Trump ayuda a «Bibi» con su nuevo golpe a Irán

El presidente norteamericano no ha escondido su gran sintonía con Netanyahu

David Alandete

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Donald Trump es un enorme activo en Israel. Sus decisiones más atrevidas en política internacional han sido el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén y el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán. Esto le ha hecho mucho más popular en Israel que en Estados Unidos. Ayer, en vísperas de la votación en Israel, Trump aceptó una vieja petición de Benjamín Netanyahu : declaró a la Guardia Revolucionaria Iraní como grupo terrorista, una medida sin precedentes contra el brazo armado a de un estado extranjero.

El presidente norteamericano no ha escondido su gran sintonía con Netanyahu, aun cuando este se ha visto envuelto en escándalos de corrupción. Ha alabado con abundancia su gestión y le recibió en la Casa Blanca hace dos semanas para anunciar que EE.UU. reconocía los Altos del Golán, ocupados a Siria en 1967, como territorio soberano israelí. El primer viaje al extranjero de Trump le llevó a Israel, tras participar en una cumbre en Arabia Saudí. Y el sábado se dirigió en Las Vegas a la Coalición Judía Republicana, a la que dijo que cree que las elecciones de Israel “estarán muy ajustadas”.

Netanyahu, consciente de la popularidad de Trump en su país -un índice de aprobación del 69 %, según el centro demoscópico Pew- ha plagado Israel de carteles de los dos dándose la mano y sonriendo a cámara bajo el lema «una liga diferente». Es un cambio radical respecto a la penosa relación que Netanyahu mantenía con Barack Obama, un presidente norteamericano que no era excesivamente popular en Israel sobre todo por su política de contención hacia Irán.

Desde que en 2009 regresara al gobierno, Netanyahu ha acusado a Irán de ser la mayor amenaza existencial para su país, sobre todo por su apoyo a Hezbolá en Líbano y el régimen de Bachar el Asad en Siria. Obama desoyó sus advertencias y firmó un acuerdo de desnuclearización con Teherán, del que Trump se desentendió nada más llegar a la Casa Blanca. Ayer, finalmente, el presidente norteamericano designó al cuerpo militar de élite de los ayatolás como una organización terrorista, un paso que le permitirá no sólo reanudar sino también endurecer las sanciones contra Irán.

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