Quizás entonces llame a Méndez Romeu.

«No hay dirección política»

Y si las conversaciones con el portavoz no son fluidas, menos aún con los parlamentarios de un grupo diseñado por su predecesor en el cargo, «Pachi» Vázquez. «No llama a ningún diputado», sostienen otras fuentes consultadas, que cuentan cómo los diputados socialistas gestionan sus propias áreas entre ellos. «No hay una dirección política», añaden.

Porque salvo en los «temas importantes» y en las reuniones habituales de grupo, puntualizan otras voces, Besteiro no está ni se le espera. Ni siquiera utiliza el despacho habilitado para él. «Es un secretario general ausente», reprueban. Salvo que toque un Debate sobre el estado de la Autonomía. Durante el último provocó un apercibimiento a su grupo por querer valorar el discurso de Feijóo en los pasillos no teniendo escaño.

¿Qué hacer con AGE?

En todo caso, su grupo parlamentario sigue funcionando en cuanto a iniciativas se refiere. Los problemas llegan cuando reciben ataques dentro de las propias paredes de O Hórreo, singularmente desde las bancadas de AGE. ¿Los de Xosé Manuel Beiras son amigos o enemigos? Nadie se lo aclara. La ausencia del lucense no sólo se nota en el Parlamento, también en las diferentes provincias —según critican—, cuyas direcciones afean su apego a Lugo. Distintas voces lo atribuyen a una estrategia medida de «perfil bajo» durante este año a la espera de un previsible acelerón de cara a 2016 con las elecciones autonómicas, aunque nadie oculta la preocupación por un más que probable batacazo en las municipales.

Ese «perfil bajo» lo ha llevado en varias ocasiones a evitar la confrontación directa y esperar que los problemas se solucionen solos. Ocurrió primero en Orense con los concejales díscolos y después en La Coruña, cuando se fraguó el derribo a Francisco Caamaño. También éste llamó entonces a Besteiro en numerosas ocasiones. De nuevo, el vacío.