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El primer ministro italiano, Matteo Renzi, vota en un colegio electoral de Florencia (Italia) durante el referéndum sobre la reforma constitucional que celebra en Italia hoy, - Efe

Referéndum constitucional: Italia entra en una nueva era política

La dura campaña del referéndum ha crispado a una sociedad dividida

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Tanto los partidarios del «sí» como los del «no» tenían este domingo la convicción de que habían ganado la más dura batalla política librada por Italia en los últimos años cuando, a las once de la noche, se cerraron las urnas del referéndum al que habían sido convocados casi 47 millones de italianos. Italia se pronunció así sobre la reforma de la Constitución que entró en vigor el 1 de enero de 1948, después del fascismo y de la Segunda Guerra Mundial. Si gana el «sí» Matteo Renzi habrá obtenido una fundamental victoria que le permitirá diseñar el futuro político de su país en los próximos años. Pero en caso de que se rechace su reforma, el primer ministro italiano debe presentar su dimisión.

Aunque el presidente de la República, Sergio Matterella, aún podría jugar un importante papel de árbitro y no aceptar la dimisión de Renzi hasta que se apruebe la ley de presupuestos.

La consulta ha venido precedida por una durísima campaña electoral, que ha enfrentado a los italianos hasta el punto de dividir por la mitad al país, en un clima de crispación que muchos, como la escritora Dacia Maraini, calificaron de «guerra civil» sin armas, con graves insultos, acusaciones exageradas, mentiras y denuncias. Para reflejar la importancia de esta consulta se ha evocado el referéndum de junio de 1946 sobre monarquía y republica. Este corresponsal, visitando el colegio electoral situado en Corso Vitorio Emanuele II, pudo comprobar el recelo y hastío de los votantes: el deseo unánime era el de que pase cuanto antes esta «pesadilla» de la consulta; no les importaba decir si habían votado a favor o en contra de la reforma, pero rechazaban dar su nombre y mucho menos permitir una fotografía.

El gobierno y los promotores del «sí» defendieron la reforma constitucional porque consideran que aportará más estabilidad a Italia, que ha visto pasar 65 gobiernos en 70 años. También creían que aceleraría el Poder Legislativo al suprimir el bicameralismo perfecto, reduciendo el poder del Senado, que se convertiría en una cámara territorial (el 97 por 100 de las leyes serán aprobadas solo por la Cámara de Diputados). Además, se quitarían competencias a las regiones en áreas como sanidad, infraestructuras, transportes, turismo y educación, al establecer la «cláusula de supremacía» que permitiría al Estado tener siempre la última palabra en cualquier contencioso, tutelando así la unidad jurídica o económica de la nación.

Las encuestas —su difusión ha estado prohibida en las dos últimas semanas— han dado siempre ganador al frente del «no» por varios puntos, aunque en los últimos sondeos las diferencias se habían reducido. La participación se vislumbraba decisiva. El porcentaje de indecisos por acercarse a las urnas fue alto hasta última hora. Su voto ha podido ser decisivo: Antonio Valente, director de Lorien Consulting, calculó que si la afluencia a las urnas era superior al 58 por 100, el escenario sería prácticamente de empate y la victoria del «sí» o del «no» podría decidirse por un puñado de votos.

Los sondeos han indicado siempre que el norte del país, más rico e industrializado, era más favorable a la reforma que el sur. De ahí que Matteo Renzi se haya volcado en la campaña sobre todo con las regiones sureñas, en particular Sicilia. El primer ministro cerró la campaña en Palermo —antes de viajar a Florencia— y prometió a los sicilianos celebrar la próxima cumbre de los siete países más industrializados del mundo, el G-7, en Taormina (Sicilia), a finales de mayo.

Renzi planteó en su discurso de investidura, el 24 de febrero 2014, la reforma constitucional como la prioridad de su acción de gobierno. Algo más de dos años han durado los debates en comisión y plenos de la Cámara de Diputados y del Senado para una reforma que afecta a 47 artículos de los 139 de la Constitución.

Desgastar al Gobierno

Al pretender el primer ministro convertir el referéndum en un plebiscito, la oposición ha aprovechado para criticarlo y desgastar a su gobierno. El socialista Renzi ha demostrado poco sentido institucional de su cargo, al imprimir a la consulta un carácter plebiscitario para legitimarse.

En buena medida, en esta consulta un alto porcentaje de italianos ha votado sobre la gestión del gobierno Renzi, sin importarles el contenido de la reforma. Ha sido una campaña llena de odio que dejó exhaustos a los ciudadanos y, sobre todo, dañó la imagen del país porque prácticamente quedó paralizado.

Después del voto del Brexit en Gran Bretaña y del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, la situación de Italia ha creado especial preocupación en toda Europa, teniendo en cuenta la agresividad que han mostrado en la campaña los partidos populistas, en particular el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo y la xenófoba Liga Norte. Curiosamente, en los últimos días de campaña electoral, la frase más pronunciada por el frente del «sí» —con Matteo Renzi a la cabeza— y del «no», —con Beppe Grillo como líder más destacado de los opositores— ha sido la misma: «Demos un golpe a la casta política». Un eslogan trasversal de tonos antisistema por parte de ambos frentes.

Polémica ley electoral

Un importante convidado de piedra se presentó en la campaña para encrespar aún más los ánimos: la ley electoral, denominada «Italicum», aprobada en mayo de 2015. Muchos la critican porque puede dar excesivo poder a un solo partido. Los críticos consideran que esta ley, que Renzi calificó como «la mejor del mundo», cuando estaba eufórico y se veía invencible, podría abrir las puertas al populismo del Movimiento 5 Estrellas. El «Italicum» contempla un premio de mayoría del 55% de los escaños de la Cámara de Diputados a la lista que supere el 40% de los votos en la primera vuelta. Si este porcentaje no lo alcanza ninguna formación, habría una segunda vuelta. En todos los sondeos realizados, siempre sale ganador el M5E en caso de segunda ronda. De ahí que, tras las presiones recibidas, Renzi diera su brazo a torcer, consciente del peligro que representa Grillo, y prometiera cambiar la ley electoral en un plazo de tres a seis meses, si se aprueba la reforma constitucional.

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