Trump media en persona para impedir el cierre de una fábrica de coches

El presidente llama a la consejera delegada de General Motors para que impida la pérdida de 1.700 empleos en Ohio

David Alandete

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Una de las promesas de Donad Trump como candidato fue la de frenar el cierre de fábricas y la pérdida de empleos en el sector industrial. Por eso, cuando General Motors , el segundo mayor fabricante de coches de Estados Unidos, anunció que cierra una planta en Ohio en la que trabajan 1.700 personas, Trump llamó personalmente a la consejera delegada de la empresa, Mary Barra, y la instó a que busque alternativas al cierre y lo haga rápido.

Este lunes, en su primer mensaje en Twitter, el presidente ha pedido a General Motors y a los sindicatos que negocien «para mantener la planta abierta o busquen un comprador». En la planta afectada, en el pueblo de Lordstown, se fabricaba el modelo Cruze de la marca Chevrolet. Quedan apenas medio centenar de fábricas de automóviles en todo EE.UU., sobre todo por la externalización de la mano de obra a México o a China.

Precisamente Trump ha pedido a General Motors que «cierre una planta en México o China» para reabrir la de Ohio. Para que no parezca que culpa sólo del cierre a la empresa, Trump también ha criticado a los líderes sindicales de la planta clausurada, que han perdido sus puestos de trabajo. «El presidente del sindicato UAW Local 112, David Green, debe ponerse a trabajar. General Motors nos ha decepcionado pero otras empresas están trasladándose aquí», ha dicho.

Trump ganó en Ohio, el estado que, con Michigan, más se ha visto afectado por la pérdida de puestos de trabajo en el sector industrial. Se trata de un estado crítico para ganar las elecciones, que votó por Barack Obama en 2008 y 2012 y que le dio la espalda a los demócratas en 2016.

Antes de llegar a la Casa Blanca, cuando ya había ganado las elecciones, Trump consiguió, por medio también de mensajes en Twitter, que Ford, el primer fabricante del coches del país, renunciara a abrir una planta en México y creara, en su lugar , 700 puestos de trabajo en Michigan. Desde entonces, cada vez que una fábrica de coches se ha visto en apuros, Trump se ha remangado y se ha puesto manos a la obra para impedir personalmente el cierre.

A Trump le ha costado que la bonanza económica de EE.UU. —un desempleo por debajo del 4% y un crecimiento del 2,9% en 2018— se traduzca en más empleos en el sector industrial. En Ohio, por ejemplo, las cifras del paro se han mantenido prácticamente planas desde que el presidente tomara posesión del cargo en 2017. Lo cierto, según los analistas, es que la automatizació n de las cadenas de montaje y el uso de robots son hoy una amenaza mayor para el empleo que la externalización a otros países.

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