Acaban las restricciones migratorias del Covid, pero llegan medidas mucho más severas contra la migración. Por eso, decenas de migrantes se arriesgan a cruzar el Río Grande en plena oscuridad. Tienen que apurar antes de la medianoche para que no les deporten de manera inmediata. Y cuando cruzan el río, lo que les espera es esto. Un muro de alambres de espino defendido por la guardia nacional y el ejército para evitar entradas ilegales en Estado Unidos. Y este es el destino final, unos campamentos donde se hacinan los migrantes con un futuro incierto.
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