Tensión y violencia en París con la jornada XXIII de protesta de los chalecos amarillos

A primeras horas de la tarde, la estallidos de vandalismo se habían reproducido en varios puntos al este de París. Christophe Castanner, ministro del Interior, había advertido de los riesgos de un sábado negro

Manifestantes en las calles de París, hoy EFE

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Tensión y violencia en París, durante la XXIII jornada de manifestaciones y protestas de la franquicia de los chalecos amarillos, con un despliegue policial excepcional, para defender los alrededores de la catedral de Notre Dame.

Christophe Castanner, ministro del Interior, había advertido de los riesgos de un sábado negro. A primeras horas de la tarde, la estallidos de violencia y vandalismo se habían reproducido en varios focos de tensión al este de París.

Entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde, las manifestaciones parisinas transcurrieron en calma. A partir de las tres de la tarde, los antidisturbios tuvieron que lanzar gases lacrimógenos contra grupos incontrolados de chalecos amarillos de las tendencias de extrema izquierda más radicales.

Los servicios de seguridad comienzan a calificar de «ultraamarillos» a los grupúsculos dispuestos al vandalismo callejero con pretextos entre lo apocalíptico y lo incomprensible.

En una de las manifestaciones parisinas, entre el barrio de Bercy y la plaza de la Bastille, los «ultraamarillos» rompieron los cortejos para lanzar piedras, botellas y muebles contra la fuerza del orden, metiendo fuego a coches y motos, acompañados de fuegos callejeros. Las fuerzas del orden tuvieron que recurrir a los cañones de agua y los gases lacrimógenos para disolver a las bandas amarillas incontroladas.

A primeras horas de la tarde, las fuerzas del orden habían realizado 11.062 controles preventivos y 126 detenciones.

Fin a la tregua de Notre Dame

Desde el primer ultimátum de los chalecos, comunicado el pasado 16 de marzo, en el que hubo importantes disturbios, las autoridades han prohibido parcialmente las marchas, pero los «chalecos amarillos» han mantenido el nivel de movilización.

El viernes el ministro del Interior, Christophe Castaner, informó del despliegue de 60.000 policías y gendarmes en todo el país. Además, ya el sábado, la Policía ha emplazado a los «chalecos amarillos» a diferenciarse claramente de los «grupos violentos».

Uno de los líderes del movimiento, Jérôme Rodrigues, se ha lamentado por el «desgraciado» incendio del pasado lunes que devastó la cubierta de la Catedral de Notre Dame de París, pero ha advertido de que no debe servir para distraer la atención del debate político.

«Es una estrategia del Gobierno para vendernos mejor su programa electoral, que acabamos de denunciar durante la manifestación», ha declarado.

Las movilizaciones de los «chalecos amarillos» comenzaron en noviembre para protestar contra la subida de los impuestos al diésel y en diciembre alcanzaron su punto álgido con las protestas contra la represión de las manifestaciones hasta el punto que el presidente, Emmanuel Macron, anunció un paquete de medias económicas para mejorar las condiciones de vida de la clase media y trabajadora.

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