Hong Kong recuerda la masacre de Tiananmen con una vigilia récord

En el 30º aniversario, más de 180.000 personas (37.000 según la Policía) honran a las víctimas en el único lugar de China donde está permitido. La asistencia fue masiva por el temor que despierta la futura ley de extradición, que se tramita este mes

Pablo M. Díez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Aunque el autoritario régimen del Partido Comunista intenta borrarla de la Historia, el recuerdo de la masacre de Tiananmen sigue vivo en China. O, al menos, en el único lugar del país donde se permite recordarla: Hong Kong, que goza de más libertades que el resto por ser antigua colonia británica.

Para honrar a las víctimas de la matanza, de la que se cumplen justo treinta años, más de 180.000 personas han abarrotado este martes por la noche el Parque Victoria en una emotiva vigilia, según informa el periódico «South China Morning Post». Aunque la Policía ha rebajado la asistencia a 37.000 personas , se trata de una de las ceremonias más multitudinarias desde los picos alcanzados en 2012 y 2014. Con velas y con las linternas de sus móviles, los asistentes han homenajeado a los cientos de manifestantes, quizás miles, que murieron cuando el Ejército Popular de Liberación asaltó la céntrica plaza de Pekín para acabar con sus ansias de libertad. Como aviso al régimen de Pekín, el lema de este año era contundente: «El pueblo no lo olvidará».

Tras guardar un estruendoso minuto de silencio, en la ceremonia participaron los principales líderes demócratas de Hong Kong. Entre ellos destacaban históricos activistas como Albert Ho, presidente de la Alianza en Apoyo a los Movimientos y Patrióticos de China, y el reverendo Chu Yiu-ming. «Debemos hablar por los que han visto su voz silenciada en China o seremos cómplices de la tiranía», advirtió Ho, quien aprovechó para criticar la ley de extradición que se tramitará este mes en el Parlamento local. Además de por ser un aniversario redondo, la vigilia estuvo marcada por los temores que genera esta nueva ley, que podría permitir la extradición a China de los activistas y disidentes exiliados en Hong Kong. «Sin la masacre, se habría producido una gran transformación y probablemente hoy tendríamos democracia en China», reflexionaba hace unos días Albert Ho para ABC.

Junto a mensajes políticos y actuaciones musicales, en la ceremonia de anoche también se pudo ver una grabación de Zhang Xianling, cuyo hijo de 19 años cayó bajo las balas del Ejército en aquella trágica madrugada del 4 de junio de 1989. Al igual que a otras «Madres de Tiananmen», el grupo de familiares que ha documentado al menos 202 muertos por la represión, la Policía china la confina bajo arresto domiciliario cuando se acerca la efeméride, conocida en mandarín como el «liu si» (6-4) por la fecha en que ocurrió.

Treinta años después, Tiananmen sigue siendo un tabú para el régimen chino, que la censura en internet y los medios y hasta impidió ayer el acceso a la plaza de los periodistas extranjeros, entre ellos el corresponsal de ABC. «¿Otra vez por aquí, señor Pablo? ¿Es necesario que le recuerde cuál es la política con respecto a este lugar? Como periodista, usted tiene que registrarse en comisaría antes de entrar en la plaza para cualquier actividad que quiera hacer», me reprendió en uno de los controles de acceso un policía. Probablemente era el mismo que me echó de la plaza en el 25º aniversario, cuando al menos pude entrar durante un rato. Pero ayer ni siquiera eso.

En otras fechas menos sensibles, los reporteros que no son de televisión pueden acceder a Tiananmen tras enseñar el pasaporte a los guardias apostados en las entradas a la plaza, la más vigilada del mundo. En estos accesos, y después de largas colas, los turistas chinos tienen que escanear sus carnés de identidad en máquinas que comprueban su identidad mediante reconocimiento facial. Otro ejemplo más del draconiano control que ejerce el régimen chino gracias a su tecnología de vanguardia, sobre todo en videocámaras de vigilancia.

Hace tres décadas, Tiananmen ardía como un campo de batalla mientras los tanques aplastaban a los manifestantes en las calles aledañas a la plaza, donde se registró el mayor número de muertos. El régimen hace ahora como si nada hubiera ocurrido. Pero una revista del Ejército de aquella época, mostrada en el Museo del 4 de Junio de Hong Kong, informaba con fotos violentísimas de lo que definía como una «revuelta contrarrevolucionaria» y daba la cifra de 3.000 civiles heridos y 200 muertos, entre ellos 36 universitarios. Las autoridades justifican la represión por el desarrollo económico que ha vivido China, pero la vigilia de Hong Kong demuestra que mucha gente no ha olvidado aún la salvajada de hace 30 años en Tiananmen.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación