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Sarkozy se resiste a abandonar la vida pública - REUTERS

Sarkozy anuncia su candidatura a la presidencia de la República

Deja el liderazgo de Los Republicanos para presentarse a unas primarias en las que Juppé es favorito

CORRESPONSAL EN PARÍS Actualizado: Guardar
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Nicolas Sarkozy ha abierto el curso político francés, anunciando oficialmente su candidatura a la presidencia de la República. Es el pistoletazo de salida de un maratón que pondrá fin, según los sondeos, a la presidencia de François Hollande, y con Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional (FN, extrema derecha), haciendo campaña a favor de la salida de Francia de la UE. La próxima elección francesa se celebrará entre la última semana de abril y la primera semana de mayo del año próximo. Sarkozy estima que ha llegado la hora de abrir esa larga campaña.

Presidente de Los Repúblicanos (LR, derecha), Sarkozy todavía deberá participar en las elecciones primarias del centro derecha, a finales de noviembre, compitiendo con otros rivales (Alain Juppé, François Fillon y Bruno Le Maire) por el liderazgo electoral de las familias conservadores.

Pero, anticipándose al calendario de su propio partido, el expresidente publica mañana un libro, «Todo por Francia», en el que anuncia anticipadamente su candidatura a la reelección como jefe del Estado.

En la mejor y más profunda tradición personal, Sarkozy acelera y se lanza al galope, sable en ristre, cuando sus rivales continúan «reflexionando» durante los interminables atardeceres de finales de agosto, en las playas y lugares de recreo más tradicionales. «Todo por la Francia» es un libro de combate, una herramienta de guerra política sin cuartel, dividido en cinco capítulos en los que el candidato elige el tono de la derecha sin complejos, la derecha enérgica, orgullosa de sus valores, para lanzar dos campañas al mismo tiempo. Una contra sus rivales conservadores, presentándose a sí mismo como «paladín» de todas las derechas, contra el «centrismo fofo» y contra la extrema derecha de la familia Le Pen.

Otro favorito

Sin embargo, Alain Juppé (ex primer ministro de Chirac), sigue estando mejor cotizado que Sarkozy como posible candidato conservador y espera ganar las primarias de Los Republicanos. Mientras Juppé sigue esperando el «fin de las vacaciones» para volver a entrar en campaña, Sarkozy ha decidido salir corriendo, ya.

Con el verbo fogoso de un mariscal de campo al frente de una división blindada, Sarkozy ha empuñado una bandera de Francia y se presenta como el salvador providencial de una patria amenazada por diversas formas de decadencia: el conservadurismo burocrático socialista, la disolución de nuestros valores en un multiculturalismo fofo, el empobrecimiento nacional a través de una ética aleatoria y sin principios firmes.

Islam e inmigración

El puesto del islam en la Francia del siglo XXI es uno de los temas centrales del libro de Sarkozy y de su inmediata campaña. Para mejor apoyar su defensa de la identidad nacional, Sarkozy ha integrado en su equipo a varios jóvenes lobos hijos de inmigrantes marroquíes, partidarios de un islam perfectamente integrado en las instituciones del Estado.

Como ministro del Interior (2002 - 2005), Sarkozy se forjó una sólida reputación de personalidad enérgica. También sostuvo una política de «apertura y diálogo constructivo». Su primer ministra de Justicia, Rachida Dati, era hija de padre albañil, marroquí, musulmán piadoso, con dos hermanos traficantes de drogas. Una década más tarde, Dati es alcaldesa de un distrito parisino muy conservador, el VII. Y espera participar de alguna manera en la nueva campaña electoral de Sarkozy.

En un segundo plano, la cuestión de la inmigración es otro tema de trabajo capital. Sarkozy estima, desde hace años, que la UE debe revisar o renegociar el espacio Schengen, el espacio de seguridad interior del que forman parte 26 países europeos que han abolido los controles fronterizos, que comenzó a funcionar en 1995, y que atraviesa una crisis amenazante, con la llegada masiva a las fronteras europeas de inmigrantes de África y Oriente Medio. Sarkozy milita desde hace años por una revisión o renegociación que tiene muchos flecos continentales.

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