Requiem por el reparto de refugiados

El veto italiano al «Aquarius» da la puntilla a la reforma del Pacto de Dublín para dividir las cargas en la UE

Merkel durante la cumbre de la OTAN EFE
Enrique Serbeto

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La canciller alemana Ángela Merkel va a incrementar la presión sobre los países del Este de Europa para intentar que acepten una reforma del Reglamento de Dublín que pueda intentar racionalizar la cuestión de la inmigración en Europa . Aunque en el último consejo de ministros de Interior ya se puso de manifiesto la división radical entre los países, las tensiones políticas que se han desencadenado en el seno de la propia mayoría en Alemania le obligan a poner toda su energía en la búsqueda de un acuerdo en la cumbre europea de este mes. La constatación más relevante es que la brecha que divide a los países no disminuye, sino que aumenta y que el hecho de aplazar la discusión no haría sino empeorar el problema.

El pasado día 5, los ministros de Interior de la UE constataron en su reunión de Luxemburgo que las discrepancias entre los países sobre aspectos centrales como el reparto de los flujos de refugiados en caso de emergencia alejan cualquier posibilidad de llegar a un acuerdo en las próximas semanas. En palabras de uno de los participantes en la reunión, como el representante belga, el secretario de Estado para el Asilo y la Inmigración, Theo Francken , la reforma del reglamento de Dublín «está muerta».

El recién nombrado ministro italiano y vicepresidente del Gobierno, el nacional-populista Matteo Salvini , ni siquiera quiso asistir aduciendo que pensaba que cualquier propuesta empeoraría las cosas para Italia. Ese consejo de ministros debía haber preparado el terreno para la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno que tendrá lugar en Bruselas el próximo día 28 en la que se había planificado debatir una reformulación del mecanismo de Dublín para gestionar el asilo y la inmigración ilegal. A pesar de la premura de asuntos que en otros momentos serían extremadamente importantes, como la guerra comercial que ha desencadenado el presidente norteamericano Donald Trump o incluso el bloqueo de las negociaciones sobre el Brexit, la inmigración es el único tema que tiene efectos directos en la vida política interna de casi todos los países y se teme que pueda tenerlos en las elecciones europeas del año que viene.

La escenificación de una reconciliación este viernes entre el presidente francés, Emmanuel Macron , y el nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte , es la única buena noticia que se ha producido en este campo en las últimas horas, teniendo en cuenta las tensiones que el nuevo gobierno de Roma ha contribuido a producir bajo la órbita del canciller austriaco Sebastian Kurz y las consecuencias que estas han tenido en el seno de la coalición alemana.

Las amenazas de su ministro del Interior y líder de los cristianosociales bávaros, Horst Seehofer , representan la principal amenaza para la canciller y para la estabilidad política de Alemania , precisamente porque no están hechas a humo de pajas, sino que vienen del socio históricamente más imbricado (CSU) con la democracia cristiana (CDU) y pueden tener efectos dramáticos en Berlín. Para aliviar su incómoda posición frente a los que le exigen una política de más rigor frente a la inmigración ilegal, Merkel necesitaría un acuerdo a escala europea que sirva para repartir la presión entre los distintos socios comunitarios. Pero eso es lo que por ahora se considera imposible, teniendo en cuenta la oposición de los países del grupo de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría) y de los bálticos (Letonia y Lituania) que suman una minoría de bloqueo. La Comisión Europea ha empezado a incrementar la presión sobre esos países en diversas formas , la más evidente de las cuales es la amenaza de recortar los fondos estructurales, que son la expresión de la solidaridad de los países más ricos pero que según fuentes alemanas «no se corresponde con la falta de solidaridad que han demostrado» estos países en materia de acogida de refugiados. En el caso de Polonia, la Comisión tampoco abandona su investigación sobre las violaciones de los valores fundamentales por parte del actual gobierno de Varsovia.

No pasar página

El problema para todos es que a falta de un acuerdo, la UE no puede pasar página como ha hecho tradicionalmente cuando era imposible alcanzar el consenso sobre algún asunto concreto, porque la cuestión de la llegada masiva de inmigrantes está teniendo efectos reales sobre la estabilidad política en Europa y no hay síntomas de que estén disminuyendo, sino todo lo contrario. Los altos funcionarios europeos se ufanan en constatar que la unidad se mantiene en asuntos tan peliagudos como el Brexit o como la guerra comercial desencadenada por Estados Unidos . Pero en el campo de la inmigración irregular el desacuerdo puede cavar trincheras muy profundas que desestabilicen todo lo demás.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación