Recuento de papeletas en un colegio de Tulle, tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia
Recuento de papeletas en un colegio de Tulle, tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia - Reuters

El secreto de las encuestas francesas para evitar fracasos como el del Brexit o las elecciones de EE.UU.

Los sondeos y las estimaciones al cierre de las urnas prácticamente clavaron los resultados obtenidos en las dos vueltas de las elecciones presidenciales en el país vecino

Madrid / París Actualizado: Guardar
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Tras los batacazos demoscópicos de las elecciones en EE.UU. y España, el referéndum del Brexit o el plebiscito de Colombia, Francia ha sorprendido al mundo por la exactitud de sus encuestas en las dos vueltas de las presidenciales.

Pese a lo agitado de la campaña y al terremoto en el escenario político, tanto los últimos sondeos previos como las estimaciones al cierre de las urnas en cada votación prácticamente clavaron el resultado.

Con escasa diferencias, anticiparon el triunfo en ambas jornadas del centrista Emmanuel Macron, aunque con más precisión en la primera que en la segunda. También se aproximaron a los porcentajes del resto de aspirantes el 23 de abril y a los de Marine Le Pen del domingo.

¿Cuáles son las claves de estos certeros pronósticos? El presidente de la empresa demoscópica española GAD3, Narciso Michavila, apunta en primer lugar que la elección presidencial en Francia se celebra en un sistema de circunscripción única, que evita los complejos cálculos a los que obliga la división por provincias en España o por estados en EE.UU., por ejemplo.

El impacto del atentado y el duelo Macron-Le Pen

Michavila señala que otra ventaja es que se permitiera publicar sondeos hasta las 20.00 horas del viernes anterior a la votación, con lo que «pudieron medir incluso el impacto del atentado» del jueves anterior a la primera vuelta o el cambio de tendencia provocado por el duelo televisivo Macron-Le Pen en la semana de la segunda ronda. «Si se hubieran tenido que quedar con las encuestas de seis días antes, como en España, habrían dado solo un 57% de Macron», indica el experto.

También ayuda la alta participación que se da habitualmente en Francia, donde ronda el 80%, lo que reduce la incertidumbre sobre los votantes que se quedan en casa, indica. En esta ocasión, en la segunda vuelta la abstención superó el 25%, algo insual.

Por otra parte, en las predicciones que se ofrecen al cierre de los colegios hay notables diferencias con España. La Comisión de Sondeos de Francia prohibió publicar encuestas a pie de urna, las conocidas como «israelitas», y lo que se dio a conocer a las 20.00 horas fueron estimaciones a partir del recuento real de una serie de urnas cuidadosamente seleccionadas, que permiten ofrecer una proyección fidedigna del resultado final.

¿Y cómo se logra que estén a tiempo? La explicación es que las urnas no cierran a la misma hora en todas partes. Mientras en las grandes ciudades se clausuraron a las 20.00, en el resto del país lo hicieron una hora antes.

La fiabilidad es tal que durante las dos noches electorales las webs de los medios franceses no ofrecían apenas datos del escrutinio oficial del Ministerio del Interior, porque sus propias estimaciones de las 20.00 reflejaban mejor la realidad.

De hecho, en la primera vuelta Le Pen seguía en cabeza en los datos del ministerio con más del 70% escrutado, debido a que el voto urbano, más favorable a Macron, se contó más tarde que el rural.

Esta precisión demoscópica consolida una tradición de décadas, ya que los institutos de opinión galos apenas se han equivocado desde 1965. En la primera vuelta de las presidenciales de 2002 anunciaron a las 20.00 el histórico triunfo del candidato del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, horas antes de que lo confirmase el ministerio del Interior.

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