Reino Unido amenaza con recortes en caso de Brexit

La campaña a favor de la permanencia en la UE inicia su contraataque, «The Sun» les da un punto de ventaja y la libra se aprecia levemente

Londres Actualizado: Guardar
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El absurdo laberinto en que ha metido Cameron a su país con el referéndum europeo, jugándose su estabilidad a cara o cruz para intentar arreglar los líos familiares de su partido, queda claro cuando se contemplan los datos económicos de empleo publicados este miércoles. El Reino Unido, que según la campaña de «Leave Europe» está acogotado por formar parte de la UE y desbordado por los inmigrantes comunitarios, marcó su menor tasa de paro desde 2005, solo un 5 por ciento, con 1,6 millones de desempleados. La ocupación marca cifras de récord y los sueldos subieron un 2,3% en doce meses.

La libra remontó ayer levemente tras varias jornadas de caídas, porque al buen dato de empleo se sumó que el tabloide eurófobo «The Sun», el diario de más venta del país, publicó una encuesta que concede un punto de ventaja a la permanencia.

Además, Cameron ha iniciado su contrataque final tras unos días de dominio claro de «Leave», que se había puesto por delante en los sondeos (cuya fiabilidad es muy relativa tras su espectacular batacazo en las generales de hace un año).

Para intentar recuperar terreno, Cameron volvió a recurrir a las amenazas económicas, en realidad la única herramienta dialéctica que emplea, pues él también es euroescéptico de corazón y jamás habla de la UE en positivo. Simple y llanamente, ordenó a su ministro de Economía e íntimo amigo, George Osborne, que anunciase que en caso de Brexit el Gobierno se verá obligado a aplicar un tratamiento de caballo, «un presupuesto de emergencia» con dolor fiscal.

Al día siguiente habría que subir los impuestos, un 2 por ciento el de las rentas básicas, un 3 por ciento el de las altas y un 5 por ciento el de las herencias y los que gravan el alcohol y los carburantes. Además, se produciría un recorte de 2.500 millones de euros en el dinero destinado a pensiones y una reducción del 2 por ciento en los presupuestos de sanidad, colegios y defensa. También habría recortes del 5 por ciento en orden público, transporte y los fondos que manejan las autoridades locales.

Para dar solemnidad a la amenaza, esas medidas fueron anunciadas mano a mano por Osborne y el laborista Alistair Darling, en su día también responsable de la economía británica y que lideró la campaña por la permanencia en el referéndum de Escocia. Como anticipo, ambos habían firmado un artículo en «The Times», donde recordaron que desde el punto de vista contable dejar la UE es «un salto al vacío», por las pérdidas en comercio y la menor llegada de inversiones.

Promesas traicionadas

«Leave» desdeñó esas amenazas al instante y las tachó de «profecías histéricas», algo habitual. Pero como el Partido Conservador se ha vuelto ya una caja de grillos, donde las dagas vuelan sin pudores, esta vez fueron más allá: 65 de los 330 diputados tories han advertido que la situación de Osborne se tornaría «insostenible» si acomete esa modificación del presupuesto y recorta en sanidad y educación, pues habría traicionado lo prometido en el programa electoral del partido. Los 65 rebeldes incluso amenazan con plantear una cuestión de confianza.

Alistair Darling replicó que el ajuste en caso de Brexit se llevaría a cabo pese al obstáculo de los parlamentarios tories rebeldes, gracias a la alianza que establecería la bancada laborista con el Gobierno de Cameron. Pero Darling, un moderado, parece que no conoce bien a su nuevo jefe de filas. Al radical Corbyn le faltó tiempo para decir en el Parlamento, en la última sesión de control al primer ministro antes de la consulta, que los laboristas jamás permitirán ese presupuesto de emergencia con recortes.

Pero al menos Corbyn hizo un pequeño servicio a Cameron. Se puso evangélico y llamó «falsos conversos que se han caído del caballo camino de Damasco» a esos 65 diputados tories que ahora se revuelven contra un posible ajuste en servicios sociales. El líder laborista les recordó que en su día votaron a favor de la reducción de las ayudas familiares para niños, sin mostrar los escrúpulos morales que ahora invocan. «Por una vez le doy la razón», celebró Cameron viendo como zurraba a sus díscolos.

Más impuestos

George Osborne basa su posible ajuste en cálculos del Instituto de Estudios Fiscales (IFS), el organismo independiente de análisis, que asegura que las arcas públicas recibiría un golpe de 30.000 millones de libras con el Brexit (38.000 millones de euros). Para compensarlo, Osborne anunció que se recaudarían 15.000 millones de libras más mediante subidas de impuestos y se ahorrarían 15.000 en recortes.

La amenaza de esas durísimas medidas de austeridad será sin duda escuchada por el público de un país donde el bolsillo pesa mucho a la hora de tomar las decisiones electorales. Las alarmas sobre los riesgos económicas del Brexit son constantes. La dirección John Lewis, los grandes almacenes favoritos de los ingleses, acaba de advertir que el Brexit sería nocivo y le obligaría a subir sus precios. Proclamas similares de las compañías del retail pesaron mucho en el referéndum escocés, porque cuesta mucho asumir que tu voto por motivos más bien sentimentales lo vas a tener que pagar al día siguiente en la cesta de la compra.

La campaña por la permanencia está regulando su contraataque. El lunes y martes, los líderes conservadores mantuvieron silencio, para permitir que se visualizase un poco la mortecina campaña “In” del Partido Laborista. A Remain le quedan todavía dos ases en la manga: el informe final del FMI sobre qué sucedería con el Brexit, que se intuye tétrico, y una probable aparición de los tres primeros ministros vivos, Cameron, Blair y Major, pidiendo juntos formalmente el voto para Europa.

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