La populista Virginia Raggi, primera alcaldesa en la historia milenaria de Roma

Virginia Raggi, abogada, romana de 37 años, casada y con un hijo, ha sido concejal y es experta en derechos de autor y nuevas tecnologías. Vive en un barrio periférico de Roma. La candidata del Movimiento 5 Estrellas (M5E) se convierte en la primera mujer al frente de la alcaldía de la capital de Italia y de la cristiandad. Se ha impuesto porque da imagen de novedad y frescura, frente a la «casta» política. Pero se sabe demasiado poco, o casi nada, de su biografía, su programa es frágil y en ella recae la firme sospecha sobre autonomía: algunas de sus afirmaciones hacen temer a muchos que en su actuación se imponga la línea del directorio que junto a Grillo gobierna el M5E

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Ahora se le recuerda su aparición en un vídeo haciendo propaganda en el 2014 para firmar contra del euro. Ha basado su campaña en criticar la corrupción de los partidos tradicionales, intentando demostrar la superioridad moral del M5E. Pero se ha visto que el M5E no es inmune a los defectos que critica a los demás partidos. Raggi ha sido denunciada por el PD al final de la campaña por falta de transparencia al no declarar algunos ingresos percibidos como abogada. No ha mostrado ninguna idea fuerte en la campaña electoral. Es más, sus ideas no han sido claras, al menos las que ha mostrado en la campaña: por ejemplo, frente a sus anuncios iniciales, ha sido elegida sin que los romanos conozcan el organigrama completo de su equipo de gobierno. Lo más llamativo de su programa fue oponerse a la candidatura de Roma para organizar los Juegos Olímpicos del 2024. Su victoria frente a Roberto Giachetti fue arrolladora, duplicando en votos a su rival, Roberto Giachetti: 67,15 % frente a 32,85 %.

Cabe suponer que tendrá muchos problemas para administrar Roma, una capital sumida en el caos, porque seguramente no contará con la ayuda, más bien lo contrario, del gobierno de Matteo Renzi. Entre las promesas que muchos consideran inalcanzables está la de negociar la deuda pública de Roma, que se aproxima al menos a los 15.000 millones de euros, lo que obliga a los romanos a pagar los impuestos más altos de Italia.

Virginia Raggi ha omitido demasiadas cosas en su curriculum. Por ejemplo, evitó señalar que había trabajado en el despacho del abogado Alessandro Sanmarco, defensor de Cesare Previti, que fue senador y ministro de Berlusconi, en la época del proceso a Previti por corrupción. Quien predica la transparencia como Raggi, debe mostrar más luz y menos opacidad, partiendo de su propio curriculum.