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Aragón pide ayuda al Ejército ante el riesgo de nuevas inundaciones en el Ebro

El Gobierno regional ha activado el nivel 2 del Plan de Emergencia por riadas

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El Gobierno aragonés ha activado este martes el nivel 2 del plan de emergencias por inundaciones, ante las fuertes crecidas que se están produciendo en numerosos afluentes del Ebro y el incremento de caudal que se está produciendo en este último, que ha empezado a desbordarse en campos ribereños.

La activación del nivel 2 del plan de emergencias por inundaciones conlleva la activación de «medios operativos ajenos a la Comunidad autónoma», según han informado fuentes del Ejecutivo autónomo. Fundamentalmente, supone movilizar a la Unidad Militar de Emergencias (UME) para que esté preparada por si es necesario intervenir, como ya hizo con un amplio despliegue de efectivos durante la gran riada que se produjo entre finales de febrero y primeros de marzo.

En esta ocasión las previsiones apuntan a que la crecida en el Ebro será de menor envergadura, pero con seguridad provocará una nueva inundación de miles de hectáreas de cultivo. Se esperan caudales máximos de unos 1.900 metros cúbicos por segundo.

Es la quinta riada que sufren los municipios ribereños del Ebro desde finales de enero. Numerosos campos están aún impracticables porque todavía no ha desaparecido el agua y el barrio que dejó la anterior inundación, que ha dejado daños valorados en unos 200 millones de euros.

En esta ocasión, además, coincide con la situación de alerta en la que se encuentran otras zonas de Aragón por las crecidas de ríos que discurren por ellas y que son afluentes del Ebro. La situación se extiende tanto a ríos de la margen izquierda del Ebro —habitualmente la más caudalosa, la que arranca en el Pirineo— como de la margen derecha.

En los pueblos ribereños del Ebro hay preocupación creciente ante esta nueva riada, porque llega cuando aún no han podido repararse las motas y sistemas de defensa en las márgenes del río desde que se produjó la dañina crecida de hace apenas tres semanas. Aunque en esta ocasión no se prevé que las afecciones lleguen a cascos urbanos, sí que volverán a cubrir de agua miles de hectáreas de cultivo, algunas de las cuales convertidas en pantanos desde hace dos meses.

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